Le ha salido muy bien a Telecinco
este policiaco que más allá de la
difícil relación entre caracteres opuestos que tienen que colaborar en el lado
de la ley o la imposible historia de amor entre dos mundos tan diferentes como
pueden ser el cristiano y el musulmán, tiene un punto original, ya que no se
trata de resolver un caso concreto a lo largo de toda la temporada, sino de la
misión de un agente encubierto del CNI que busca desactivar una célula
terrorista en el barrio ceutí de El Príncipe, junto a la frontera marroquí, que
se dedica a captar a los jóvenes del lugar, contando además con la colaboración
de la policía corrupta.
El Príncipe
funciona muy bien a nivel de guión, con una historia de acción y suspense que
no da respiro al espectador en ningún momento, sin caer en los golpes de efecto
facilones. Al menos mientras se mantiene centrado en la investigación policial,
algo prácticamente imposible con capítulos de tanta duración. Los guionistas se
ven obligados a dar minutos a diferentes tragedias personales de los
protagonistas, algunas mejor llevadas, como todo lo relacionado con el hijo
fallecido del personaje interpretado por José Coronado (No habrá paz para los malvados) y otras algo peor, como la relación
romántica entre Fátima y Morey, que da demasiados bandazos. También hay que
reconocer el esfuerzo por hacer cada capítulo interesante por sí mismo,
equilibrando las tramas principales con otras secundarias y acabándolos con
buenos cliffhangers. Los mejores son
aquellos donde prima la acción y el suspense, que en general está bien
resuelto, gracias sobre todo a un apartado técnico más que correcto, donde resaltan
los cromas, realizados por una empresa norteamericana. También merece la pena
destacar el auge de los making off,
que se suelen emitir antes y después de cada capítulo, con abundantes
testimonios y entrevistas con los actores, productores, guionistas y
consultores.
La relación policial entre Morey y Fran es de lo mejor,
aunque a Álex González le cuesta horrores estar a la altura de un carismático
José Coronado, que hace suyas todas las escenas. Peor parados sale la familia
Ben Barek: ni Hiba Abouk demuestra la menor química con su enamorado ni Rubén
Cortada aporta nada más allá de su físico de modelo, convirtiéndose en uno de
los grandes bluf de esta primera
temporada, con un personaje al que se le ha sacado muy poco provecho.
La audiencia ha respondido bien y no ha tenido rival en la
noche de los martes. No acabé muy convencido de que anunciaran una nueva
temporada para el año que viene, creo que le habría venido bien un cierre más
definido, pero agradezco que se centraran en una de las tramas con las que se
comenzó todo, la desaparición del hermano pequeño captado por la yihad. Lo
mejor que se puede decir de El Príncipe
es que es una serie entretenida y bien hecha, con buenos giros en su historia,
que sufre un poco por su excesivo metraje y la falta de química de alguno de
sus actores protagonistas.
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