No tengo muy claro que una propuesta como esta repita el
éxito que ha tenido en su estreno norteamericano, pero todo puede suceder y
mayores sorpresas nos hemos llevado en nuestra taquilla patria. El hecho de que
nos la vendan como número 1 en taquilla USA no quiere decir nada en especial,
ya que son muchas las producciones que a lo largo del año consiguen este hito y
ni de lejos tienen todas las mismas calidades.
Lo más singular de Acto
de valor es que está protagonizada por auténticos militares, pero mas allá
no es más que un entretenimiento de bajo presupuesto, cuya mejor secuencia
tiene la desgracia de tener lugar al principio de la película, por lo que va
perdiendo intensidad conforme van pasando los minutos.
La trama es lo de menos, siguiendo a un equipo de élite del
ejército norteamericano, los Navy Seal,
en una serie de misiones que tienen como objeto la recuperación de un rehén en
tierra enemiga y la lucha contra una alianza de poderosos narcotraficantes y
decididos terroristas yihadistas. Los directores se encargan de mostrárnoslo todo
con una estética moderna que abusa del recurso shooter de los videojuegos y que a veces se hace algo confuso para
el espectador.
Resulta curioso como ha evolucionado el cine propagandístico
hasta nuestros días, porque no se me ocurre otra razón de ser de esta película,
un constante catálogo en movimiento de las excelencias del servicio militar,
sus recursos en forma de armas sin fin y transportes de todas clases, así como
el valor y arrojo de sus mejores hombres.
Cuando Estados Unidas necesita médicos o abogados producen
series a mansalva, cuando necesitan soldados, esta clase de películas
mitificadoras.
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