
Cuando se estreno Iron Man en el verano de 2008, las expectativas creadas por una de las primeras producciones de Marvel Studios, la compañía dedicada a trasladar a la gran pantalla los personajes de la editorial, se vieron superadas de forma muy amplia por la respuesta de público y crítica. La primera parte de las aventuras del Vengador Dorado fue toda una sorpresa, una gran película de acción y efectos especiales donde los actores y el guión estaban más que correctos, sobre todo teniendo en cuenta las últimas penosas adaptaciones que se habían rodado varios meses atrás.
Por todo esto, la secuela era algo inevitable y como tal captó la atención de los espectadores desde el primer momento. La mayoría de secuelas en este nuevo género que son las películas de superhéroes se han caracterizado hasta ahora por un incremento en el presupuesto, que se traslada a más efectos especiales, más espectacularidad y, por desgracia, más superhéroes porque sí y más guiños dedicados a atrapar la atención del aficionado de toda la vida.

Y así se resume todo lo bueno y lo malo de Iron Man 2: el plantel original de la primera película cumple de nuevo con su papel, tanto Downey Jr, (Sherlock Holmes, El solista) como Gwyneth Paltrow y su tensión sexual no resuelta vuelven a estar a un gran nivel; se doblan los villanos, ahora tenemos a un parlanchín empresario competencia de Stark (Sam Rockwell) y a un Mike Rourke (El luchador) que tan pronto es un matón de la mafia rusa como un genio de la tecnología; y para terminar se doblan los amigos superhéroes –o se triplican, mejor dicho- con la presencia y protagonismo de Don Cheadle como Máquina de Guerra –de lo menos conseguido de la cinta y de lo peor explicado-, de la neumática Scarlett Johansson (The Spirit), que está mejor vestida de calle que con el uniforme de Viuda y un Samuel L. Jackson que también habla demasiado y cuyas apariciones aportan muy poco a la película en sí y mucho a la futura franquicia vengadora, por lo que serán los aficionados a los cómics los que lo entiendan en su justa medida.

Todo lo comentado arriba sirve para orquestar una superproducción entretenida, con mucho diálogo que empieza muy bien, planteando ideas muy interesantes sobre la relación de Stark con el gobierno y consigo mismo debido a su situación personal, lo que lo lleva a desmadrarse un poco. Pero a raíz de la introducción de tanto personaje nuevo, las cosas se aceleran y empiezan a ocurrir porque sí y aunque sigue siendo divertida y ofrece algunas escenas de lucha muy interesantes, creo que es evidente que no consigue superar a su predecesora, cuya historia mucho más contenida –debido en un principio a un presupuesto menos holgado- resultaba más redonda y mejor acabada. Además creo que entre la gran cantidad de clips publicitarios y traileres he visto muchas escenas que luego no han aparecido en la gran pantalla. Quizás ayuden un poco en un futuro Montaje del Director ha darle mejor empaque a la película y pausar un poco el ritmo.
Por otro lado, el abuso de guiños para aquellos aficionados creo que puede perjudicar a los que no tienen ni idea, como todo lo relacionado con Furia y los Vengadores, que no queda del todo claro. La ya anodina escena tras los créditos es una clara muestra de ello.
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