
El veterano director irlandés siempre se ha movido muy bien en el terreno del drama, ocupándose de historias con trasfondo suficiente para llamar la atención por sí mismas y cediendo todo el protagonismo a sus actores, en los que suele delegar gran parte de la responsabilidad del resultado final de la película, algo que vista su filmografía no podía ser más acertado porque siempre saca lo mejor de los intérpretes con los que trabaja.
El caso que nos ocupa no es diferente: los hermanos Cahill no se parecen en nada. En un hábil comienzo Sheridan nos cuenta todos los pormenores que necesitamos saber para situarnos en la historia: Tommy (Jake Gyllenhaal) acaba de salir de la cárcel. Ahí está su hermano mayor Sam (Tobey Maguire) para recogerlo. Sam siempre ha sido el favorito de su padre, un veterano de Vietnam que no se portó muy bien con su familia tras su regreso. Ahora Sam es capitán en una unidad destinada en Afganistán y se prepara para su salida inmediata. Casado con su novia del instituto Grace (Natalie Portman) tiene dos hijas pequeñas a las que quiere con locura. Pero Sam no volverá de la guerra como se esperaba: su helicóptero es derribado y se le da por muerto, por lo que el luto se instala en la familia Cahill. Es entonces cuando Tommy decide cambiar su estilo de vida y centrarse en la familia de su hermano, para ayudarle en todo lo posible. Pronto las pequeñas se acostumbrarán a él e incluso Grace empezará a tomarle cariño. Es entonces cuando Sam es rescatado y traído de vuelta a su casa, lo que no traerá más que problemas: tras un largo cautiverio lleno de torturas, se ha vuelto paranoico y violento y apenas puede integrarse en su antigua vida.

En la primera parte de la cinta son lo sentimientos de una familia destrozada por la pérdida lo que centra la atención del realizador, apoyándose en una guapísima y contenida Natalie Portman y en un más que correcto Gyllenhaal. En paralelo se nos muestra apenas la odisea y el calvario que a su vez está viviendo en carne propia Sam y las atrocidades que tendrá que cometer para volver vivo a casa. Retorno tras el cual la óptica del director varía sensiblemente para mostrar cómo es esa reinserción de nuevo en la sociedad de un ex combatiente que ha quedado traumatizado sin remedio, para finalizar con los momentos más intensos de la cinta cuando los tres protagonistas confluyan y salte toda la tensión que se ha ido acumulando. El resultado es acertado y la diferencia entre ambas partes de la historia apenas se nota y está muy bien llevada, como casi todo en esta producción dramática que si bien no conmueve hasta los cimientos, tampoco es eso lo que busca y se contenta con ofrecer una buena historia, bien contada y bien interpretada.
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