martes, 7 de febrero de 2017

Lucky Luke. Edición Coleccionista 70 aniversario. Primera entrega: la fuga de los Dalton

Planeta DeAgostini lanza un nuevo coleccionable con el cómic como protagonista, esta vez basado en la genial creación de Morris, con motivo de su setenta aniversario. A razón de un tebeo semanal y hasta alcanzar la friolera de 99 entregas, a razón de 7,99 euros cada una y con la excepción de las dos primeras: el primer tomo lleva un precio promocional de 2,99 €, mientras que los dos siguientes tomos tienen una promoción de 2x1. Además, si te suscribes a la misma hay una serie de obsequios que no parecen imprescindibles pero al menos son simpáticos: tres láminas (entrega número 15), un bolígrafo (la número 30), un cuaderno (en la 50), una taza (en la número 65) y unos sujetalibros que tienen muy buena pinta (en la 95). SI en vez de hacerla a través de quiosco se opta por el pago bancario, te las envían mucho antes.
Portada de esta primera entrega

Centrándonos en el tomo en cuestión que viene con la primera entrega, La fuga de los Dalton, tiene formato de álbum europeo con la portada impresa a un menor tamaño para que se vea bien el logo del 70 aniversario, algo que no acabo de comprender por qué se hace así –además la portada no es de las más logradas de Morris, si bien es verdad que es bastante icónica-. Cartoné y lomo de tela. Dentro, la reproducción del color y de los diálogos es correcta y no he encontrado fallos apreciables. Son tomos de 58 páginas: el tebeo ocupa unas 48 y el resto son una serie de apuntes y comentarios sobre la obra y el contexto en el que fue realizada. Según los créditos, pertenecen a Rémy Goavec y Didier Pasamonik, escrito en 2009.

En el lomo se puede apreciar el signo de Planeta, una filigrana que luego dará pie a un dibujo con las letras del título de la colección una vez esté completa en la estantería y el número de entrega. Esto no me ha gustado nada porque los envíos no van a ser cronológicos o al menos no siguen ninguna cronología del personaje que yo conozca.

De hecho, L’Evasion des Dalton se publicó por primera vez en 1958, con guión de Goscinny y dibujo del belga Morris. Lucky Luke ya había protagonizado un buen puñado de aventuras antes, ya que llevaba desde 1946 apareciendo en la revista Spirou. Pocos años después la aventura sería recopilada en tomo por la editorial Depuis. Ni siquiera se trata del primer episodio escrito por el guionista de Astérix o Iznogud, que ya se había relacionado con el personaje hasta en cinco ocasiones antes.
Página de Morris

Lo único que puedo llegar a pensar es que el tebeo en sí marque un antes y un después en el devenir de las aventuras del protagonista, dando pie a un leit-motiv que luego se repetiría en no pocas ocasiones, el de los Dalton escapándose del presidio y siendo perseguidos por el héroe hasta dar de nuevo con sus huesos en la cárcel. Eso da pie a una sucesión de chistes y gags deliciosamente inocentes, pero que no han perdido su chispa con el transcurrir de los años, tal es la ironía que Goscinny es capaz de dar a sus guiones, especialmente a la hora de retratar a los inútiles que guardan las puertas de la cárcel o a los cobardes habitantes de los diferentes pueblos que van asaltando los maleantes.

No son pocas las curiosidades además que podemos apreciar entre sus páginas: se menciona por primera vez a la mamá de los Dalton; Luke continúa con su cigarrillo en los labios –Morris acabaría cediendo a las presiones de los políticamente correcto y lo sustituiría por un hierbajo-; la última viñeta sigue siendo la de cowboy y caballo cantando hacia el crepúsculo; Jolly Jumper no dice ni una sola palabra, aunque sí que escucha una conversación entre otros caballos; el héroe solo bebe refrescos, nada de whiskey; Rantanplán no ha hecho todavía acto de presencia y el argumento principal no podía ser más absurdo: la venganza de los Dalton consiste en, primero, hacer aparecer a Lucky Luke como un maleante y luego, obligarle a convertirse en su sirviente. Ah y se me olvidaba, el vaquero no hace alarde ni de su puntería ni de su rapidez a la hora de desenfundar. No dispara un solo tiro en todo el tebeo.


En definitiva, un canto a la nostalgia, como lo han sido otros coleccionables de los que hemos podido disfrutar en los últimos años –recuerdo ahora mismo el de Mortadelo y Filemón-. Yo hubiera preferido una edición cronológica o en su defecto que no aparecieran números ni dibujos en los lomos, para luego poder ordenarlo al gusto en la estantería. No tengo muy claro si los comentarios aportarán mucho o poco, pero sí que las historias valen la pena. Lo de la portada, pues bueno, algo a lo que ya estamos acostumbrados, como ocurre siempre con el coleccionable de Astérix que edita Salvat cada cierto tiempo. 

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