lunes, 26 de diciembre de 2011

Misfits. Tercera temporada


Una de las series británicas más exitosas del momento que va ya por su tercera temporada y que ha anunciado hace poco la renovación para una cuarta. Ocho capítulos más que vienen a sumarse a los 13 anteriores, a los que hay que sumar un especial emitido en la web de la cadena E4 y que venía a hacer de puente entre la segunda y tercera temporada, ya que había ocurrido un hecho significativo en los despachos que necesitaba de explicación en la ficción: el actor Robert Sheehan, que interpretaba al personaje más conocido de la serie, el irreverente Nathan, abandonaba la producción y en dicho episodio fantasma se explicaban las razones, con todo el humor que le caracteriza –lo del conejo, sencillamente, no tiene nombre-. La acción, por cierto, transcurría en Las Vegas.

Los guionistas de la serie lograron una segunda temporada muy redonda y que acaba en un punto difícil de continuar si se quería ser fiel a la esencia de la serie: al abandono de uno de los protagonistas se sumaba que sus personajes ya habían cumplido con su labor de servicio a la comunidad y además habían perdido sus poderes, siendo reemplazados por otros que el público desconocía. Así que tocaba un reboot en toda regla, introduciendo un par de personajes nuevos como Rudy, el cual puede duplicarse a sí mismo en graves momentos emocionales y que se supone debe llenar el vacío dejado por Nathan; y Seth, el traficante de superpoderes del último episodio, el del especial navidad, que pasará a ser recurrente en las tramas.

Por desgracia, aunque los chavales acaben volviendo a tener que cumplir servicios o sigan asesinando impunemente –siempre por error- a todo el que se cruza por el centro, esta última entrega de Misfits ha sido la más descafeinada y me ha parecido mucho peor que la temporada anterior. Echo en falta una trama más arraigada en todos los episodios como la que envolvía al hombre de la máscara, que aquí sigue dando coletazos pero de una manera poco convincente. En esta temporada se han centrado más en cómo reaccionan a sus nuevos poderes y a seguir ofreciendo historias delirantes en cada uno de los capítulos como zombies, intercambios de cuerpos, espíritus, alguna que otra reflexión sobre el heroísmo o, la mejor de todas, una Inglaterra bajo el dominio nazi, con el mejor momento de todo el año cuando Kelly se encuentre con Hitler.

¿Es esto suficiente para mantener la serie a flote? Pues parece que sí. Creo que han salido perdiendo con la marche de Nathan, pero sin embargo es todo un acierto que Rudy, su sustituto, mucho más deslenguado que sus compañeros, tenga su personalidad propia y no se convierta en un mero doble. Sigue habiendo mucho sentido del humor bestia, lenguaje malsonante, sexo, violencia y argumentos delirantes que llevan la cosa hacia terrenos inexplorados. Pero, sin saber muy bien cómo, han perdido algo de frescura y la cosa ya me parece redundante y ya vista.

Aún así se las arreglan para dejar la cosa en su última entrega con un cierto interés, para que volvamos el año que viene a por más ración de Misfits, sobre todo con esa separación del grupo que ha tenido lugar en los momentos finales del último episodio. ¿Cómo resolverán los guionistas problemas como la muerte o el viaje en el tiempo? Seguramente de la manera más graciosa y alocada posible. 

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