sábado, 20 de septiembre de 2025

True Detective se reinventa en su cuarta temporada con Noche polar

 

La primera temporada de True Detective (2014) fue uno de esos fenómenos televisivos de los que ya no quedan. Una alineación de planetas que propició la reunión de un inspiradísimo y ambicioso Nick Pizzolatto en labores de creador y guionista; de una mirada como la de Cary Fukunaga, que fue capaz tanto de crear un ambiente propio como de desmarcarse con alguna que otra pericia técnica y de un par de actores en estado de gracia que rebosaban carisma y calidad -tanto Woody Harrelson como Matthew McConaughey estaban estupendos, pero fue este último, en uno de los grandes momentos de su carrera, el que arrasó en la temporada de premios-. El resultado fue un relato policiaco de envolvente atmósfera que cautivó al público, que no podía evitar comentar cada episodio con interés a la búsqueda del significado oculto tras conceptos como el Rey de Amarillo o la ciudad de Carcosa

Aunque la historia que se nos contaba en su primera temporada tenía un final cerrado, ni la HBO ni Pizzolatto estaban dispuestos a dejar morir a una de las grandes series de la temporada, por lo que planificaron el estreno de una segunda apostando por una trama completamente nueva, situada en una localización diferente y protagonizada por otros personajes. Así, True Detective se convirtió en una serie de carácter antológico con diferencias importantes en cada una de sus temporadas, pero también con algunas similitudes. Por ejemplo, todas las historias están relacionadas con el género negro, tienen una fuerte dependencia del sitio en el que tienen lugar los hechos y cuentan con la presencia de actores de prestigio, la mayoría de ellos más asociados con el cine que con la televisión -y formando pareja, para así poder utilizar el contraste entre ambos como una subtrama más que desarrollar-. 

Aun así, el estreno de la segunda temporada tan solo un año después se saldó con una importante decepción por parte de la crítica y de los aficionados -aunque no era una mala serie, no resistía la comparación con su predecesora, quizás elevada a los altares demasiado pronto y además se notaban prisas por estrenar, lo que se tradujo en un resultado final algo confuso y caótico-. Unos pocos años más tarde, en 2019, llegó una tercera tanda de episodios en donde se intentaban recuperar las viejas sensaciones de la primera, de nuevo con resultados desiguales -aunque adaptaba estupendamente la narración fragmentada en el tiempo y contaba con un recién oscarizado Mahershala Ali, el resultado fue francamente mucho más aburrido que en las dos anteriores-. 

No estaba claro si la franquicia True Detective seguía teniendo recorrido, pero en un momento cada vez más complicado para las cadenas de streaming, la HBO se resistió a dejarla marchar, por lo que estrenó a principios de 2024 una cuarta temporada que contó con seis episodios -dos menos de lo habitual- y que estaba liderada por la ganadora del Oscar Jodie Foster, que respondió a la confianza de la cadena privada llevándose para casa tanto el Globo de Oro como el Premio Emmy a Mejor Actriz de Miniserie -con un personaje valiente, de esos escritos especialmente para que no le caigan bien a nadie-. 

Desde la HBO optaron por dejar de lado a su creador, un Nick Pizzolatto que adoptaba un papel muy secundario como productor -y que, sin embargo, no le impidió hacer algún que otro comentario despectivo sobre la nueva temporada, comentarios que tuvo que borrar una vez recibió el previsible toque de atención por parte de la empresa que le pagaba sus honorarios-, para conceder plenos poderes como creadora, showrunner, guionista y directora a Issa López. Al parecer, la artista mexicana acudió con un proyecto propio en busca de financiación y fueron desde la cadena los que le ofrecieron su desarrollo dentro de las características de True Detective, por lo que se tuvo que adaptar a las mismas. Es por eso por lo que nos encontramos con varios elementos comunes a la franquicia en un desarrollo de trama lineal que en esta ocasión se deja de vericuetos narrativos -aquí no nos vamos a encontrar con diferentes líneas temporales que se narran en paralelo, por ejemplo-, apostando por una mayor claridad en torno a la misteriosa desaparición de un grupo de científicos que se encontraban investigando el permafrost del hielo en Alaska, más allá del círculo polar ártico, en el pueblo ficticio de Ellis. 

Aquí nos encontramos con una de las características inequívocas de la franquicia: la importancia del lugar en el que se va desarrollando el relato, en esta ocasión una eterna noche rodeada en todo momento de frío y hielo, sin duda el ambiente más peligroso que hemos visto hasta ahora en toda la serie. La veterana policía local a la que interpreta Jodie Foster, madre soltera, antipática y con un toque obsesivo por llevar a buen puerto su investigación, se ve obligada a hacer pareja con una agente estatal interpretada por la deportista profesional Kali Reis -campeona en varias categorías de boxeo, como prueba su extraordinario físico-, con la que además tiene una historia pasada que no acabó de la mejor manera posible -de paso, López introduce una serie de elementos de la cultura inuit que apuntan en la dirección del misticismo creado alrededor de los asesinatos de la primera temporada de la serie, jugando con el espectador en torno a la verdadera naturaleza de todo lo que se está contando-. 

