lunes, 12 de diciembre de 2016

El editor de libros (Genius), de Michael Grandage

 John Logan, guionista de éxitos como Gladiator, El último samurái, La invención de Hugo, Skyfall o Spectre y creador de Penny Dreadful,  se atreve aquí con el peligroso género del biopic, centrándose en un momento concreto en la vida de Max Perkins, cuya profesión, la de editor de libros, le permitió trabar amistad con varios de los mejores escritores norteamericanos de la época, como Hemingway o F. S. Fitzgerald, a los que ayudó con su trabajo a ver sus novelas publicadas.

Logan, junto a un director teatral que creo  hace su debut en cine, deciden centrarse en narrar la difícil relación de trabajo y amistad que hubo entre el editor y el escritor Thomas Wolfe, cuya excéntrica personalidad no ayudó precisamente a hacer las cosas más fáciles.

Como le ocurre a muchos biopic, una vez presentados los principales personajes y dejado clara la situación de los mismos para el público, la historia pierde fuerza y algo de interés. Al menos Logan decide prestar atención a un tema que a muchos espectadores les resultará novedoso y no es sino la increíble labor de edición que tienen muchos manuscritos de grandes artistas antes de poder ponerse a la venta. Por otro lado, el director fía el resultado final de la película al buen hacer de un reparto muy correcto donde hay que destacar a la pareja protagonista, con un Colin Firth (El discurso del rey, El topo, El retrato de Dorian Grey) que ha hecho de estos papeles de tipo serio, callado y responsable una marca de fábrica y con un Jude Law (Sherlock Holmes, Contagio, Repo Men, Anna Karenina) carismático. Los acompañan a ambos actrices como Laura Linney (Sully, John Adams) o Nicole Kidman (Bajo amenaza), esta última con mayor peso en las tramas; mientras que para representar a los famosos escritores se recurre a cameos de rostros conocidos como los de Guy Pearce o Dominic West (The Wire).


Es una película condenada a pasar desapercibida y además con razón, porque pese a tocar un tema de lo más interesante, al menos para aquellos que disfruten de los entresijos de la creación artística y de la redacción de los manuscritos que luego dan lugar a las novelas que todos leemos, ni el director ni el guionista logran hacerlo atractivo y el buen trabajo de los actores no es suficiente para levantar una producción que tampoco ha recibido muy buena aceptación en Estados Unidos. 

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