lunes, 14 de junio de 2010

Los X-Men de Chris Claremont y Alan Davis: La Nueva Era

En Julio de 2004 tuvo lugar la enésima revolución mutante, que en este caso concreto consistió en una nueva vuelta al clasicismo más absoluto, contando con los personajes principales como protagonistas y con dos grandes artistas como responsables en la dirección de la colección. Con exitosas etapas pasadas cada uno por separado y tras haber colaborado en números y proyectos concretos así como en alguna serie regular –la primera serie dedicada a Excalibur- el guionista mutante más famoso de todos los tiempos Chris Claremont y uno de los artistas más completos del panorama actual, Alan Davis, decidieron reunirse de nuevo para otra corta etapa en la colección madre mutante Uncanny X-Men.

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La Marvel de la época estaba siendo regida por Joe Quesada –que todavía sigue en su cargo con una salud envidiable- y estaba en un momento de transición peculiar. Lo que hasta entonces había sido un universo donde cada artista podía contar sus propias historias sin preocuparse especialmente por el resto de colecciones o por el pasado de los personajes –la tan denostada continuidad- estaba a punto de cambiar con la cada vez mayor influencia de Brian Michael Bendis en la editorial, cuyos planes para los Vengadores incluía una reestructuración total de muchos conceptos que culminaría en el primer gran crossover en mucho tiempo que englobaría a todas las colecciones de Marvel: Dinastía de M.
Pero esto es adelantar acontecimientos. Todavía quedan unos meses para que los caminos editoriales se interpongan en el trabajo de la pareja Claremont-Davis, unos meses donde pueden desarrollar sus historias y dejar una corta etapa para el recuerdo. La franquicia mutante acababa de salir de uno de esos periodos anodinos entre grandes momentos y desde la marcha de Grant Morrison (Los Invisibles, Batman: Gótico) del título X-Men que las cotas de calidad del universo mutante dejaban mucho que desear. En el momento en que comenzó la andadura de Davis en la colección –Julio 2004- las expectativas eran grandes. Si contamos además con que Josh Whedon (Dollhouse) y John Cassaday acababan de inaugurar Astonishing X-Men, parecía que el cosmos mutante de la editorial se disponía a vivir uno de esos momentos de gloria que lo mantienen en danza, que se dan cada pocos años y que la salvan del ostracismo absoluto.

El fin de la historia (Uncanny X-Men #444-447 USA, Julio a Octubre de 2004)
La delicia visual en lo que se convierte este cómic gracias a un inspiradísimo Alan Davis es sin duda lo mejor de esta saga inicial, donde Claremont, sin renunciar a sus tan manidas cajas de texto, elabora una historia simpática y emocionante llena de detalles que por momentos recuerda a su mejor época.

Desde el partido de béisbol inaugural, la caracterización de los personajes está bien elaborada y nos lleva a conocer el nuevo status de los integrantes de la Mansión del Profesor Xavier para Jóvenes Talentos, que es ahora una escuela abierta a cualquier estudiante con poderes mutantes, ya que se ha convertido en dominio público su existencia. Con Xavier intentando reconstruir Genosha –Morrison se encargó de arrasarla en su momento- el líder actual de la Patrulla-X es Tormenta, cuyo equipo se ha hecho con un permiso gubernamental y actúa bajo las órdenes de los Estados Unidos, con el nombre clave de X.S.E. Aunque esto no acabe de convencer a todo el mundo, ya que la histeria y el racismo antimutante siguen muy presentes en los guiones de Claremont. En estas primeras páginas aparecen Cíclope y Emma –directores de la Escuela- la Bestia o Pícara, que trabajan en ella y los miembros activos del X.S.E., verdaderos protagonistas del título: Lobezno, Rondador, Chica Maravillosa, Bishop, Bala de Cañón o Sabia, unidos bajo el liderazgo de Tormenta. Claremont nos lleva por varias misiones del grupo a lo largo y ancho del globo –un grupo paramilitar llamado Armadores o el rescate de jóvenes mutantes- hasta alcanzar las costas inglesas donde reside el Capitán Britania y donde una vieja amenaza -¡de la etapa de Davis en Capitán Britania con Alan Moore!- aparece de nuevo: La Furia.

