Leí hace poco, no recuerdo donde, que hay libros cuya
historia comienza bastante tiempo antes de leerlos. En este caso, mi historia
personal con el último Premio Biblioteca
Breve 2012 es muy corta: tenía al autor fichado como un interesante, sobre todo por su labor de
traductor de algunos autores a los que suelo leer y por sus entrevistas o
declaraciones. Pero nunca me había decidido a leer nada suyo. Con el eco producido
por el premio otorgado, la obra del autor ha dado un vuelco en internet y no
han sido pocas las reseñas de su trabajo que he ido leyendo aquí y allí.
Todo eso me decidió por su última novela, su séptimo
trabajo, en la que nos cuenta una historia enmarcada en Barcelona, entre los
años 1977 y 1978, en una España que anda perdida buscando su verdadera
identidad y que no para de cambiar a pasos agigantados. En pocas líneas se
trata de la lucha entre los servicios de inteligencia españoles –el CESID- y un
grupo violento y terrorista de izquierda –los TOD-.
Pero eso sería simplificar El jardín colgante de manera injusta: Calvo elige la sátira y un
humor descarnado y cruel para con sus personajes para contar esta historia, en
plan desmitificador y que roza en varias ocasiones otros géneros –en el momento
en el que trascurre toda la acción hace poco que ha caído un meteorito cerca de
la ciudad condal que la tiene sitiada bajo constantes y violentos cambios de
clima extremos-. Demuestra un don especial para los nombres y caracterización de
los protagonistas y los títulos de sus capítulos, los cuales va alternando para
mostrarnos el punto de vista de ambos bandos y centrándose en dos personajes:
por un lado el repelente Arístedes Lao, tan desagradable en el trato personal -y
a simple vista- como aguda es su mente, con una capacidad de análisis matemática
inaudita y desaprovechada en el archivo donde trabaja relegado; y por otro a
Teo Barbosa, también de un aspecto físico notorio, que va a ver como su status
va a evolucionar de joven revolucionario repartidor de octavillas a miembro en
activo de un comando terrorista.
Lao se encontrará sin quererlo con una misión imposible –que
engloba formar un equipo apartado de todo y de todos con un subalterno como
Melitón Muria, llevar a cabo un plan descabellado para acabar con la
organización y rescatar a un agente de incógnito que está infiltrado en las
filas enemigas-, mientras Barbosa descubrirá de primera mano que las ideas son
una cosa y llevarlas a la práctica otra bien distinta.
La novela se hace muy entretenida, es rápida de leer gracias
al estilo directo de su autor, con un tono hiriente a veces –lo he comentado
antes, sentir pena por sus personajes no es nada extraño-, cruel, pero con un
punto gracioso. Sin embargo no es para partirse de risa ni el lenguaje o la forma
utilizada para narrarla me han parecido transgresores, como he leído en algunos
comentarios sobre el estilo de Calvo. Creo que es original, aunque también que
en sus momentos finales le cuesta encontrar su final, con ese remake bestia de El señor de las moscas, algo que acaba
arreglándose cuando se revelan todos los planes ocultos.
He disfrutado esta primera toma de contacto con el escritor,
lo que permitirá que lea algún trabajo suyo anterior, para así poder apreciar
su evolución. El jardín colgante es
una hábil mezcla de literatura de género –policiaco, en cierta medida- con otra
cosa que es difícil de describir –es nuestra España, pero al mismo tiempo no lo
es-pero que la hace original e interesante.


Hola, felicidades por el blog. Me parece muy, muy interesante. Me preguntaba si podrías incluir un enlace a mi blog (http://tapelio.blogspot.com.es/). Yo ya he añadido un enlace al tuyo. gracias de cualquiera de las formas. saludos!
ResponderEliminarMuchas gracias por el elogio, me pasaré por tu blog
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