El final de la temporada anterior dejó un más difícil todavía al que los guionistas sin duda les iban a costar superar. Dean, que había intercambiado la vida de Sam por su propia alma, no pudo salvarse en los momentos finales. Ambos hermanos fallaron en su intento de eliminar a Lilith, el demonio que retenía el contrato por lo que, sin más remedio, Dean acababa en el infierno sometido a las más inhumanas torturas.
¿Cómo iban a continuar los creadores de Supernatural tras este cliffhanger?
Seguir leyendo para averiguarlo.
Tengo que reconocer que el primer capítulo de la nueva temporada me decepcionó muchísimo en sus comienzos, si bien consiguió arreglarse un poco al final. Y es que Dean vuelve en el minuto uno. No sabemos muy bien cómo, ni el por qué, pero se levanta de su tumba y les da un susto de muerte a Sam y a Bobby. Apenas han pasado cuatro meses en la ficción, pero aquí lo tenemos. Por supuesto las dudas sobre su verdadera identidad están ahí, pero pronto lo aceptan como tal, ya que una extraña presencia lo acecha. No tenemos mucho tiempo para más y ya se nos presentan dos nuevos personajes que irán apareciendo a lo largo de toda la temporada: Pamela Barnes, una médium y psíquica y el ente sobrenatural responsable de la vuelta de Dean a la vida: Castiel, un ángel del Señor.
Y con esto tenemos una serie de tramas nuevas de la nada que continúan con las anteriores con total naturalidad. Como ya es habitual, los hermanos Winchester tendrán que convivir el uno con el otro de la mejor manera posible, teniendo en cuanta los traumas por los que cada uno a pasado. Los silencios y los secretos empiezan a ser habituales entre ellos y eso puede ser decisivo en su cruzada contra los demonios que quieren asolar la Tierra. Dean se consume por los recuerdos de su estancia en el infierno. Aunque en el mundo real apenas han sido cuatro meses, para él han sido interminable años. Mientras, Sam se ha unido con Ruby en más de un sentido, ya que cuenta con su ayuda para ir eliminando demonios. Aparte del cuchillo con habilidades especiales que porta Ruby, Sam ha aprendido a utilizar sus habilidades psíquicas y ya es capaz de exorcizar demonios directamente con su fuerza de voluntad. Esto es algo que aterra profundamente a su hermano, que no cesa en su empeño de prohibírselo, aunque bien pueda ser su última oportunidad.
Y es que la llegada de Castiel tiene un único motivo: la guerra entre el cielo y el infierno se ha desatado. La ruptura del Primer Sello ha ocasionado que Lilith emprenda una cruzada por romper los restantes sellos, tras lo cual Lucifer caminará libre por la Tierra. No hace falta decir que aparte de librar la guerra por su cuenta, Castiel recluta a los hermanos y en especial a Dean, al que irá dirigiendo poco a poco. Y en esto se mueve esta nueva temporada: a veces la ruptura de algunos sellos provoca consecuencias que los hermanos deben solucionar; otras veces son ellos los encargados de proteger dichos sellos.
Es muy interesante la labor de los responsables tras la serie por ofrecer nuevas ideas al tiempo que conservan aquello esencial que viene repitiéndose desde los comienzos: no sólo la relación entre los hermanos, que irá evolucionando, casi siempre a peor; ni las constantes referencias a la cultura popular en forma de películas, series de televisión o libros; sino la habilidad de en un solo capítulo unir la caza de un ente sobrenatural con una trama superior, en este caso la lucha contra los demonios por la salvación humana. Empiezan a aparecer diferentes ángeles y demonios, como Uriel, interpretado por Robert Wisdom (The Wire, Prison Break).
Los Winchester conocerán de la mano de Castiel el pasado de su familia y la razón por la que el demonio Azazel eligió a Sam –con un viaje en el tiempo de Dean a lo Regreso al futuro-; rendirán su particular homenaje a las viejas películas de Hammer; nos reiremos muchísimo cuando Dean contraiga una enfermedad que mata de miedo; se verán involucrados en el día de Halloween; deberán lidiar con una fuente que cumple todos los deseos del que tira una moneda en ella; se enfrentarán a la magia de trucos y a la de verdad y se encontraran con muchas y variadas criaturas, como sirenas, por ejemplo. Hay algunos capítulos muy interesantes, como en el que vemos cómo habría sido la vida de los hermanos si nunca se hubiesen conocido o cómo fue su estancia en el instituto. En especial destaca sobre todos ellos uno en el que los hermanos son reconocidos en una tienda de cómics como los protagonistas de una serie de novelas tituladas Supernatural. Para su sorpresa, descubren que todas sus aventuras, con todo lujo de detalles, se encuentran impresas. La resolución es buenísima y brillante.
Y todo esto en medio de una vorágine de estrategias, luchas y asesinatos entre ángeles y demonios, con los Winchester en medio. Mientras Dean anda de un lado a otro, consumido por los remordimientos y por la preocupación hacia su hermano; éste ha iniciado un camino personal de destrucción con el único fin de destruir a Lilith antes de que lleve a cabo su cometido.
Pero las cosas no siempre son lo que parecen y mucho menos cuando Dios no sólo no contesta las plegarias de sus devotos, sino de los propios ángeles que le sirven. Esto propicia una serie de traiciones y luchas internas en uno y otro bando que dejarán a los Winchester en una encrucijada.
En el fondo Supernatural ha vivido en estos cuatro años de emisiones una evolución propia. Lo que empezó siendo un caso semanal que resolver, con un ente sobrenatural, un monstruo o un misterio que desentrañar, normalmente basado en leyendas americanas; a pasado a tener una trama mayor, dejando los casos semanales a meros capítulos de relleno donde explotar situaciones más ridículas para reforzar el humor, ya que el resto toma un camino mucho más oscuro. Para aquellos que disfrutaran mucho con los primeros episodios de la serie, no defenderán el ligero cambio de estilo que se empezó a notar en su tercera temporada y que ya es evidente en su esta última. Personalmente yo lo prefiero así: me gustan más las historias río y si se ven obligados a incluir capítulos de relleno, pues que sean lo suficientemente buenos para brillar por sí mismos. En esta Cuarta temporada, casi todo tiene que ver con la guerra entre demonios y ángeles. Todo se ha vuelto más serio y más oscuro y con los capítulos de relleno te ríes y sueltas tensión. Pero tal y como ha ido la cosa este año, está claro que cualquier tipo de idea tiene cabida en una entrega de Supernatural. Los guionistas ya se encargarán de darle forma e incluirlo en forma de relleno o de pieza esencial para la trama.
Al principio de este post comentaba que los guionistas lo iban a tener difícil para superar el clímax final de temporada. Me equivocaba: con esta lo superan de calle.
Todo Supernatural, aquí.






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