miércoles, 15 de marzo de 2017

Lucky Luke. Edición Coleccionista 70 aniversario: las colinas negras, de Goscinny & Morris

La publicación de Las colinas negras en 1961 supone el álbum número veinte en la larga carrera del cowboy solitario. Se publicó a continuación del mítico Billy el niño, en un momento en el que Goscinny ya había contagiado a su dibujante de todo su ímpetu y entusiasmo, de modo que el personaje aparecía en varias aventuras al mes, lo que sin duda repercutió en el incremento de su popularidad. El ritmo de producción se mantuvo durante un tiempo e incluso fueron tres y cuatro los álbumes que se publicaron algún año en la década de los sesenta.

En lo que a la historia central de este tebeo se trata, el gobierno de los Estados Unidos pretende explorar las tierras de Wyoming, más allá de las colinas negras que actúan de frontera natural y que dividen el territorio civilizado de Dakota de las tierras salvajes donde habitan los indios cheyenes. Para el ello el gobierno confía a Lucky Luke, que a estas alturas es un personaje célebre dentro y fuera de las páginas de su tebeo, la guía y protección de cuatro científicos que deberán juzgar la idoneidad o no de las nuevas tierras para su colonización por parte del hombre blanco.
Primera página del tebeo: el Senado nortemaericano

La historia es una sucesión de peripecias que recuerda en muchos momentos a clásicos como La vuelta al mundo en ochenta días o los dibujos animados del Coyote y el Correcaminos, ya que Lucky Luke y sus compañeros se ven amenazados en todo momento por un advenedizo que ha sido contratado con la misión de hacerles fracasar en su empeño. Brillantes soluciones como la del coche fúnebre comparten página con delirantes situaciones, como un duelo de florete en pleno Salvaje Oeste, en la ciudad de Omaha. Aunque lo mejor es sin duda la caracterización de los cuatro sabios, que recuerdan por fuerza a la de los Dalton: visten parecido y sus alturas son consecutivas, pero en este caso cada uno es un experto en una rama de la ciencia diferente y en ningún momento de la aventura parecen enterarse de nada de lo que ocurre a su alrededor que no esté relacionado con el estudio del terreno, la geología, la biología o la antropología.

En la resolución del tebeo Goscinny plantea un giro de tuerca interesante, sobre todo si lo comparamos con la historia real y la matanza de los nativos que tuvo lugar. El guionista opta por un happy ending más acorde con la trama que está contando, pero no deja de lado la crítica velada. En los inicios también hay una serie de gags de tema político, lo que no es muy habitual en la serie.
Detalle de una de las viñetas más especiales


También es una oportunidad de oro para apreciar el enorme arte de Morris a los lápices y al color, sobre todo en una secuencia que tiene lugar en plena noche y donde el protagonista debe rescatar de los indios a los incautos e inocentes científicos. Pero también en la oportunidad que se le brinda a la hora de mostrar la civilización en sus diferentes estadios: primero en la moderna Washington, luego en las diferentes paradas de la expedición, en unos pocos enclaves norteamericanos y finalmente, sin dejar de lado las ciudades sin ley de la frontera, las amplias tierras del centro de Norteamérica. De igual manera, cuando Luke entra en acción es toda una delicia, ya sea a galope tendido, a puñetazos o haciendo honor a su leyenda de más rápido que su sombra –atentos a la botella que queda en suspenso mientras el héroe dispara y desarma a su oponente-. 

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