Frank Miller (Batman Año Uno, Give Me Liberty, Big Guy y Rusty el Chico Robot) es uno de
los autores que más influencia han tenido en Batman, si no el que más. La
industria lleva desde los años ochenta volviendo una y otra vez sobre sus ideas
y buena muestra de ello es que tanto en la trilogía de Christopher Nolan como en la reciente Batman Vs Superman
tenemos imágenes calcadas de las páginas de cómics como El regreso del Caballero Oscuro.
DC Comics también se ha encontrado en los últimos años en una
preocupante crisis creativa y lo que es incluso más importante, en una
constante pérdida de cuota de mercado frente a sus principales competidores.
Incapaces de revertir esa tendencia de forma natural, la editorial ha recurrido
a constantes cambios bruscos en su política de publicación y al rescate de
viejos conceptos que siempre han estado entre lo mejor de su producción, como
puede ser Watchmen y cómo no, la
personal visión de Miller sobre el Caballero Oscuro.
A diferencia de Alan Moore,
que no quiere saber nada de las dos grandes, Miller no tiene ese problema, así
que nadie se extrañó que volviera a la editorial en calidad de guionista y
dibujante ocasional, para realizar dos proyectos de gran calado entre el
fandom: una precuela y una secuela ambientada en el universo donde se
desarrolla El regreso del Caballero
Oscuro.
Sin embargo, el regreso de
Miller, al menos en la parte artística, no ha sido todo lo que se esperaba. Las
dos historias que ha contado –una de ellas todavía no ha finalizado- no han
sido especialmente originales y tengo muchas dudas en torno a su participación
en el proyecto, ya que en los últimos años se le ha visto muy desmejorado
físicamente, probablemente debido a una enfermedad grave. Por eso se ha visto
obligado a contar con Brian Azzarello (Superman Por el mañana, Hellblazer Tiempos difíciles, Cage) en los guiones, otra
peso fuerte de la editorial pero al que personalmente no le cojo el punto,
sobre todo cuando guioniza a Batman.
Para la realización de La última cruzada se optó por el formato
one-shot y se contó con John Romita Jr. para el apartado
gráfico. Centrado en Superman desde que llegara a la editorial, ha tenido
algunas páginas buenas pero en general su nivel no estaba a la altura de sus
mejores obras en Marvel. Al menos
hasta ahora. Ya sea porque ha tenido tiempo suficiente para dedicarle al
proyecto o porque su acabado se ha visto beneficiado por el entintado y el
coloreado de Peter Steigerwald, con un toque gris y borroso bastante acertado
con el tono crepuscular de la historia, nos encontramos ante el mejor trabajo
de Romita en bastante tiempo, no ya solo en DC.
Muchas viñetas por página, detalle, su habitual narrativa, acertada con lo que
se quiere contar.
En cuanto a la historia, me ha
dejado un regusto amargo. Hay muchos elementos que recuerdan a la obra de
Miller, como las cajas de texto que revelan el pensamiento íntimo de Batman o
el viejo recurso milleriano de
utilizar los medios de comunicación y las pantallas de los informativos para
hacer avanzar la trama, ambientada diez años antes de que Bruce Wayne
abandonara su retiro al comienzo de El
regreso del Caballero Oscuro. Pero son superficiales, no me resultan
novedosas a estas alturas. De Miller busco una caracterización original del
Hombre Murciélago y no una especie de remake de Una muerte en la familia. También cierta provocación, que apenas
vislumbro en ese Joker fumando.
Aun así, hay ideas
interesantes en este tebeo, sobre todo aquello relacionado con un Bruce Wayne
más consciente que nunca de su propia mortalidad. El retiro está más cerca y
por primera vez en muchos años el Caballero Oscuro se siente inseguro de sí
mismo y temeroso de lo que pueda encontrar ahí fuera. La subtrama del Joker,
prisionero en el sanatorio, también tiene un pase, aunque no resulte muy
creíble y los guionistas juegan al despiste con una trama central que se aleja
de lo que todo el mundo cree que se va a encontrar en estas páginas. El
problema es que en el desenlace parece que se hayan quedado sin espacio;
demasiado abrupto. Como si todavía quedara algo pendiente que contar entre esta
nueva historia y la mítica saga de la que ha nacido.
La edición de ECC resulta correcta, aprovechando la
entidad de la obra para sacarla con tapa dura. Echo de menos cualquier clase de
artículo, algo que a estas alturas me parece imprescindible en cualquier tebeo
editado en España.




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