Davis no se queda a la zaga de su amigo y realiza entregas llenas de fuerza, con sus figuras estilizadas y sus composiciones de página marca de la casa. Davis sabe llenar las secuencias de acción de onomatopeyas y de adrenalina –el trabajo de su entintador habitual Mark Farmer es tan bueno como siempre, aunque habría que destacar también la labor del colorista Frank D´Armatta, que consigue un acabado espectacular-. Me llamó la atención especialmente una coreografía de lucha de Rondador en plan artes marciales. Pero la labor del dibujante no se limita a plasmar interminables enfrentamientos entre seres superpoderosos –por muy bien que le queden- sino que no desentona en los momentos intimistas entre protagonistas, de los cuales la mayoría llevan muchos años de amistad a sus espaldas. Davis no se deja un fondo sin dibujar y la recreación de los interiores de la mansión –la labor en la habitación de Rondador, con todos esos pósteres de películas es muy grande- y los guiños a los aficionados de toda la vida –el uso de los uniformes que diseñó Jim Lee para la aventura de Claremont en pleno espacio- hacen de esta primera saga unos tebeos muy recomendables.

Por cierto que ambos autores no renuncian a la nueva posición de la editorial con respecto al resto de títulos y no tienen problemas en presentar situaciones que muestren el resto del universo Marvel del momento, así como traer a algún héroe invitado como Carol Danvers, militante de los Vengadores.

Un pequeño descanso para Davis
No vamos a descubrir ahora que Alan Davis tiene ciertas dificultades para mantener el nivel de sus lápices todos los meses. Es por ello que la existencia de un dibujante que le asista con algunos números se da por probado desde el mismo momento en que se asocia el nombre del inglés a una colección regular. Los Uncanny X-Men #448 y 449 USA cuentan con los lápices de un todavía muy verde Olivier Coipel –Scott Hanna a las tintas y Chris Chuckry al color- que daría su salto de calidad en Dinastía de M y se consagraría de forma definitiva como dibujante estrella en la serie de Thor –reseñada aquí mismo-. Aquí demuestra el dibujante francés su gran composición de página y ese tono humorístico del que es capaz de dotar a determinadas escenas. Que por cierto las portadas corresponden a Greg Land –la primera de Lobezno es uno de sus mejores dibujos y la segunda con Tormenta como protagonista-. En realidad, como suele ser habitual con Land, ninguna guarda especial relación con lo que ocurre en el interior, una aventura en dos partes donde la Patrulla-X vuelve al lugar de su más reciente batalla para encontrarse con el regreso del Capitán Britania y su esposa Megan. Con motivo de su estancia en Inglaterra, van a ser invitados a una cena de gala con la mismísima reina, algo que una antigua villana no está dispuesta a permitir: ¡el regreso de una de las ex mujeres de Lobezno!

La herida más cruel (Uncanny X-Men #450 y 451 USA)
Vuelve el equipo artístico comandado por Alan Davis para conmemorar un número tan especial como es la entrega número 450 de una serie regular en una aventura en dos partes antes de volver a tomarse otro descanso en el tablero de dibujo. La historia transcurre en el Distrito-X, un barrio de Manhattan donde la mayoría de la población es mutante y donde los problemas derivados son de lo más curiosos: desde la gente que disfruta disfrazándose de mutante y yendo a bailar a clubes exclusivos hasta los pandilleros que buscan un poco de bronca. Es en este ambiente donde se producen una serie de asesinatos cuya causa parece ser un mutante con garras de adamantium. Claremont introduce a X-23, un clon de Lobezno que fue creado originalmente en la serie de televisión X-Men Evolution y luego exportado a las páginas de los cómics, creciendo tanto su popularidad que hoy es uno de los miembros fijos de X-Force, bajo las órdenes del propio Logan. Claremont cuenta su historia usando otro de sus recursos fetiche: plantar semillas en determinadas escenas aquí y allá que ayuden tanto al melodrama como a nuevos misterios. De esa forma tenemos una subtrama cuyo centro es el Club Fuego Infernal –con Sabia siguiéndolo muy de cerca-; una incipiente relación romántica entre Rondador y Rachel –en una espectacular secuencia plasmada por Davis al más puro estilo Piratas del Caribe- o una cita entre Logan y Ororo -que se disponen a ver un musical con un tal Hugh Jackman en la cartelera, por cierto-.


