jueves, 9 de febrero de 2017

Melanie. The Girl With All the Gifts, de Colm McCarthy

Hace poco vi Train to Busan, una película de acción y terror que, sin aportar nada nuevo al género, se servía de las claves del mismo para hacer un entretenimiento superlativo más que recomendable, lo que no deja de ser impresionante teniendo en cuenta el manido tema del apocalipsis zombie, muy de moda gracias al éxito del The Walking Dead televisivo.

The Girl With All the Gift es una nueva vuelta de tuerca al género que a las ya famosas carreras para salvar la vida y a las búsquedas incansables de protección y sustento añade una serie de ideas novedosas que intentan llevar la historia un paso más allá. La ambientación en la ciudad de Londres nos traslada a un escenario ya conocido, de modo que esta película podría ser perfectamente una secuela de 28 semanas después, ya que los zombies son de esa clase moderna que corren que se las pelan y que poseen una violencia y rapidez inaudita.

McCarthy es un director escocés que ha pasado su carrera trabajando para la BBC, por lo que es bastante común encontrar su nombre entre los créditos de las series más conocidas de la cadena británica. No estoy muy seguro si esta es su primera película, una adaptación de la novela de mismo nombre de Mike Carey, guionista de cómic –con una etapa en los X-Men: Legado- que aquí ejerce labores de guionista.  Entre el reparto destacan los rostros femeninos de Gemma Arterton (Byzantium, Furia de titanes, Quantum of Solace) y Glenn Close (Guardianes de la Galaxia).

La película, que no deja de lado lugares comunes como oscuros y precarios laboratorios; militares nerviosos o alguna que otra escena gore de sangrienta matanza, se defiende bastante bien a la hora de plantear una historia propia con personalidad y sin grandes alardes entretener al espectador con una serie de misterios en torno a la siguiente generación de infectados, cuyo máximo exponente es una joven niña que es capaz de mantener a raya hasta cierto punto su apetito por carne fresca, mientras conserva toda su inteligencia y personalidad.


Junto a algún que otro elemento novedoso, como un gel represor del olor que hace que los zombies no puedan detectar a los humanos, la película acaba contando una historia que se aposenta en los mismos cimientos pero que prefiere seguir otros caminos diferentes a los transitados habitualmente por las películas del mismo género. Si a eso añadimos un buen trabajo detrás y delante de las cámaras, tenemos una película más que interesante.


Aunque seguramente pasará muy desapercibida entre tanto estreno de películas que optan a estatuilla, tónica habitual en los últimos tiempos, que producciones más pequeñas sean olvidadas de una forma un tanto injusta. 

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