Parece que el director de éxitos indiscutibles como El gigante de hierro, Los increíbles o Ratatouille tenía problemas para encontrar la financiación
necesaria para su siguiente proyecto. En esas que como paso previo a una
película más personal, decidió embarcarse en esta franquicia de acción
exagerada que a priori podía darle el crédito necesario, ya que el éxito de
taquilla estaba prácticamente asegurado. Algo que a veces puede reñirse con la
calidad de la película, pero parece ser que tanto el actor principal y
productor Tom Cruise como J. J. Abrams –director de la anterior y productor de
ésta- lo tenían claro: Brad Bird es un estupendo director de acción y aquí no
solo lo demuestra sino que entrega la mejor de toda la saga.
Protocolo Fantasma
sigue el esquema que permitió a Abrams rescatar la franquicia del olvido en el
2006, curiosamente en su debut en el cine –después ha dirigido Star Trek y Super 8 y sigue muy ligado a la televisión con series como Fringe o Person of Interest, tras éxitos como Perdidos y algún que otro resbalón como Undercovers-. Un intenso thriller de acción que se va desarrollando
en diferentes escenarios exóticos –Budapest, Rusia, Dubai, la India- con un
equipo calcado de la anterior y mezclando muy bien el sentido del humor
familiar con la emoción y la intriga de las arriesgadas misiones que deben
llevar a cabo. En este caso se añade un punto diferenciador que recuerda a la
primera entrega dirigida por Brian de Palma: el equipo ha quedado al
descubierto y debe enfrentarse a sus retos solo y sin la ayuda de la agencia
para la que trabajan, el FMI. Por otro lado, resulta irónico que el guión tenga
también determinados elementos que lo hacen muy clásico, con ese enfrentamiento
entre dos superpotencias como la americana y la rusa y la amenaza nuclear de
nuevo sobre la palestra.
Bird dirige desde una secuencia de acción a otra y en medio
se las ingenia para que vayamos enterándonos del bagaje de cada uno de los
personajes en los pocos diálogos que poseen. De esa forma hay cantidad de
guiños a la saga con mucha autoparodia del propio Cruise, cuyo personaje ya lo
tiene calado y al que no le cuesta nada interpretar de forma convincente. Del
resto del reparto era de esperar que fuera Jeremy Renner (Thor, The Town, En tierra hostil) el que más juego diera debido a
su popularidad y no decepciona. El cómico británico Simon Pegg (Tintín, Paul) se queda con la mayoría
de momentos graciosos, como bien hiciera en la anterior entrega; y la actriz
Paula Patton de la réplica de belleza necesaria en toda superproducción que se
precie, en clara competencia con la actriz francesa Léa Seydoux (Midnight in Paris, Robin Hood, Malditos bastardos).
El inevitable villano sería de lo más flojo de la historia,
muy en el estilo de James Bond e interpretado por el actor sueco Michael
Nyqvist, al que conozco de la miniserie basada en la trilogía Millennium. Resulta gracioso ver a
actores como Josh Holloway en pequeños papeles y a Michelle Monaghan, Ving
Rhames (Piraña 3D, Los sustitutos) o
Tom Wilkinson (El escritor) sin ni
siquiera acreditar.
Destacar también la música de Michael Giacchino que
aprovecha la inconfundible melodía con sus propias creaciones y que acompaña en
todo momento las espectaculares secuencias que filma Bird, con un pulso firme
que nos deja apreciarlo todo en su máximo esplendor. Protocolo Fantasma queda como la mejor hasta ahora de la franquicia,
que si Cruise no está dispuesto a continuar puede incluso quedar a salvo en las
manos más jóvenes de Renner, siempre y cuando Abrams permanezca cerca para
darle ese toque de calidad que la diferencia del resto de propuestas de acción
sin sentido, repetitivas y aburridas que van apareciendo de vez en cuando.




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