¡Tras el fuego infernal! (Uncanny X-Men #454-456 USA, Enero a Marzo de 2005)
Sustituye Andy Park de nuevo al dibujante titular en esta trilogía que cuenta con el entintado de Jon Sibal y cuyo título es del todo revelador: una de las tramas secundarias que ha ido desarrollando Claremont cristaliza en estas páginas con la vuelta al primer plano de uno de los enemigos más antiguos y mortíferos de la Patrulla-X: el Club Fuego Infernal. Para ello divide el guionista la acción en diferentes lugares y con protagonistas distintos: mientras la Reina Blanca y la Chica Maravillosa lidian con Víbora en Hong Kong durante una subasta de mutantes esclavos, Tormenta y Bishop asisten a una reunión con Sebastian Shaw y Sabia, que presentan al nuevo Rey Negro: ¡Roberto DaCosta! Mientras Lobezno y Rondador se parten la cara con tropas de asalto en pleno centro de París, por supuesto. Le queda algo enrevesada la trama a Claremont que vuelve sobre algunos personajes míticos que van haciendo aparición, como Selene –de rabiosa actualidad en las colecciones mutantes que se publican ahora mismo- y Donald Pierce. Aunque tengo la sensación de que el guionista está echando mano de viejos conceptos que quizás estén demasiado trillados y la verdad es que el aficionado de toda la vida puede estar y a un poco saturado de la enésima intentona de restaurar el Club Fuego Infernal. El dibujante tampoco ayuda a hacer destacable esta saga. No tiene sentido la comparación con Alan Davis, pero incluso está varios peldaños por debajo de Olivier Coipel.

El fin del mundo (Uncanny X-Men #455 – 459 USA, Abril a Agosto de 2005)
La saga más larga de la estancia de Alan Davis en la colección tiene como eje central la vuelta de uno de los personajes fetiche de Claremont, del que no podía servirse por culpa de una tontería en esto de los cómics de superhéroes: estaba muerto. Si Josh Whedon estaba en esos momentos haciendo lo propio con Coloso, el Patriarca Mutante no pudo resistirse a traer de entre los muertos a Betsy Braddock, alias Mariposa Mental, que tantas tramas había protagonizado en su primera etapa en la Patrulla-X. Mariposa despierta meses después en el mismo sitio donde abandonó este mundo -en España, fue el propio Claremont el artífice de esta historia en la colección Extreme X-Men, junto al valenciano Salvador Larroca-. Sin tiempo para muchas explicaciones, la Patrulla recibe una llamada de emergencia de Lobezno, que se encontraba resolviendo algunos asuntos personales en las Rocosas Canadienses. Junto con X-23, que se resiste a integrarse en la vida estudiantil, el grupo se dirige a uno de los terrenos favoritos del guionista, que permite por otra parte lucirse a su dibujante titular: la Tierra Salvaje, donde una nueva raza de saurios se ha hecho con el poder y amenaza con expandir sus dominios a todo el globo terráqueo. Gran trabajo en la parte artística –aunque hay que reconocer que la labor de Dean White baja algunos puntos al compararse con el anterior colorista- no sólo en la ambientación de la selva primigenia, sino en el dibujo de las innumerables criaturas que la pueblan. Por no hablar de la apariencia de Mariposa, la que debe de ser de las favoritas de Davis, porque la dibuja de manera espectacularmente bella.

El último descanso de Davis en la colección (Uncanny X-Men #460 – 461 USA, Agosto 2005)
Tom Raney es ahora el encargado de sustituir a Davis. No hace un mal trabajo, aunque tengo que reconocer que no es de mi gusto. Le ayuda Scott Hanna a las tintas y Gina Going con los colores. Como curiosidad, uno de los números contó con una simpática portada de Frank Cho con Mojo como protagonista. Y es que Claremont sigue sin defraudar y prefiere transitar caminos conocidos, como la presencia del gobernante del Mojoverso. El primer número también le sirve a Claremont para poner un poco de orden en la casa, en uno de esos típicos capítulos entre aventuras donde los personajes se reúnen y comentan qué les ha pasado. La vuelta de Mariposa y de Coloso, con todo lo que eso conlleva o los problemas de Lobezno, que lleva varios capítulos perdido –en realidad había sido secuestrado por La Mano y convertido en uno de sus peores asesinos-. Y como no podía ser de otra forma: ¡los X-Babies!

