jueves, 17 de noviembre de 2016

Sully, de Clint Eastwood

A sus 86 años de edad, Eastwood sigue demostrando que se encuentra en un estado de forma excepcional, pese a que sus últimas películas no acaben de resistir la comparación con anteriores trabajos suyos. Eso no quita que en la taquilla norteamericana le sigan siendo fieles, sobre todo tras el tremendo éxito que supuso El francotirador. Sully guarda muchas similitudes con aquella: también se trata de un personaje real de la historia reciente de los Estados Unidos, un hombre normal convertido en héroe por los medios en una sociedad acostumbrada al acoso y derribo de sus celebridades. Aunque aquí Eastwood (Gran Torino, Invictus, El intercambio) y el guionista Todd Komarnicki deciden centrarse en un momento concreto en la vida de este piloto comercial: los días posteriores al accidente aéreo donde se vio obligado a realizar un amerizaje en el río Hudson en enero del año 2009.

Las aseguradoras, los investigadores y un buen puñado de abogados ponen en duda la maniobra, pese al éxito de la misma. Algo que afecta de maneras insospechadas al protagonista, encarnado por un Tom Hanks (El puente de los espías, Al encuentro de Mr. Banks, El atlas de las nubes, Ángeles y demonios) que da una buena muestra de las razones que lo han convertido en uno de los mejores actores de su generación. Las contradicciones y las dudas ante sus propias decisiones están mostradas a la perfección por el actor, muy bien acompañado por Aaron Eckhart (El caballero oscuro), un actor que ha demostrado en más de una ocasión que lo suyo no es comandar una superproducción, sino liderar a ese grupo de secundarios que arropan al actor principal y que dan empaque a una historia. 

La presión que viven ambos pilotos es aliviada por una serie de flashbacks que muestran, desde diferentes puntos de vista, el accidente aéreo, rodado con esa tranquilidad y buen hacer que caracteriza al actor y director. La película en ese aspecto, cuya duración está muy medida, logra mantener el interés en todo momento y las escenas más movidas quedan espectaculares en pantalla grande y de lo más verídicas. El guión tiene muchos aciertos interesantes, como el pequeño papel del controlador aéreo que se topa con el problema –una parte de estos sucesos que yo desconocía- o el hecho de fijarse en unos pocos pasajeros a bordo del avión siniestrado. Por el contrario, algunas subtramas quedan algo endebles, como la que protagoniza la actriz Laura Linney (John Adams. El nacimiento de una nación, Crónica de un engaño) dando vida a la esposa de Sully, algo estereotipada.

La trama en sí se parece mucho a Flight, de Robert Zemeckis, si bien es verdad que tanto el tono como la naturaleza de sus protagonistas son bien diferentes.

2 comentarios:

  1. La de zemeckis es mil veces mejor. Esta está un poco por encima de una peli de sobremesa.

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    1. Son más parecidas de lo que parece a simple vista, aunque la de Zemeckis es más canalla y divertida.

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