Séptimo volumen ya de las andanzas de tan peculiar
personaje, mi primera vez con la creación del guionista y dibujante Santiago
Valenzuela, sin duda gracias al Premio Nacional del Cómic 2011 que hace
bien poco se le otorgó y que ha facilitado su difusión.
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Y tengo que reconocer que me ha producido sentimientos
encontrados su lectura: indefensión ante la propuesta del donostiarra;
desconcierto ante sus tramas y sus ideas o
admiración por la complejidad y acierto de su dibujo.
Valenzuela lleva desde 2002 embarcado en su obra más
personal, cuyo séptimo volumen es este Plaza Elíptica, a priori momento
ideal para engancharse a la serie ya que, argumentalmente, se podía hablar de
inicio de un nuevo ciclo en las aventuras del capitán Torrezno. Hasta ahora
había oído hablar de estos cómics mayormente por reseñas en la web y de verdad
había captado mi atención, pero no había sido capaz de encontrarme con los
primeros números y no me apetecía subirme a la historia en un capítulo
intermedio. Ha querido la casualidad que con el Premio Nacional han aparecido
los números anteriores, pero no pude desaprovechar la ocasión de que el propio
Valenzuela me dedicara Plaza Elíptica y allí mismo lo compré y tras su
lectura me ha ocurrido exactamente aquello que pretendía evitar, quedándome la
sensación de haberme subido a un tren ya en marcha con mucho camino a su
espalda.
Sin embargo, hay algo en el buen hacer de Valenzuela que me
ha cautivado. Lo noto, el aficionado al cómic que hay en mí sabe, a ciencia
cierta, que ha sido atrapado en el personal mundo del autor, a medio camino
entre la parodia y la épica, en lo que parece ser un tópico argumental como
punto de inicio: el del protagonista desplazado en el espacio y el tiempo que
se desenvuelve en un mundo ajeno de fantasía tan bien como puede y que a su
pesar acaba siendo de vital importante para los devenires de las criaturas que
lo habitan. Como si se tratara de La historia interminable o de Joe el Bárbaro, reseñado aquí hace poco, pero a un nivel de complejidad y
profundidad mucho más elevado.
Los inicios de Plaza Elíptica son exigentes con el
lector: en las primeras 50 páginas hay hasta tres historias diferentes contadas
en paralelo, las cuales son imposibles de relacionar entre sí y espero hallen
cumplida explicación, si no en la siguiente entrega, cuando me haga con las
anteriores. De ese modo tenemos una conversación profunda y farragosa que solo
tiene lugar en cajas de texto entre lo que parece ser un maestro y su alumno,
discutiendo sobre religión o filosofía. Las imágenes de Valenzuela, a medio
camino entre lo onírico, lo conceptual o lo surrealista, llaman la atención por
sí solas, tal es el detalle y composición de las mismas. Luego tenemos una
serie de amigos que se reúnen en un bar de cañas en Madrid o un individuo
anónimo que intenta recuperar su identidad y sus recuerdos con la ayuda de una
nueva médico, psiquiatra o psicóloga.
Luego la cosa cambia y el autor se toma su tiempo para
desarrollar con parsimonia los tejemanejes políticos, sociales y de religión
que tienen lugar en ese mundo de fantasía donde habita Torrezno, que ya no es
capitán sino general y cuya ciudad, que acaba de sobrevivir a una catástrofe,
se prepara para reanudar la guerra y expandir sus dominios. La historia está
contada desde el punto de vista de lo que parece ser un superviviente en plena
convalecencia que ha logrado llegar a un lugar apartado, lo que nos indica que
todavía queda mucho por contar, ya que el tebeo acaba con un gran continuará.
La labor en el diseño y dibujo de ese mundo es muy grande y
las tramas son veraces y complejas. En general no se trata de un cómic que se
puede leer de buenas a primeras y en los ratos libres: son 150 páginas
aproximadamente repletas de texto, de diálogos y de dibujos espectaculares, lo
que viene a ser un argumento complejo que toca muchos palos, donde se aprecia
la crítica y la parodia y una gran cantidad de referencias difíciles de
identificar todas ellas.
Parece ser una parte pequeña de un todo muy interesante,
pero como tal tiene entidad propia. Como he comentado antes, se trata de mi
primera aproximación a la obra de Valenzuela y me ha atrapado sin remedio.
Espero no tardar mucho en ponerme al día con los capítulos anteriores, a la
espera de la próxima publicación del octavo tomo de Las aventuras. Vale
mucho la pena.
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Consigue Extramuros, que es impresionante, o Capital de provincias del dolor, o el ultimo, que quizá sea el mejor (La Estrella de la Mañana)
ResponderEliminarLa Estrella de la Mañana es una compra segura de aquí a algún tiempo, pero los anteriores tengo cierta dificultad para encontrarlos y todavía no me he planteado buscarlos.
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