True Detective: Noche polar juega en muchos momentos con el terror

Los intereses de Issa López sin duda iban por otro lado cuando presentó el proyecto a la HBO, por lo que la fusión de ambos mundos habrá traído algo de confusión al argumento, con muchas ideas metidas con calzador. Aun así, la trama principal de López perdura en una historia feminista, no solo protagonizada por dos mujeres policías, sino que pone de relieve la violencia contra la mujer en determinados entornos, con el agravante del racismo. A la contra, hay que reconocer que hace que el desarrollo de esta sea más previsible de lo habitual -dejando de lado el jugueteo con el rollo sobrenatural, hay muy poca sorpresa en Noche polar-. 

La investigación criminal se desarrolla por los cauces habituales, sin una complejidad excesiva, pero con el suficiente empaque como para que el misterio planteado tenga su interés. Conforme va avanzando se van conociendo conexiones con el violento asesinato de una joven activista local que tuvo lugar varios años atrás, un hecho esencial para conocer al personaje de Navarro, la policía estatal. Desde un punto de vista argumental se podría alegar que todos los principales personajes arrastran varios traumas, algo que se podría disculpar por el simple hecho geográfico, como muchos de los habitantes de Ellis van repitiendo: si te quedas mucho tiempo allí, te afecta -por otro lado, hay que tener muy presente que las personas que acaban recalando en un lugar tan alejado tampoco lo hacen sin una buena razón detrás-. 

También hay cierta abundancia de subtramas, quizás demasiadas. El policía al que interpreta John Hawkes y su caso de corazón solitario o el joven y dedicado aprendiz con sus problemas maritales. La misma situación social en Ellis es preocupante, con una única fuente de ingresos, una mina que contamina todo alrededor y que enfrenta a todos sus habitantes. 

Las espirales siguen estando muy presentes en la mitología de True Detective

Visualmente, López no hace un mal trabajo a la hora de conseguir un tono y atmósfera adecuado para el relato, aunque se encuentre lejos de las virguerías con la cámara del director de Sin tiempo para morir. Es de agradecer el giro hacia el terror, con alguna que otra secuencia especialmente lograda y, al menos en mi caso, me resultaron graciosos todos esos juegos referenciales a la primera temporada: desde el uso de las espirales, pasando por las escenas algo surrealistas - ¿un oso polar tuerto? - y llegando por supuesto al personaje de Fiona Shaw, pareja del padre de Rust Cohle. También le reconozco a la directora mexicana el saber situarse siempre en el punto medio entre el relato policiaco en clave realista y el misterio sobrenatural, jugando con el espectador, pero sin engañarle en el proceso, nunca dejando la coherencia de lado. 

La banda sonora de esta temporada sirve también como un buen ejemplo para mostrar los cambios con respecto a sus predecesoras. Los títulos de crédito siguen en la misma línea, con un toque visual diferente, pero en esta ocasión se ha optado por una canción de Billie Eilish, Bury a Friend. La banda sonora tiene un tono oscuro y deprimente, pero está continuamente salpimentada por canciones de lo más variadas, éxitos del pop y del rock de sobra conocidos por el espectador. 

El cambio de tercio no le salió nada mal a la HBO. De cara a la crítica, la cuarta temporada de True Detective se sitúa en un segundo puesto muy cerca de la primera y la cadena no tardó mucho en anunciar que había batido todos los récords de visualización de la franquicia -también generó cierta atención negativa por un fenómeno reciente un tanto curioso en el que gente desconocida se organiza para verter críticas negativas de una serie en redes sociales y así bajar la puntuación que obtiene en varias webs especializadas, por las razones de siempre: su mirada femenina, la crítica racial o ecológica, la traición a la esencia de la serie que se estableció en su primera temporada, lo woke y demás chorradas-. 

Las actrices Kali Reis y Jodie Foster

Más allá de que resulta algo previsible y de que a veces da la sensación de que hay demasiadas subtramas -todo el mundo tiene algo, todo el mundo vive traumado, todo el mundo es infeliz-, la verdad es que Noche polar es un estupendo policiaco que busca su propio camino, pero pagando un cierto tributo a la miniserie original, ya sea en forma de referencias directas o a través de algunas de las características que la definieron y pusieron de moda en su momento. Es muy difícil no acordarse de películas míticas como La Cosa (1982) de John Carpenter o 30 días de oscuridad (2007), de David Slade, sobre todo por la ambientación y el escenario en el que ocurre todo -de misteriosos laboratorios científicos en lugares aislados también existen un buen puñado de ejemplos-. Issa López, cuyos orígenes se encuentran precisamente en el terror, es plenamente consciente de ello y lo sabe utilizar en su provecho. 

La HBO anunció su renovación para una quinta temporada, algo de lo más lógico, y lo hizo confiando de nuevo en la mexicana para su producción.

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