Los hombres que miraban fijamente a las cabras, de Grant Heslov

Por una serie de extrañas casualidades, el periodista Bob Wilton (Ewan McGregor; Ángeles y Demonios) va a acabar en plena guerra de Irak: su mujer lo ha dejado por su editor y no sabe muy bien qué hacer con su vida. Allí conocerá a Lyn Cassady (George Clooney; Up In The Air) un extraño personaje que pertenece a las Fuerzas Armadas estadounidense y del que tiene conocimiento por una entrevista que hizo hace un tiempo a un individuo muy peculiar. Cassady arrastrará al periodista a una misión secreta mientras le desvela la existencia de un programa creado por el ejército para acabar con todas las guerras por medio de una serie de soldados con superpoderes psíquicos, capaces de manejar las mentes de los demás, hacerse invisibles, atravesar paredes o matar una cabra con sólo mirarla.

La verdad es que la película comienza de una manera original y graciosa, devolviéndonos de paso la idea que teníamos sobre lo buen actor que en realidad puede ser Ewan McGregor. Muy bien secundado por un George Clooney en otro papel de corte simpático y sobretodo por un gran Jeff Bridges (Iron Man) en plan hippie -el encargado de dar forma a tan peregrino proyecto, El Ejército de la Nueva Tierra- los comienzos son lo mejor de esta historia que luego va perdiendo fuerza conforme vemos avanzar la trama y no acaba de dilucidar hacia dónde va la pareja de protagonistas; así como el verdadero tema de la película, a priori antibélica, pero que tampoco profundiza mucho más en ello. Kevin Spacey tiene un pequeño papel como enemigo acérrimo de Cassady y también aparecen Stephen Lang (Avatar, Enemigos públicos) y Robert Patrick.

Difícil de creer que esté basada en un hecho real –no, en el fondo me lo creo- lo que empieza siendo como una comedia va tornándose algo surrealista en todos sus sentidos y por momentos uno no acaba de saber en dónde se ha metido o qué le están contando; sostenida principalmente por el estupendo trabajo de sus actores y por todas esas referencias a la Guerra de las Galaxias –los supersoldados son equiparados constantemente con los Jedi, que unido al pasado de McGregor con la franquicia no hace más que añadirle otro punto más de locura- al final nos queda un proyecto muy personal que puede gustar mucho o todo lo contrario, ser aborrecida. Sus puntos graciosos los tiene, ¡pero es que es tan rara!