
Adapta de nuevo Jackson una novela de gran éxito, si bien la trama de ésta si sitúa en las antípodas de los trabajos realizados anteriormente por el director neozelandés: estamos en los años 70 en un pueblo norteamericano; la protagonista del relato es Susie, una chiquilla de 14 años que nos narra su vida pasada, ya que ha sido asesinada. A través de sus ojos y desde el lugar en el que habita –un muy particular paraíso- verá cómo su desaparición ha dejado desolada a su familia y cómo su asesino queda impune.
Estamos por lo tanto en una incursión en pleno melodrama, si bien Jackson no renuncia ni a sus orígenes ni al cine que más éxito le ha dado: podemos encontrar algunas escenas de tensión y de thriller; incluso de un sentido del humor algo absurdo –de la mano de Susan Sarandon, que interpreta a la abuela de la familia- y por supuesto de grandes imágenes generadas por ordenador que ilustran el limbo en el que se encuentra la pequeña y que parece moldearse a sus deseos o según su estado de ánimo. Unas secuencias muy coloridas pero que no me han llamado especialmente la atención, ni por brillantes ni por coloridas, tan sólo se me ocurre destacar una escena en paralelo donde el padre de la pequeña interpretado por un Mark Wahlberg (El incidente) -al que estos papeles le quedan grande- se lía a romper botellas y éstas tienen su reflejo en el imaginario donde se encuentra su hija.
La sufridora madre la encarga Rachel Weisz (Ágora) que sí que lo hace mejor pero tiene menos peso en la historia y un papel más desagradable, según las decisiones que toma para lidiar con la muerte de su hija mayor. Es sin duda lo mejor de la película la interpretación de Stanley Tucci (Algo pasa en Hollywood), un actor muy versátil que es el responsable de la tristeza y la pena del resto de protagonistas. Las escenas donde aparece y todo lo que le rodea es en realidad donde mejor partido se ha sacado el director, con primerísimos planos –planos detalle, más bien- muy acertados.
Una película descompensada y en la que no consigo hilvanar las escenas en el mundo real donde una familia destrozada debe hacer frente a la pérdida de uno de sus miembros con las que se sitúan en el cielo donde se encuentra su hija Susie y los observa. Ni así la relación existente entre ambos mundos ¿es capaz de comunicarse Susie con su familia? ¿De influirlos? ¿O todo lo que ocurre es fruto de la casualidad?
Para colmo el final me ha decepcionado mucho. No le encuentro el menor sentido y a ratos he pensado que era una estupidez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario