A sus 86 años de edad,
Eastwood sigue demostrando que se encuentra en un estado de forma excepcional,
pese a que sus últimas películas no acaben de resistir la comparación con
anteriores trabajos suyos. Eso no quita que en la taquilla norteamericana le
sigan siendo fieles, sobre todo tras el tremendo éxito que supuso El francotirador. Sully guarda muchas similitudes con aquella: también se trata de un
personaje real de la historia reciente de los Estados Unidos, un hombre normal
convertido en héroe por los medios en una sociedad acostumbrada al acoso y
derribo de sus celebridades. Aunque aquí Eastwood (Gran Torino, Invictus, El intercambio) y el guionista Todd
Komarnicki deciden centrarse en un momento concreto en la vida de este piloto
comercial: los días posteriores al accidente aéreo donde se vio obligado a
realizar un amerizaje en el río Hudson en enero del año 2009.
Las aseguradoras, los
investigadores y un buen puñado de abogados ponen en duda la maniobra, pese al
éxito de la misma. Algo que afecta de maneras insospechadas al protagonista,
encarnado por un Tom Hanks (El puente de los espías, Al encuentro de Mr. Banks, El atlas de las nubes, Ángeles y demonios) que da una buena muestra de las razones que lo han convertido en
uno de los mejores actores de su generación. Las contradicciones y las dudas
ante sus propias decisiones están mostradas a la perfección por el actor, muy
bien acompañado por Aaron Eckhart (El caballero oscuro), un actor que ha demostrado en más de una ocasión que lo
suyo no es comandar una superproducción, sino liderar a ese grupo de
secundarios que arropan al actor principal y que dan empaque a una
historia.
La presión que viven ambos
pilotos es aliviada por una serie de flashbacks
que muestran, desde diferentes puntos de vista, el accidente aéreo, rodado con
esa tranquilidad y buen hacer que caracteriza al actor y director. La película
en ese aspecto, cuya duración está muy medida, logra mantener el interés en
todo momento y las escenas más movidas quedan espectaculares en pantalla grande
y de lo más verídicas. El guión tiene muchos aciertos interesantes, como el
pequeño papel del controlador aéreo que se topa con el problema –una parte de
estos sucesos que yo desconocía- o el hecho de fijarse en unos pocos pasajeros
a bordo del avión siniestrado. Por el contrario, algunas subtramas quedan algo
endebles, como la que protagoniza la actriz Laura Linney (John Adams. El nacimiento de una nación, Crónica de un engaño) dando vida a la
esposa de Sully, algo estereotipada.
La trama en sí se parece mucho
a Flight, de Robert Zemeckis, si bien
es verdad que tanto el tono como la naturaleza de sus protagonistas son bien diferentes.


La de zemeckis es mil veces mejor. Esta está un poco por encima de una peli de sobremesa.
ResponderEliminarSon más parecidas de lo que parece a simple vista, aunque la de Zemeckis es más canalla y divertida.
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