martes, 27 de diciembre de 2011

Drive, de Nicolas Winding Refn


El caso de esta película no deja de ser curioso, una de esas casualidades que ocurren de vez en cuando para disfrute del público amante del buen cine. El director danés de apellido compuesto impronunciable se presentó en el último Festival de Cannes 2011 para poder vender su película, que incluso después de su visionado no queda claro si se trata de cine independiente o de una película comercial más de la cartelera. En el fondo no es ni lo uno ni lo otro, sino una aproximación al género negro que tiene lugar en la actualidad, en la ciudad de Los Ángeles y que tiene como principal artífice a un director europeo que no renuncia a su propio estilo, alejándose conscientemente de otros títulos similares donde ocurren persecuciones de coches, potentes escenas de violencia y líos con la mafia.

El director se llevó una gran ovación en el Festival, del todo inesperada, junto con el Premio a Mejor Director. Las críticas positivas no han parado desde entonces y es que la cosa lo merece en un proyecto muy personal desde la elección de los actores a la banda sonora o la forma de contarnos una curiosa historia donde un doble de escenas de acción que trabaja con coches, interpretado de maravilla por un sobrio y muy seguro Ryan Gosling, en lo que parece va a ser el mejor año de su carrera cinematográfica, se gana unos pavos extra prestando sus servicios como coche de huida para diversos delitos, como muy bien se muestra con esa larga secuencia inicial, prólogo de la historia, llena de tensión y con un uso acertadísimo de la música y el sonido –espectacular el paralelismo con el partido de la NBA-, que emociona con muy poco y atrapa al espectador para el resto del metraje.

La película cobra un nuevo sentido cuando el tipo duro y callado se topa en su edificio con una mujer y su pequeño, con los que entabla una relación trufada de canciones románticas, miradas repletas de sentimientos y que deja una puerta abierta a la felicidad. Carey Mulligan, ese chiquilla que pasa desapercibida y que ya hemos visto en muy variados papeles (Nunca me abandones, Hermanos, Enemigos públicos, An Education) y que es capaz de expresar mucho con apenas diálogos, destinada a cambiarle la vida al protagonista.

La cosa empieza a ponerse más movida cuando el resto del reparto, cuidadosamente escogido, va tomando forma y cobrando protagonismo, lo que forzará al joven conductor, pasivo al principio, a desatar toda una espiral de cruda violencia que amenaza con consumirlos a todos. Bryan Cranston (Contagio) es la necesaria figura paternal, algo patética en su concepción y en sus infinitos errores y Albert Brooks destaca con un papel de mafioso y asesino, nominado al Globo de Oro. En menor medida contribuyen los actores Oscar Isaac (Robin Hood, Ágora, Red dementiras) como el marido que vuelve de la cárcel en busca de su familia y al que los problemas le han seguido desde allí; Christina Hendricks (la jefa de secretarias de Mad Men) o Ron Perlman (Crónicas mutantes) también aparecen, cada uno a su manera disfrutando de buenos momentos en pantalla, sobre todo cuando se encuentren cara a cara con el conductor.

Drive recuerda a esas películas de justicieros duros, solitarios y parcos en palabras, pero de gran corazón, que lo mismo dan un caramelo a un niño que vacían su cargador en el malo de turno y que tan famosos se hicieron en el cine de los 80 y principios de los 90. Pero tanto la interpretación de Gosling, como sobre todo el acierto de su director –elegido para su trabajo por el propio actor principal- lo diferencian de ello debido a los silencios que dicen más que los diálogos y las escenas de acción y violencia bien planificadas, sin alardes innecesarios ni explosiones, que suceden rápido y de forma bestial. Algo que me hace pensar más en directores como Cronenberg o David Lynch y en un género negro que ha tenido su lugar en la ciudad de Los Ángeles y del que ésta película es una gran reinterpretación y adaptación a los nuevos tiempos.

Cine arriesgado y diferente, una mezcla muy curiosa del independiente americano con una perspectiva muy europea, que podría pasar perfectamente por un taquillazo más, pero que por desgracia no va a ser así, ya que las recaudaciones en Estados Unidos no han sido todo lo buenas que deberían. Y eso que arrancó una ovación en Cannes en el momento de su proyección. 

2 comentarios:

  1. Precisamente la vi ayer. Me encantó. Estoy de acuerdo en lo de Ryan Gosling, este chico cada vez va a más... me gustó mucho en 'Blue Valentine' cuando la vi en el Festival de Gijón. Este será su año. A ver qué tal está en 'Los Idus de Marzo'.

    Un saludo y bonito blog.

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  2. Tengo pendiente Blue Valentine y Los idus de Marzo, a ver si saco tiempo y me animo.

    Caerá la reseña por aquí.

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