La producción nacional de ficción de la cadena de Fuencarral no acaba de convencerme. Tratándose de un canal donde la polémica es el plato fuerte del día y donde no tienen ningún complejo en dedicar la mayoría de su programación al corazón ya no rosa, sino amarillo; o a emitir continuamente realitys que solo sirven para retroalimentar su propia parrilla de personajes a cada cual más chabacano y ridículo, resulta extraño que no hayan decidido apostar por una serie de contenidos más arriesgados de cara al espectador.
Después de todo estamos hablando de una cadena donde los anunciantes se retiran de uno de sus programas estrella, donde se pagan cuantiosas multas por informaciones falsas y dañinas o donde se pasan las legislaciones pertinentes por el gran arco del triunfo. Sencillamente, Telecinco tiene un espectador bastante marcado y no necesita contentar a todos los públicos a todas las horas. Pero si echamos un vistazo a su parrilla de series, no parece eso: Cheers ha sido uno de los grandes fracasos de la temporada; Homicidios más de lo mismo, pese a que consiguió emitir todos los capítulos a deshora; Tierra de lobos fue un despropósito; y tanto Ángel o demonio como Punta escarlata, curiosamente sus mejores estrenos, pertenecían a Cuatro antes de la fusión. Nos quedan sus dos grandes puntales, Aida y Hospital Central. En esta situación, parecía que La fuga podía convertirse en eso que Telecinco anda buscando y no acaba de conseguir: un éxito de género, una vez explotados los médicos, los policías, lo sobrenatural o el western.
Porque en sus inicios se habló mucho de que esta serie iba a ser una de las primeras producciones adscritas al género de la ciencia-ficción pura: en un momento indeterminado del futuro, una amantísima esposa a la que da vida María Valverde en su debut televisivo tratará por todos los medios de rescatar de una prisión de máxima seguridad a su marido, interpretado por Aitor Luna –uno de los personajes principales de Gran Reserva-. Tras una serie de rescrituras y de nuevos enfoques de la trama, no estaba muy claro en qué se iba ha convertir esta historia.
Y al final, la cosa no ha sido tan mala, sino lo contrario. Bastante bien. De la trama futurista queda un pequeño resquicio, un mundo bajo una dictadura global donde existe una Resistencia –me ha encantado la elección del nombre- que lucha por la libertad y el bien y todo lo demás. Y como el petróleo se ha agotado, las antiguas plataformas se han convertido en prisiones de máxima seguridad. Allí va a parar Daniel (Aitor Luna) un cabecilla de la Resistencia. Unos años después llega su propia mujer como funcionaria de prisiones con un plan loco para sacarlo de allí.
Y ya tenemos el drama carcelario, la parte más importante de esta serie que, de un modo bastante curioso, recuerda a Prison Break, sobre todo en las cortinillas para cambiar de escenario. También se nota un esfuerzo a la hora de plasmar la acción, en determinadas escenas y en el uso de la música, muy parecido a como lo hacen los norteamericanos. O al menos lo intentan, lo que ya es muy bueno. También resultan graciosos los pocos vistazos que tenemos a ese mundo futuro y algunos detalles, como las pantallas o los trajes de batalla de los guardianes de la prisión. Unos detalles interesantes, cuanto menos.
Y respecto a los fallos, pues un poco lo de siempre. El Piloto no está mal y enseguida te mete en la historia con facilidad, pero sigo pensando que los personajes hablan demasiado, sobre todo porque le sobra metraje. Tengo curiosidad por saber cómo piensan ir desarrollando las tramas si ya nos lo cuentan todo en el primer capítulo. Pero quién sabe, igual lo tienen bien preparado. También creo que la cosa hubiera ganado si hubiésemos descubierto los planes de Anna al mismo tiempo que su marido Daniel. Que por cierto no me desentonan ninguno de ellos, quitando el funcionario jefe, que sí que parece algo sobreactuado, los otros no lo hacen demasiado mal. También habría optado por un montaje no tan lineal, pero eso ya es una preferencia particular.
Por desgracia esto es Telecinco y un prometedor Piloto no garantiza la confianza de la cadena. Si no cosecha buenos datos de audiencia está condenada a languidecer en horas fuera de prime time hasta que emitan el último capítulo grabado. En gran medida dependerá si son capaces de atrapar la atención del espectador de un capítulo a otro, como hizo la propia Prison Break en su exitosa primera temporada.




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