El caso de esta película no deja de ser curioso, una de esas
casualidades que ocurren de vez en cuando para disfrute del público amante del
buen cine. El director danés de apellido compuesto impronunciable se presentó
en el último Festival de Cannes 2011 para poder vender su película, que incluso
después de su visionado no queda claro si se trata de cine independiente o de
una película comercial más de la cartelera. En el fondo no es ni lo uno ni lo
otro, sino una aproximación al género negro que tiene lugar en la actualidad,
en la ciudad de Los Ángeles y que tiene como principal artífice a un director
europeo que no renuncia a su propio estilo, alejándose conscientemente de otros
títulos similares donde ocurren persecuciones de coches, potentes escenas de
violencia y líos con la mafia.
El director se llevó una gran ovación en el Festival, del
todo inesperada, junto con el Premio a
Mejor Director. Las críticas positivas no han parado desde entonces y es
que la cosa lo merece en un proyecto muy personal desde la elección de los
actores a la banda sonora o la forma de contarnos una curiosa historia donde un
doble de escenas de acción que trabaja con coches, interpretado de maravilla
por un sobrio y muy seguro Ryan Gosling, en lo que parece va a ser el mejor año
de su carrera cinematográfica, se gana unos pavos extra prestando sus servicios
como coche de huida para diversos delitos, como muy bien se muestra con esa
larga secuencia inicial, prólogo de la historia, llena de tensión y con un uso
acertadísimo de la música y el sonido –espectacular el paralelismo con el
partido de la NBA-, que emociona con muy poco y atrapa al espectador para el
resto del metraje.
La película cobra un nuevo sentido cuando el tipo duro y
callado se topa en su edificio con una mujer y su pequeño, con los que entabla
una relación trufada de canciones románticas, miradas repletas de sentimientos
y que deja una puerta abierta a la felicidad. Carey Mulligan, ese chiquilla que
pasa desapercibida y que ya hemos visto en muy variados papeles (Nunca me abandones, Hermanos, Enemigos públicos, An Education) y que es capaz de expresar mucho con apenas
diálogos, destinada a cambiarle la vida al protagonista.
La cosa empieza a ponerse más movida cuando el resto del reparto,
cuidadosamente escogido, va tomando forma y cobrando protagonismo, lo que
forzará al joven conductor, pasivo al principio, a desatar toda una espiral de
cruda violencia que amenaza con consumirlos a todos. Bryan Cranston (Contagio) es la necesaria figura
paternal, algo patética en su concepción y en sus infinitos errores y Albert
Brooks destaca con un papel de mafioso y asesino, nominado al Globo de Oro. En menor medida contribuyen los actores
Oscar Isaac (Robin Hood, Ágora, Red dementiras) como el marido que vuelve de la cárcel en busca de su familia y
al que los problemas le han seguido desde allí; Christina Hendricks (la jefa de
secretarias de Mad Men) o Ron
Perlman (Crónicas mutantes) también
aparecen, cada uno a su manera disfrutando de buenos momentos en pantalla,
sobre todo cuando se encuentren cara a cara con el conductor.
Drive recuerda a
esas películas de justicieros duros, solitarios y parcos en palabras, pero de
gran corazón, que lo mismo dan un caramelo a un niño que vacían su cargador en
el malo de turno y que tan famosos se hicieron en el cine de los 80 y
principios de los 90. Pero tanto la interpretación de Gosling, como sobre todo
el acierto de su director –elegido para su trabajo por el propio actor
principal- lo diferencian de ello debido a los silencios que dicen más que los
diálogos y las escenas de acción y violencia bien planificadas, sin alardes
innecesarios ni explosiones, que suceden rápido y de forma bestial. Algo que me
hace pensar más en directores como Cronenberg o David Lynch y en un género
negro que ha tenido su lugar en la ciudad de Los Ángeles y del que ésta
película es una gran reinterpretación y adaptación a los nuevos tiempos.
Cine arriesgado y diferente, una mezcla muy curiosa del
independiente americano con una perspectiva muy europea, que podría pasar
perfectamente por un taquillazo más, pero que por desgracia no va a ser así, ya
que las recaudaciones en Estados Unidos no han sido todo lo buenas que
deberían. Y eso que arrancó una ovación en Cannes en el momento de su
proyección.




Precisamente la vi ayer. Me encantó. Estoy de acuerdo en lo de Ryan Gosling, este chico cada vez va a más... me gustó mucho en 'Blue Valentine' cuando la vi en el Festival de Gijón. Este será su año. A ver qué tal está en 'Los Idus de Marzo'.
ResponderEliminarUn saludo y bonito blog.
Tengo pendiente Blue Valentine y Los idus de Marzo, a ver si saco tiempo y me animo.
ResponderEliminarCaerá la reseña por aquí.