viernes, 8 de junio de 2012

Touch. Primera temporada


Esta última temporada invernal no ha sido todo lo buena que necesitaba una cadena como la FOX. De hecho, ni siquiera Touch tuvo claro la renovación de no ser por las fulminantes cancelaciones de otros grandes proyectos como Terra Nova o Alcatraz.

Aunque Touch contentó en su piloto, luego fue perdiendo audiencia poco a poco y no ha sabido remontar como se esperaba de ella en un principio. Tal y como ya se comentó una vez vistas sus primeras entregas,  uno de los problemas que ha ido arrastrando ha sido el marcado carácter procedimental de la serie. Esto es el leit motiv de la misma: Martin Bohm es un ex periodista al que la desgracia ha golpeado sin compasión: su mujer falleció en el atentado de las Torres Gemelas y lo dejó solo con un hijo autista con el que le resulta muy difícil convivir, por lo que los Servicios Sociales amenazan con quitárselo para siempre.

Sin embargo un atisbo de esperanza hace aparición en la caótica vida de este padre: su hijo Jake parece tener una relación especial con los números y las matemáticas, de forma que es capaz de guiar a su padre utilizando diferentes cifras para que este inicie una serie de acciones que tienen repercusiones a lo largo y ancho del planeta, ayudando a muy diferentes personajes. De hecho, una de las cosas que más sorprende en la primera parte de la temporada –y que continúa hasta el final- es el tono familiar y happy que impregna todo. De esa forma la única tragedia que continúa sin resolverse es la propia situación familiar del protagonista.

Con el paso de los capítulos comienza a intuirse que hay algo más detrás de las predicciones de Jake, que como no habla siempre queda todo envuelto en un gran misterio. Quizás arrancan estas subtramas demasiado tarde y eso ha perjudicado a la serie, pero también es verdad que en cuanto esta serie de casualidades empiezan a tener una mayor relación entre sí y a situar a los protagonistas alrededor de una gran conspiración –con una empresa tecnológica de enorme poder e influencia detrás, muy del gusto de los norteamericanos- la cosa mejora bastante hasta su desenlace, sobre todo con la inclusión de la actriz Maria Bello, venida directamente de su anterior serie, la interesante pero defenestrada Prime Suspect.

La parte donde se menciona, aunque no explica, lo de las sagradas escrituras del judaísmo también puede dar mucha miga y dependiendo de la habilidad de los guionistas para unir las tramas generales con el “problema a resolver de la semana” se verá o no el éxito de esta serie en su segunda temporada, que de momento tiene mucho que explicar todavía. Y un poquito de mala leche tampoco le vendría mal, que a veces tanta felicidad queda como irreal en pantalla. 

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