lunes, 6 de febrero de 2017

Manchester frente al mar, de Kenneth Lonergan

Tal vez se pueda decir que la gran perdedora de la última ceremonia de los Globos de Oro haya sido esta producción indie que se estrenó en Sundance a principios del año pasado. De sus cinco nominaciones solo se hizo con el Globo de Oro a Mejor Actor en la categoría de Drama, quedando a la sombra de Moonlight y del fenómeno La La Land.

Manchester by the Sea es un intenso y absorbente drama que tiene en el guión del propio director de la película su punto fuerte, con un especial cuidado a la hora de revelar la información sobre el protagonista y con unos diálogos y relaciones entre los personajes que se hacen muy cercanas y creíbles. Casey Affleck (Interstellar, El demonio bajo la piel) sustituyó a última hora a Matt Damon, que quedó tan solo como productor, dando vida a un hombre destrozado por la vida que se ve obligado a volver a su ciudad natal, de la que huyó hace unos años, a lidiar con la repentina muerte de su hermano, que deja a un joven adolescente del que hay que ocuparse.

El trabajo de Affleck es muy bueno y se merece el reconocimiento que está teniendo, dando vida a un hombre complejo bajo una situación que lo supera constantemente. Él es el que lleva el peso de toda la película y si dejamos de lado a su sobrino en la ficción, apenas hay más personajes importantes. Michelle Williams (Blue Valentine), también nominada por su actuación, encarna a la ex mujer del protagonista.

La película ha funcionado muy bien en taquilla, ya que con apenas 9 millones de presupuesto ya ha recaudado más de cuatro veces más. Y lo que le queda gracias a las nominaciones a los Oscars, seis en total, donde hay que destacar el de Mejor Película, ya que es la primera vez en la historia de la Academia que una producción distribuida por Amazon llega a las quinielas finales.

Es un drama del que cuesta desviar la atención, que atrapa desde los comienzos y que apenas pierde un poco el ritmo en su tramo final, una vez ha tenido lugar la revelación del gran misterio que ensombrece el pasado del protagonista. Y eso que el metraje pasa de las dos horas. El uso tan acertado de los flashbacks, con un montaje realmente sencillo, ayudan a meternos en la historia de esta familia que ha sufrido lo suyo, sin renunciar a un sentido del humor que sirve como alivio momentáneo y necesario.


Si tuviera que elegir un Oscar para ella, dudaría entre Mejor Actor y Mejor Guión. Aunque si me obligaran elegiría el segundo, porque me parece una historia muy bien contada, que sin ningún tipo de alarde se hace interesante para el espectador. 

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