jueves, 1 de diciembre de 2011

Jane Eyre, de Cary Fukunaga


Una de las historias románticas más famosas de la literatura inglesa del Siglo XIX –su autora es una de las hermanas Brontë, en este caso Charlotte- que ha sido adaptada en más de diez ocasiones a la pequeña y gran pantalla, la última de las cuales tuvo lugar en la cadena BBC en forma de miniserie de cuatro capítulos.

Cinco años después de su última versión, ahora nos llega esta producción británica que cuenta con dos actores en pleno ascenso en sus carreras: la australiana Mia Wasikowska (Los chicos están bien), la última Alicia en el país de las maravillas y Michael Fassbender, irlandés al que conocimos en Hermanos de sangre y que tiene que empezar a seleccionar mejor sus papeles una vez alcanzado el reconocimiento y el estrellato (300, Eden Lake, Malditos bastardos, Centurión, Jonah Hex, X-Men Primera Generación).

Lo que más puede llamar la atención es el director californiano encargado del proyecto cuyo currículo no es especialmente notable. Apuesta por una ambientación muy lograda, triste y por un ritmo pausado donde priman los largos diálogos y los silencios. Jamie Bell (Resistencia, Tintín) y Judi Dench (Casino Royale) tienen sendos papeles secundarios, el primero como pastor encomendado a la labor divina y la segunda como ama de llaves de Thornfield, lugar donde se desarrolla lo principal de la trama.

El drama y el romance se mezclan en una historia que recuerda a otras novelas de la época dickensianas como Oliver Twist o Little Dorrit, si bien la trama principal se desarrolla en la campiña, en un lugar aislado donde la joven Jane Eyre, cuya infancia de huérfana en un colegio para niñas problemáticas no ha sido todo lo feliz que se podría desear. Un pasado que lleva a cuestas y cuya tristeza parece hermanarla al señor de las tierras, Rochester, un hombre tosco y cortante en sus modales, pero correcto y educado, cuyo único interés es la educación de una pequeña que vive en la mansión. Entre Rochester y Eyre irá naciendo poco a poco una atracción que se verá condimentada por un misterio que encierra la enorme casa y que a la postre condicionará su relación.

Se trata de una correcta adaptación que tampoco destaca por nada. Sus actores cumplen con sus papeles, la historia es ya de por sí conocida y la ambientación y el ritmo, verdaderos elementos diferenciadores, son de un tono bastante clásico, tanto como lo es la novela en la que se basa. Los que ya sepan qué van a encontrarse disfrutarán con la película y los que prefieran algo más movido acabarán pidiendo la hora al final. 

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