Al igual que con su último trabajo, la interesante Mientras dure la guerra (2019), Amenábar ha optado por contar un breve momento en la biografía de uno de nuestros literatos más reconocidos -en realidad, el que más-, Miguel de Cervantes, convertido en esta ocasión en un fabulador que debido a la extrema situación en la que se encuentra, impedido del brazo izquierdo y preso en Argel a la espera de un rescate demasiado elevado para que sus parientes puedan ocuparse, va espabilando poco a poco hasta hacerse con una posición determinante tanto a ojos de sus compañeros presos como del Bajá encargado de cobrar los rescates, con el que comenzará una relación que irá creciendo en cercanía con cada nueva historia que le cuenta para entretenerlo.
Una vuelta de tuerca a la Sherezade de Las mil y una noches que tiene su punto álgido en una estupenda secuencia en la que el selecto público ante el que actúa el protagonista responde de las maneras más insospechadas: desde la indiferencia, pasando por el arrojo de frutas y verduras a modo de protesta y hasta llegar a sufrir de risa incontenible.
Para ello Amenábar ha imaginado los interiores del palacio del Bajá, así como las calles de Argel, de forma que luzcan lo mejor posible en la gran pantalla, en una producción que se dice ha contado con unos diez millones de euros de presupuesto. Una de las mayores dudas que me generaban los tráileres que se habían emitido de forma previa al estreno de la película era esto precisamente y he de reconocer que al principio puede costar entrar un poco en la historia dado el aspecto visual de la misma, pero es algo que se olvida a los pocos minutos de que comience. El punto de vista del director de Regresión (2015) es quizás demasiado luminoso, pero no afecta a su pericia con la cámara, ni a su dirección de actores, liderados por el joven y correcto Julio Peña, arropado en todo momento por varios de los rostros más solventes del panorama artístico español: Miguel Rellán y Luis Callejo están estupendos y Fernando Tejero y Roberto Álamo también aportan con su experiencia y saber estar ante la cámara.
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Parte del elenco de El Cautivo |
Por fuerza El Cautivo tiene que recordar a Ágora (2009), otra producción del director parecida en ambición y con la que guarda algún que otro punto de conexión, más allá de que ambas son dos relatos históricos ambientados hace siglos, por lo que la recreación de los lugares por los que se mueven los personajes es algo importantísimo.
Más allá de los guiños al Quijote, bien hilvanados en la trama, punto de complicidad con el espectador, la película gana enteros cuando se centra en la capacidad de Cervantes, a través de sus fabulaciones, para salir al paso de lo que le va ocurriendo, incluyendo varios intentos de fuga fallidos, a los que sin embargo no le hubieran venido mal un punto extra de tensión -al fin y al cabo, ya sabemos el destino final del protagonista-. También es interesantísima esa evolución del futuro escritor, conforme va descubriendo un talento innato que va dejando anonadados a sus semejantes. Amenábar elije entretejer estas pequeñas historias entre lo que está ocurriendo en realidad, que no deja de ser, a su vez, otra historia que nos está contando el propio cineasta. Todo esto obliga al espectador a estar más que atento a los detalles.
El aspecto que menos me ha convencido de la película tiene que ver con las expectativas que se van creando alrededor de Cervantes y que parece siempre se quedan en un punto intermedio. Es por eso por lo que hay que entender El Cautivo como una fábula ideada por Amenábar en la que no ha tenido ningún reparo en pintar una Argel estupenda que, por ejemplo, no casa con la descripción que de ella hacen varios de los personajes, que la tachan de infierno en la Tierra o de Babilonia. Por lo demás la película es entretenida y el tema de la polémica, de nuevo, no es más que una tontería más orientada a la publicidad que a cualquier otra cosa, una vez se entra en el juego que plantea su director y su guionista, Alejandro Hernández, con el que Amenábar vuelve a colaborar tras su anterior película.
También he disfrutado
enormemente su desenlace, con una elección bien difícil. Todo esto te daré.
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Julio Peña, caracterizado como Miguel de Cervantes |
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