
Pocas veces una serie de televisión pone tan de acuerdo a crítica y público. Lo que empezó con un piloto prometedor y con las mejores intenciones por parte de la cadena ABC, que la situaban como la sucesora natural de Perdidos, se fue desinflando poco a poco y perdiendo en tramas alargadas sin necesidad, personajes y situaciones bastante sosas y, en consecuencia, una pérdida masiva de espectadores. Tampoco ayudó mucho la nula capacidad para emocionar de un Joseph Fiennes venido a menos que sufría mucho cuando su personaje se alejaba de la acción propia del caso y se refugiaba en sus problemas personales con el alcohol y la futura pérdida de su mujer, algo a lo que sin duda le han dado muchas vueltas. Demasiado sentimentalismo para una serie de acción. Ya hablé de sus comienzos por aquí.
Tras unos diez episodios a cada cual más insulso, la cadena decidió parar la producción y revisarla a fondo en un intento desesperado de ganarse de nuevo a la audiencia. Sin embargo, con una serie cuya trama continúa de forma evidente capítulo tras capítulo esto es muy difícil, ya que ningún espectador va a engancharse a una historia a la mitad, por mucho que mejore esta. Y mejorar, es verdad que mejoró, solo que demasiado tarde. Por no hablar de que la premisa original de que el día en la ficción en el que se iban a cumplir los flashforwards iba a coincidir con el día real en el que se emitiera el último capítulo quedó totalmente olvidada. El caso es que, cuatro meses después, la serie volvió a la parrilla para emitir sus últimos capítulos y confirmar los constantes rumores de cancelación.
La vuelta trajo consigo nuevos actores y personajes y un cambio significativo tanto en la idea principal como en muchos de los protagonistas. Se pone un rostro al malo de turno al que hay que perseguir y se orienta la investigación a intentar prevenir otro blackout que se antoja inminente, mientras el fatídico día que todo el mundo vio en su desmayo se acerca sin remedio. Conspiraciones científicas -¿y gubernamentales?-, agentes dobles que no sabíamos que lo eran, viajes a África en busca de respuestas y la misma pregunta siempre, ¿se puede cambiar el futuro? A lo que podíamos añadir, ¿qué consecuencias puede tener dicho cambio en caso de realizarse?
Pero lo peor de todo no es esto, sino el final que le han dado. Parece como si los responsables no se hubieses imaginado la cancelación prematura, porque el final es abierto de forma que no da ninguna respuesta, así que nos quedamos a cuadros. Ya podrían haberse puesto a trabajar en una forma de cerrar las tramas y no en plantear nuevos cliffhanger para una futura temporada que nunca llegará. Como conclusión, algún momento interesante en su Piloto y en su segunda parte, pero prescindible durante los 10 primeros capítulos –hasta el forzado parón- y con un final decepcionante. Malos resultados para la llamada a ser la sucesora de Perdidos.

No hay comentarios:
Publicar un comentario