Fiel a su estilo, Reverte va narrando sus vicisitudes paso a paso y las alterna con abundante información histórica, en especial todo lo concerniente a la creación de los lugares por los que pasa; los personajes que cobraron mayor importancia o las anécdotas más curiosas que pueden llamar la atención del viajero. Como no podía ser de otra forma, la llamada Fiebre del Oro que arrastró a miles de personas anónimas –y algunas no tanto, como el propio London- que atravesaron el Norte de Estados Unidos hasta llegar a Alaska cruzando las salvajes tierra de Canadá copa la gran mayoría de las páginas. Reverte consigue dar un ritmo apropiado a la historia de su viaje y en ningún momento llega a cansar al lector, a pesar de la abundante información con la que le obsequia.
Ya sea en tren, en barco, a pie o en avión, Reverte va atravesando la tierra de Canadá en dirección Norte con lo que en un principio parece ser realizar uno de sus sueños de juventud: una travesía en canoa por el río Yukon. De esa forma el libro está dividido en partes con el itinerario seguido por el escritor: de Vancouver a Skagway por la accidentada costa de Alaska en barco; de ahí a Whitehorse, horadando uno de los caminos más peligrosos que los antiguos buscadores de oro atravesaban a cientos, muchos de ellos perdiendo la vida; el descenso hasta Dawson City en canoa, acompañado ésta vez por un variopinto grupo de amigos, un descenso mucho más serio de lo que se supone en un principio; la llegada hasta las ciudades más al Norte y el inicio del regreso, principalmente por avión, hasta llegar de nuevo a Vancouver, donde al viaje todavía le queda una buena etapa: cruzar el país hacia el Este en el ferrocarril transcanadiense para disfrutar de las metrópolis situadas al borde de la frontera americana –con visita a las cataratas del Niágara, por supuesto- para finalmente ver cumplido otro anhelo de juventud: embarcarse y cruzar el océano de regreso a Europa, en concreto a Liverpool, pero alejado de esos cruceros para turistas: en un barco carguero.
Un libro muy recomendable para el que disfrute de los viajes, pero no en forma de novela, sino donde se cuentan las experiencias del propio autor. No suele ser fácil encontrar este tipo de propuestas no noveladas, pero Reverte es un valor seguro con una mezcla muy hábil de entretenimiento y al mismo tiempo de veracidad en lo que cuenta, ayudado por cantidad de datos contrastados históricos. Para todos aquellos que disfruten de las aventuras de Jack London; para los que no nos hemos podido ir de vacaciones a ningún sitio o para aquellos que sueñan con realizar algún día un viaje parecido; este libro debería ser de cabecera.
Además el libro viene con varias páginas a color con fotos del propio autor –o de alguno de sus compañeros- y con documentos gráficos antiguos, que vienen muy bien para hacerse una idea comparativa entre el hoy y el ahora y la situación en que se vivía a finales del Siglo XIX en plena fiebre del oro americana. Además de los necesarios mapas para hacerse una idea del camino recorrido.
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