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Marlo ha conseguido hacerse con el poder que tanto ansiaba. También se ha hecho con el control del suministro, pasando a negociar directamente con los griegos –a los que conocemos desde la segunda temporada-. Tras sus últimas maniobras, sólo le queda un cabo suelto: acabar con Omar Little, retirado desde hace un tiempo y al que fuerzan a volver a Baltimore para poder deshacerse de él; lo que empezará una serie de asesinatos en las calles, hasta que alguno de los dos muera. Los continuos recortes presupuestarios han dejado a la policía en tal situación que McNulty está desesperado. Contando con la asombrosa participación de Lester –y con la inesperada ayuda de un joven reportero al que no le importa falsear una historia para hacerse un nombre- montará todo un tinglado para desviar fondos a la captura de Marlo mientras persigue a un ficticio asesino en serie. “Bub” es otro personaje que lleva con nosotros desde el principio. El estado en el que se encuentra ahora es el claro ejemplo del drogadicto que ha conseguido salirse y lucha todos los días por permanecer limpio.

La última temporada de The Wire es también las de las conclusiones. Muchos personajes verán su final –en una u otra manera- y algunos son mejores que otros: me ha parecido muy poético cómo se despide Omar Little. Esto afecta sin duda al resultado final de la temporada en su conjunto; todos sabemos que se trata de la última y eso provoca cierta ansiedad en el telespectador, que a veces está más pendiente del destino último de sus personajes más conocidos que de la trama central, algo que parece también afectó a los creadores y guionistas. Sin duda el tema estrella ha sido el periodismo, si bien el análisis que se ha hecho sobre él no ha sido tan profundo como los realizados en la política, el sistema educativo o los gremios de estibadores del puerto de la ciudad de Baltimore. En la redacción del Baltimore Sun nos podemos encontrar con los momentos anteriores al cierre de la edición o cómo se corrigen los textos por parte de los editores, pero muy pronto queda claro que todo va a girar en torno a la honestidad de Gus, uno de los editores jefes y la forma de redactar de Scott, un novato reportero sediento de gloria que no duda ni un segundo no sólo en inventar historias, sino en respaldarlas u ocultarlas con todos los medios a su alcance. Esta parte sigue estando bien, pero su relación al cubrir los asesinatos del ficticio psicópata inventado por McNulty es muy tenue, de modo que no nos llega a interesar tanto como los propios malabarismos de los policías para desviar dinero y recursos a la caza de Marlo y su gente.

El último capítulo tiene algo de trágico. Con una duración mayor de la habitual –esta temporada tiene diez capítulos- no solo se ocupa de atar los cabos sueltos de la trama principal, sino que ofrece un vistazo de todos y cada uno de los personajes en sus últimos momentos que hemos ido conociendo – al menos los que siguen vivos- a lo largo de más de cinco años de emisión. Al igual que en el comienzo, todo acaba aquí en la figura de McNulty, principal guía a través de los entresijos de la ciudad de Baltimore, donde si algo ha quedado claro es una cosa: que pese a que a veces se consigan pequeñas victorias por parte de aquellos que luchan por una situación mejor, es la propia ciudad y el ambiente que la rodea la que se balancea sí misma, sin importar las ideas de justicia o equidad de unos u otros. Ya lo he mencionado antes, pero sin duda es la idea central, la moraleja que podemos sacar de esto: esas pequeñas victorias personales son eso; personales y delimitadas al ámbito de actuación de cada uno; al final, cuanto más cambian las cosas más siguen igual.

Agridulce final para una serie que ha sido de lo mejor que se ha hecho nunca en televisión, auténtica radiografía de los problemas a los que se enfrenta una gran ciudad norteamericana –equiparable a muchas otras urbes del mundo- y de sus habitantes, desde los políticos más altos a los pobres y sin hogar, pasando por la policía, los jueces y abogados, los trabajadores, los delincuentes menores y los grandes capos y sobre todo la gente de la calle, que asiste impasible al tramitar de sus vidas y de su propia ciudad. Muchos han sido las vidas a las que nos hemos acercado en todos estos capítulos. Algunas han acabado bien, otras mal y la inmensa mayoría no sabemos de qué forma. Pero así es la vida misma. Así ha sido The Wire.
Todo sobre The Wire, aquí.
He encontrado tu blog gracias a un post que tienes de Michel Houellebecq. He estado mirando otras entradas que tienes sobre otros libros y otros temas en general y me parece muy interesante.
ResponderEliminarCreo que casi me estropeas mi lectura de Suite Francesa, asi que pensé que lo mejor era no seguir leyendo la entrada, jaja.
Un saludo, te recomiendo en mi lista de blogs.
Dorian.
Gracias por tu comentario, me alegro que te parezca interesante.
ResponderEliminarHe repasado el post sobre Suite francesa y no creo que desvele mucho del desenlace, aunque quizás he descrito con demasiados detalles la trama de ambos tomos. Espero sinceramente no haberte fastidiado nada de esta fantástica novela.