jueves, 29 de diciembre de 2011

Lobezno contra los X-Men, de Jason Aaron & Daniel Acuña


Portadas de Jae Lee
Minisaga dentro de un todo más grande y más importante que destaca sin duda por el arte del español Daniel Acuña al dibujo completo, con una historia que se ha narrado en la nueva colección del personaje, el cuarto volumen ya, concretamente en los números 6 al 9 USA, publicados en Estados Unidos apenas unos meses y en España hace unas semanas.

Aaron se ha convertido en lo que Lobezno más necesitaba: un guionista centrado en recuperar aquello que le hizo más popular, cuando el guionista era Larry Hama. De esa forma Aaron opta por historias de acción y aventura, muy ligadas al universo donde se mueve Logan –la Patrulla-X o los Vengadores son personajes recurrentes- sin renunciar a revelar jugosos datos del pasado del protagonista. Lo que ocurre es que a estas alturas Lobezno ha pasado una etapa muy caótica donde prácticamente se ha destrozado toda continuidad posible del personaje, por lo que cada vez resulta más difícil hacer algo productivo con él.

Pero el nuevo guionista estrella de Marvel ha sabido muy bien adaptarse a tales dificultades y hacerlas suyas, contando historias míticas desde un punto de vista diferente y al tiempo arreglando algunos de los desaguisados de la historia reciente del mutante más famoso de la compañía.

De ese modo Aaron se encuentra inmerso en una gran saga donde Logan va a ver su status quo cambiado para siempre: una nueva hermandad de villanos en la sombra llamado La Mano Derecha Roja ha conseguido enviar el alma de Lobezno al infierno. Con la ayuda de los Motoristas Fantasma, del Hijo de Satán y de su nueva novia Melita, al alma y la esencia de Lobezno logran volver a un cuerpo poseído por una caterva de demonios que lo manejan como si de una marioneta se tratase. En ese momento entra en escena la Patrulla-X y es aquí cuando llega Daniel Acuña a narrar sus números, de una manera espectacular, cada vez menos estático en la acción y con mayor lujo de detalle. Su progresión está siendo muy buena y sin duda se convertirá en un dibujante a tener muy en cuenta en el futuro.

De esa forma presenciamos una historia ya antes vista como es el cuerpo poseído de Logan enfrentándose a sus aliados más cercanos, pero con una vuelta de tuerca muy interesante: ahora Cíclope ha escarmentado y tiene un plan de contención para ni más ni menos que aniquilar a Lobezno. La historia se nos narra en paralelo, con una trama que tiene lugar en el plano psíquico y otra que tiene lugar en el interior de la mente del canadiense, uno de los grandes aciertos de Aaron en su guión, con cantidad de detalles sobre la esencia del personaje.

La saga acaba con un epílogo que es también parte final a su vez de la primera historia del guionista con el personaje, cuando Lobezno andaba a la caza de Mística, que tiene mucho que ver con el calvario que está sufriendo Logan –ya hablé de ella de forma particular, aquí-.

Aaron lo está haciendo muy bien en la colección de Lobezno, vale la pena seguirlo con atención, pero es una lástima que lo hayan cargado con un dibujante como Renato Guedes. Menos mal que no es muy rápido y aquí ha podido contar con los lápices de Acuña, que aporta su arte y su marcado estilo pictórico para que esta saga destaque sobre todas las demás.

Una de las mejores historias de Lobezno que leo en mucho tiempo y que vale la pena reseñarse. 

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