Portada de Villanueva, a cargo de Javi de Castro |
Miguel y Ana son dos jóvenes que están esperando a su primer hijo y que por su situación laboral se ven obligados a aceptar una generosa oferta de un pequeño pueblo aislado para que vayan allí y se conviertan en parte de la comunidad. Lo que ninguno de los dos podía esperar es que bajo esa apariencia de amabilidad e inocencia que muestran todos los vecinos se esconden unos secretos terribles relacionados con una serie de costumbres ancestrales.
Tras ser nominado a dos de los más grandes premios internacionales del mundo del cómic, el Eisner y el Harvey, había cierta expectación por el siguiente trabajo de este leonés que ha sabido aprovechar el folklore y las leyendas asturleonesas para dar salida a una historia de intriga y misterio que mezcla elementos costumbristas con cierta crítica social, siempre con un ojo puesto es subgéneros del terror como el folk-horror, donde nos solemos encontrar con una serie de incautos protagonistas que llegan a una localización algo apartada, tanto del tiempo como del mundo, en donde tienen lugar una serie de hechos misteriosos y aterradores que beben de tradiciones antiguas y peligrosas, paganas y prohibidas.
La llegada de los nuevo vecinos a Villanueva |
Aunque en la mayoría de reseñas de esta obra se mencionan películas como El hombre de mimbre o Midsommar –la primera es uno de esos clásicos de culto que vienen a la mente de los cinéfilos a las primeras de cambio y la segunda uno de los últimos ejemplos de folk-horror que mayor éxito han tenido en cines y plataformas-, me gustaría añadir otra película reciente también del género como es El ritual y una serie de novelas que, si bien sus tramas deben pleitesía al tan manido género negro, al estar tan influenciadas por las leyendas y el folklore vasco navarro es una buena recomendación para aquellos que hayan disfrutado con Villanueva: la trilogía del Baztán, de Dolores Redondo.
Volviendo la vista a la obra de Javi de Castro, está editada por Astiberri en bitono y con unas cubiertas realmente bonitas, que se asemejan a un grabado antiguo –incluso tienen cierto relieve-. Una novela gráfica de unas 150 páginas en la que el dibujo amable de su autor, deudor de la línea clara, contrasta con el tipo de historia que se está contando, con personajes cuyo diseño apunta al minimalismo pero que sin embargo resultan de lo más expresivos. La narrativa es sin duda uno de los puntos fuertes de Villanueva –por cierto, el topónimo más usado en España-, encontrándonos con un uso muy interesante de las viñetas, que varían su tamaño y disposición en la página según los intereses del autor e incluso el uso del color de la sangría, para diferenciar las escenas que tienen lugar durante la noche de las que transcurren a plena luz del día.
Inquietante doble página de Javi de Castro |
Otra característica que me ha llamado la atención es la construcción y elaboración del misterio, que atrapa de forma que no se puede dejar de leer hasta que se ha terminado la obra. Pero si, una vez hemos acabado con la lectura, volvemos hacia atrás y empezamos de nuevo, descubriremos toda una serie de detalles sobre los que el autor ha ido cimentando su historia. Nombres y diálogos a los que antes no dimos importancia o una serie de recursos gráficos, como unas ilustraciones a toda página, que interrumpen la narración cada poco y que acaban cobrando un nuevo significado, haciendo que la historia de Villanueva encaje prácticamente a la perfección.
En general me gusta bastante el folk-horror y las historias en pueblos aislados con un punto misterioso, por lo que Villanueva era una oportunidad imprescindible para disfrutar de una historia de estas características. En ese sentido, esta última obra de Javi de Castro –que tuvo la primera inspiración para realizarla cuando viajaba por trabajo entre varios pueblos leoneses y sintió en sus propias carnes lo que es ser un extraño en una pequeña comunidad en la que se conoce todo el mundo- no me ha decepcionado lo más mínimo, sino todo lo contrario.
Villanueva también viene a engrosar una pequeña lista personal de
trabajos parecidos dentro del tebeo patrio muy disfrutables como Fraternity, de Díaz Canales y Munuera o
Duerme pueblo, de Núria Tamarit y
Xulia Vicente.
El autor también juega con su estilo de dibujo |
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