La última serie producida por ese genio del cine que es
Steven Spielberg ha terminado igual que comenzó: con un capítulo doble que
hacen un total de trece entregas en las que se ha puesto mucha voluntad y mucho
empeño por vender una propuesta de
entretenimiento para toda la familia que en verdad hace demasiada agua por sus
costuras y que no ha logrado despertar el interés del gran público, ni
conquistar a la crítica. De hecho, a día de hoy todavía desconozco si ha sido
renovada para una segunda temporada, ya que su coste era tal que su producción
debía de programarse para toda una temporada, algo muy poco habitual en la
televisión actual, sobre todo si hablamos del a cadena FOX, famosa por su poca
paciencia a la hora de medir las audiencias.
Terra Nova no ha
sido todo lo esperado por varias razones. A priori podría haberse tratado de
una historia de supervivencia en un ambiente único, pero el marcado todo
familiar le ha impedido ir un paso más allá y se ha quedado encorsetada en un para todos los públicos que la ha
perjudicado, llegando a exasperar en algunos momentos el candor e inocencia de
muchos de sus personajes, así como la resolución y consecuencias de varios
conflictos. Los buenos lo son demasiado y los malos son codiciosos y egoístas,
cuando no locos, anteponiendo siempre su propio beneficio al de la colonia y al
de toda la humanidad.
Con un marcado carácter de procedimental que no le pega ni
con cola, la mayoría de sus capítulos están enfocados a solventar alguna
dificultad nueva en el emplazamiento privilegiado donde sobreviven alrededor de
unas mil personas. Las tramas principales, con el protagonismo compartido de
otros seres humanos que viven fuera de Terra Nova y que se hacen llamar los
Seises, no acaban de acaparar la atención necesaria por parte de los
guionistas, así como el papel del hijo perdido del comandante Taylor y el plan
secreto tras la creación del enclave. Todo esto al final acaba precipitándose
de modo que la temporada queda bastante cerrada pero con los necesarios cabos
sueltos para plantear una continuación, si bien la sorpresa final tampoco lo
parece tanto.
Y eso nos lleva a otros dos grandes fallos de esta
serie –que ya suma demasiados- y que son
muy fáciles de apreciar a lo largo de
todo su metraje: en primer lugar los efectos especiales, que no ha sorprendido
en ningún momento y que han causado más estupor por el marcado tono de serie B
que por otra cosa y segundo y último, el uso de las elipsis en cada capítulo es
brutal, de forma que se nos escatiman una gran cantidad de cosas que tienen
lugar y que apenas se explican en un par de diálogos. Está claro que no puede
mostrarse todo en pantalla, debido a las limitaciones presupuestarias, pero hay
mejores maneras de disimular este tipo de impedimentos, con mucha más imaginación
y saber hacer.
Terra Nova queda
como una serie fallida que no creo que acabe renovando, que lo único que ha
ofrecido es un entretenimiento liviano para toda la familia. Podría haber sido
mucho más, posibilidades tenía, pero se ha optado por lo seguro y eso a veces
no acaba siendo lo más productivo para la cadena. Le sobraba mucho de Falling Skies y le faltaba demasiado de
Battlestar Galactica, por nombrar
dos series recientes de temática parecida. Y al final, parece ser, le va a
costar la continuidad.



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