martes, 24 de enero de 2012

Abe Sapien: El ahogado, de Mike Mignola & Jason Shawn Alexander

Mike Mignola tiene un don especial para los cómics. Lleva demostrándolo desde sus inicios, cuando dibujaba por encargo para editoriales como Marvel y DC. Pero pronto se dio cuenta de que eso no era para él y de la mano de Dark Horse puso en el mercado a su personaje más célebre, Hellboy. Y el resto, como se suele decir, es historia.

Desde entonces Mignola ha estado volcado con su criatura y ha evolucionado desde unas historias autoconclusivas de clara influencia pulp, de acción, misterio, aventura y terror a una forma más serializada de narrar la historia del diablo rojo. Con el paso del tiempo y del éxito, al guionista y dibujante se le quedó pequeño el formato elegido para publicar Hellboy –series limitadas de extensión variable, entre 5 u ocho entregas, por ejemplo-. Fue entonces cuando se dio luz verde al primer spin-off de Hellboy: AIDP o Agencia de Investigación y Defensa Paranormal, el grupo gubernamental al que pertenecía el investigador paranormal y que comenzaba a vivir sus propias aventuras tras la decisión de su mejor agente, el propio Hellboy, de tomarse unas largas vacaciones alejado del cuartel general. Mignola decidió dejar en este caso los lápices en otros dibujantes y encargarse tan solo de los guiones para, al poco tiempo, trabajar de coargumentista y de supervisor con la dupla John Arcudi y Guy Davis como artistas principales.

Pese a seguir realizando colaboraciones esporádicas, Mignola tenía en danza dos series principales cada vez más metidas en su particular universo y con una carga cada vez más grande de continuidad. Es por eso que ha seguido dando salida a una serie de productos que le permiten seguir haciendo aquello que tanto le gusta y que tan bien se le da: contar historias siguiendo su particular estructura, la cual ha explotado hasta la saciedad y a la que todavía continúa sacándole partido. Historias más autocontenidas en series limitadas de cinco o seis números que siguen el mismo leit-motiv: en algún emplazamiento alejado tienen lugar una serie de hechos aislados extraños que llaman la atención del protagonista que, tras llegar al centro del problema, se enfrenta a la causa última y acaba con ella preferentemente a puñetazos o a tiros. Ligeros toques de horror, mucha aventura de acción envuelto todo en un ambiente oscuro y gótico con una fuerte influencia del folklore europeo –y norteamericano en menor medida-. Hasta ahora hemos visto series limitadas protagonizadas por los primeros miembros de la AIDP, por Bogavante Johnson y ahora toca el turno a Abe Sapien.

En este caso nos encontramos en los años ochenta cuando Hellboy se ha tomado una excedencia de unos años de su trabajo en la agencia. Hasta ahora Abe Sapien ha sido su compañero de aventuras, pero ahora por fin le ha llegado la hora de liderar una misión en solitario: tendrá que partir hacia la costa francesa, a una pequeña isla donde tiempo atrás un ocultista inglés libró una batalla con una serie de demonios. Aprovechando sus particularidades físicas únicas, Abe se encontrará en medio de un pueblo sitiado por una antigua maldición a la que deberá hacer frente, esta vez sin la estimable ayuda de su mejor amigo.

La fórmula se vuelve a repetir con cierto grado de éxito: Mignola guioniza, dibuja las portadas y ayuda en el diseño al dibujante Jason Shawn Alexander, un ilustrador norteamericano que ha realizado ciertas colaboraciones con Dark Horse y que aporta el estilo oscuro y sucio necesario para este tipo de historias, si bien añade más detalles a su dibujo del que estamos acostumbrados con Mignola. El lector gana por dos motivos: se encuentra con un dibujo adecuado a lo que se está contando y deja descansar un poco el estilo de Mignola, que es del todo inimitable y al mismo tiempo el propio creador tiene un poco más de tiempo y de cancha para desarrollar su historia, a la que a veces se le achaca simpleza. Y de hecho el guión de Mignola es más elaborado de lo normal, de nuevo con toques de Poe o de Lovecraft, mezclando magia, justicieros ocultistas, demonios del pasado y deidades marinas, todo ello con Abe Sapien en medio luchando por su vida.

Siempre es una alegría rencontrarse con un artista como Mignola y mientras nos van llegando sus siguientes aventuras, es un placer perderse en su particular universo de la mano de los mejores secundarios del mismo. Esta vez ha sido el hombre pez encontrado en un sótano de la ciudad de Washington. ¿Quién será el siguiente?

No hay comentarios:

Publicar un comentario