Capitán John J. Sheridan

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Una de las características más novedosas de esta serie de ciencia-ficción consistía en que se trataba de una historia continuada, dividida en cinco temporadas y pensada con un inicio, nudo y desenlace desde los mismos cimientos –luego el devenir de la propia serie se encargaría de ir variando ligeramente los planes de su creador: los índices de audiencia, las presiones de la cadena y diversos factores le obligaron a ir adaptándose a ellos conforme iban apareciendo-. Es por ello que esta segunda temporada transcurre justo al año siguiente de la anterior, que nos dejó con ciertas situaciones que ya en los primeros capítulos van resolviéndose, en una clara apuesta por ir al grano en las tramas principales y dejarse de rellenos. Es por esto que el ritmo que va adquiriendo poco a poco sea rápido y atrayente, llegando a mitad de temporada con grandes revelaciones y con nuevos planteamientos.

John Sheridan es un veterano de la guerra Tierra/Minbari y tiene en su haber ser uno de los pocos humanos que consiguió abatir varios de los poderosos cruceros de los Minbari, las Estrellas Negras. La animadversión que causa en una de las razas dominantes de la galaxia parece no importar al nuevo presidente de la Alianza Terrestre, que lo nombra responsable del funcionamiento de la Babylon 5, en detrimento de Sinclair, que ha marchado al propio planeta central de los Minbari como embajador. El último capítulo de la temporada pasada nos dejó con la traición a bordo de la Babylon y el asesinato del presidente terráqueo, el cual ha sido sustituido por su segundo. La investigación es cortada de forma fulminante desde la propia Tierra, lo que hace a Sheridan y a sus hombres de confianza –Susan Ivanova, ahora Comandante; Garibaldi y el médico de la estación- sospechar que algo no va bien en su planeta de origen.

Ya en la primera temporada se introdujo el concepto del Cuerpo Psi, una poderosa organización que se ocupa de buscar y adiestrar ferozmente a los diversos humanos que desarrollan una de las capacidades más peligrosas en el Universo: la telepatía. El Cuerpo Psi ha ido ganando en poder poco a poco y tiene mucho que decir en el devenir del destino de la Tierra. En la Babylon su representante es Talia Winters, la que se replanteará su papel como telépata con el paso de los episodios.
Las diversas subtramas van a ir confluyendo hasta la gran confrontación que tiene lugar una vez transcurridos la mitad de los capítulos: G´Kar, embajador de los Narn ha ido en persona a investigar la destrucción de un puesto que su raza tenía en las fronteras conocidas del espacio. La información que trae de vuelta es una mezcla de profecías sobre una raza antigua que fue derrotada a un alto coste y que está resurgiendo en la oscuridad. La mayoría de miembros principales del congreso no da crédito y mucho menos Mollari, embajador de los Centauri, cuyos ascendientes esclavizaron y casi llevaron a la desaparición a los Narn. El cónsul de los Mollari tiene razones personales para desacreditar a su rival, ya que fue él mismo el que cedió a las tentaciones de un misterioso individuo que le garantizó la destrucción de la colonia enemiga. Sheridan, que va asentándose poco a poco en su nuevo puesto, no puede evitar ir hilvanando detalles, rumores y avistamientos extraños por toda la galaxia que quizás puedan arrojar luz sobre las profecías de G´Kar.

Pero los Centauri están dispuestos a recuperar su lugar predominante en el esquema político y militar de la galaxia. Encubriendo un golpe de estado interno, Mollari se une a un movimiento que le lleva de nuevo a solicitar la ayuda de sus peligroso y secretos aliados, que masacran un planeta Narn con miles de vidas perdidas. La guerra entre ambas razas es declarada al fin. Y mientras, Sheridan y su gente se encuentran en medio sin saber qué hacer, hasta que Garibaldi recibe una información concreta sobre la existencia de esa raza antigua –cuya fuente se niega a revelar, pero que no es otra que el propio Sinclair, que en su exilio voluntario en territorio Minbari ha erigido un cuerpo de acción secreto que sea sus ojos y oídos por todo el universo conocido y en especial en la Frontera del mismo: los Rangers-. Las vicisitudes de la guerra, las maniobras políticas y las batallas espaciales hacen acto de presencia en la serie y las revelaciones siguen aumentando: como la verdad oculta tras el nombramiento de Sheridan. Todo eso mezclado con la vida diaria en la zona neutral que se ha convertido la estación espacial, donde se sigue negociando y forjando alianzas con nuevas razas o solucionando los numerosos problemas que van apareciendo en tamaña metrópolis.
La segunda parte de la temporada baja un poco el listón tras los emocionantes acontecimientos iniciales. Se cuelan algunos capítulos de relleno de temática variada –donde predominan el humor o la aventura y cuyos protagonistas también van cambiando: Sheridan, el doctor, Ivanova, Talia Winters-. Al final recupera la senda anterior y se centra de nuevo en una guerra intergaláctica que empieza a expandirse y que amenaza a la nueva coalición que se está formando como última línea de defensa para salvaguardar la paz en el cosmos. Las revelaciones finales son interesantes y vaticinan una tercera tanda de episodios de lo más prometedora. Esperemos que así sea.

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