Dinastía de M (Uncanny X-Men #462 y 463 USA, Septiembre de 2005)
Davis se despide de la colección por desavenencias con las historias que se estaban contando –algo muy propio del autor británico- y Claremont lo seguiría un poco después. En estos dos últimos números se sitúa el crossover con Dinastía de M, donde una tierra gobernada por los mutantes ha sustituido a la de toda la vida. El Capitán Britania toma el protagonismo cuando percibe que todos estos cambios pueden traer la destrucción del multiverso. Junto con su mujer, su hermana y Rachel tendrán que llegar al fondo del asunto antes de 48 horas, tiempo de vida que le queda a su dimensión. La oportunidad que no tuvo Claremont de participar en La Era de Apocalipsis, vamos.

Valoración personal
Una etapa interesante que reúne lo mejor y lo peor de Claremont en los últimos tiempos: historias entretenidas, salpicadas con toques de melodrama entre los personajes y cantidad de cabos sueltos que quedan pendientes de resolver. Al tiempo, juega en su contra la excesiva preferencia por situaciones y villanos de su pasado como máximo responsable del título mutante por excelencia, lo que al final deja una sensación en el lector de ya visto. Además, su colaboración con Alan Davis, un dibujante genial donde los haya, pero de marcado corte clásico, le da un toque a toda la etapa de vuelta a los orígenes –o vuelta a contar otra vez lo mismo, siendo más quisquillosos-. Hay que reconocer que el nuevo status quo de la Patrulla –como grupo de acción gubernamental- da lugar a alguna buena historia en los primeros números, pero luego esto se diluye. El intento del guionista por cuadrar su serie con el resto del universo Marvel es loable –por ejemplo, Lobezno desaparece de sus páginas cuando debía hacerlo- aunque no sirve para mucho. Al mismo tiempo que tienen lugar estas aventuras se situaría también la saga de Whedon y Cassaday y sus consecuencias no acaban de verse reflejadas en las páginas de Davis, salvo la corta mención a la vuelta de Coloso. Sin contar con la otra serie principal de mutantes, X-Men, de la que no tengo ni idea de en qué andaban.

En resumen, para los amantes del dúo Claremont-Davis –o para los que gustan de sus trabajos por separado- es una serie entretenida y bien hecha, sobretodo con un nivel de dibujo muy alto, llena de referencias al pasado de los mutantes que intenta al mismo tiempo contar historias nuevas imbuidas en la continuidad actual, aunque no acaba de conseguirlo del todo.

La edición de Panini
La editorial seguía con su política de grapas de 48 páginas. La etapa Claremont-Davis comenzó en el número 114 del segundo volumen de Patrulla-X, que se publicó en Septiembre de 2005. El problema llega con la inclusión de diverso material de relleno que hace de vez en cuando. Concretamente en el número 116 –y coincidiendo con el número de descanso de Davis- la editorial mete de rondón dos historias de X-Men Unlimited centradas en Tormenta y de calidad dudosa –la primera es totalmente olvidable. La segunda, al estar realizada por Claremont y Paul Smith y situada cronológicamente en el momento en que ellos eran los responsables de las aventuras de los mutantes puede tener un punto nostálgico, pero sin duda no es el momento ni el lugar adecuados para ser publicados, ya que a cualquier interesado en la colección principal se le obliga a un desembolso mayor por un material que lo más probable es que no quiera-. De forma curiosa, para el siguiente número de decide recortar el número de páginas a las de un número americano –24 páginas de historieta, sin publicidad- ya que nos encontramos ante el último número del segundo volumen de la colección de la Patrulla-X, que sería relanzada en enero de 2006 de nuevo en grapas de 48 páginas y que dio lugar al famoso tema de las ediciones especiales, un lío en el que se metió la editorial para diferenciar caminos de distribución y que consistía en añadir el nombre pertinente en las cabeceras de algunos de sus cómics, cambiando la portada y poco más, algo que en series como Los Nuevos Vengadores fue una auténtica chapuza ya que no llegaron a publicar las portadas originales a su debido tamaño. Como en la serie dedicada a las mutantes cabían dos números americanos se ahorraron este problema seleccionando una portada según la edición y reproduciendo la otra en el interior. Aunque los designios editoriales a veces no dejan mantener siempre la misma política, de hecho los números pertenecientes al crossover con Dinastía de M se publicaron a razón de uno mensual.

Otras etapas de los X-Men en este blog:
Los X-Men de Stan Lee y Jack Kirby: los orígenes.
Los X-Men de Mike Carey: Legado

2 comentarios:

  1. Precisamente ahora estoy leyendo estos cómics. Comparto tu opinión.

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  2. Están bastante bien, en una época que surgieron algunas buenas historias.

    Teniendo en cuenta que ahora mismo no acaban de pillarle el truco.

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