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| Portadas de Jae Lee |
Minisaga dentro de un todo más grande y más importante que
destaca sin duda por el arte del español Daniel Acuña al dibujo completo, con
una historia que se ha narrado en la nueva colección del personaje, el cuarto
volumen ya, concretamente en los números 6 al 9 USA, publicados en Estados
Unidos apenas unos meses y en España hace unas semanas.
Aaron se ha convertido en lo que Lobezno más necesitaba: un
guionista centrado en recuperar aquello que le hizo más popular, cuando el
guionista era Larry Hama. De esa forma Aaron opta por historias de
acción y aventura, muy ligadas al universo donde se mueve Logan –la Patrulla-X
o los Vengadores son personajes recurrentes- sin renunciar a revelar jugosos
datos del pasado del protagonista. Lo que ocurre es que a estas alturas Lobezno
ha pasado una etapa muy caótica donde prácticamente se ha destrozado toda
continuidad posible del personaje, por lo que cada vez resulta más difícil
hacer algo productivo con él.
Pero el nuevo guionista estrella de Marvel ha sabido muy
bien adaptarse a tales dificultades y hacerlas suyas, contando historias
míticas desde un punto de vista diferente y al tiempo arreglando algunos de los
desaguisados de la historia reciente del mutante más famoso de la compañía.
De ese modo Aaron se encuentra inmerso en una gran saga
donde Logan va a ver su status quo cambiado para siempre: una nueva hermandad
de villanos en la sombra llamado La Mano Derecha Roja ha conseguido enviar el
alma de Lobezno al infierno. Con la ayuda de los Motoristas Fantasma, del Hijo
de Satán y de su nueva novia Melita, al alma y la esencia de Lobezno logran
volver a un cuerpo poseído por una caterva de demonios que lo manejan como si
de una marioneta se tratase. En ese momento entra en escena la Patrulla-X y es
aquí cuando llega Daniel Acuña a narrar sus números, de una manera
espectacular, cada vez menos estático en la acción y con mayor lujo de detalle.
Su progresión está siendo muy buena y sin duda se convertirá en un dibujante a
tener muy en cuenta en el futuro.
De esa forma presenciamos una historia ya antes vista como
es el cuerpo poseído de Logan enfrentándose a sus aliados más cercanos, pero
con una vuelta de tuerca muy interesante: ahora Cíclope ha escarmentado y tiene
un plan de contención para ni más ni menos que aniquilar a Lobezno. La historia
se nos narra en paralelo, con una trama que tiene lugar en el plano psíquico y
otra que tiene lugar en el interior de la mente del canadiense, uno de los
grandes aciertos de Aaron en su guión, con cantidad de detalles sobre la
esencia del personaje.
La saga acaba con un epílogo que es también parte final a su
vez de la primera historia del guionista con el personaje, cuando Lobezno
andaba a la caza de Mística, que tiene mucho que ver con el calvario que está
sufriendo Logan –ya hablé de ella de forma particular, aquí-.
Aaron lo está haciendo muy bien en la colección de Lobezno,
vale la pena seguirlo con atención, pero es una lástima que lo hayan cargado
con un dibujante como Renato Guedes. Menos mal que no es muy rápido y aquí ha
podido contar con los lápices de Acuña, que aporta su arte y su marcado estilo
pictórico para que esta saga destaque sobre todas las demás.
Una de las mejores historias de Lobezno que leo en mucho
tiempo y que vale la pena reseñarse.




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