Una de las historias románticas más famosas de la literatura
inglesa del Siglo XIX –su autora es una de las hermanas Brontë, en este caso
Charlotte- que ha sido adaptada en más de diez ocasiones a la pequeña y gran
pantalla, la última de las cuales tuvo lugar en la cadena BBC en forma de
miniserie de cuatro capítulos.
Cinco años después de su última versión, ahora nos llega
esta producción británica que cuenta con dos actores en pleno ascenso en sus
carreras: la australiana Mia Wasikowska (Los chicos están bien), la última Alicia
en el país de las maravillas y Michael Fassbender, irlandés al que
conocimos en Hermanos de sangre y
que tiene que empezar a seleccionar mejor sus papeles una vez alcanzado el
reconocimiento y el estrellato (300, Eden Lake, Malditos bastardos, Centurión,
Jonah Hex, X-Men Primera Generación).
Lo que más puede llamar la atención es el director
californiano encargado del proyecto cuyo currículo no es especialmente notable.
Apuesta por una ambientación muy lograda, triste y por un ritmo pausado donde
priman los largos diálogos y los silencios. Jamie Bell (Resistencia, Tintín) y
Judi Dench (Casino Royale) tienen sendos papeles secundarios, el primero como
pastor encomendado a la labor divina y la segunda como ama de llaves de Thornfield,
lugar donde se desarrolla lo principal de la trama.
El drama y el romance se mezclan en una historia que
recuerda a otras novelas de la época dickensianas como Oliver Twist o Little Dorrit,
si bien la trama principal se desarrolla en la campiña, en un lugar aislado
donde la joven Jane Eyre, cuya infancia de huérfana en un colegio para niñas
problemáticas no ha sido todo lo feliz que se podría desear. Un pasado que
lleva a cuestas y cuya tristeza parece hermanarla al señor de las tierras,
Rochester, un hombre tosco y cortante en sus modales, pero correcto y educado,
cuyo único interés es la educación de una pequeña que vive en la mansión. Entre
Rochester y Eyre irá naciendo poco a poco una atracción que se verá
condimentada por un misterio que encierra la enorme casa y que a la postre
condicionará su relación.
Se trata de una correcta adaptación que tampoco destaca por
nada. Sus actores cumplen con sus papeles, la historia es ya de por sí conocida
y la ambientación y el ritmo, verdaderos elementos diferenciadores, son de un
tono bastante clásico, tanto como lo es la novela en la que se basa. Los que ya
sepan qué van a encontrarse disfrutarán con la película y los que prefieran
algo más movido acabarán pidiendo la hora al final.



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