Una película de lo más curiosa que tengo que reconocer me ha sorprendido más el hecho de que llegue a estrenarse en cines que la propia película en sí, tan claro veía que iba ha convertirse en carne de DVD pese a contar con bastantes caras conocidas.
Y es que Bunraku es una película extraña, en esa línea que marcaba Scott Pilgrim pero mucho más lineal y simple que la adaptación de Edgar Wright. Una mezcla de géneros donde el colorido vestuario, la caracterización de los personajes y esos escenarios de cómic nos hacen pensar en un western, en una película de artes marciales, en adaptaciones de videojuegos o en cine noir moderno. La historia, en el fondo, es lo menos importante y se nos introduce en la misma con unos títulos de crédito que acaban siendo de lo mejor de la película pese a contar una historia ya sabida: la de un futuro postapocalíptico donde las armas de fuego han sido destruidas y dejadas de lado y una ciudad cualquiera donde un grupo de asesinos –numerados del uno al diez- sirven bajo las órdenes del cacique del lugar, Nikola El Leñador, bajo el peculiar rostro de Ron Perlman (Drive). Lo primero que vemos es una pelea donde hacen su aparición un sorprendente Kevin McKidd (Roma), con las mejores coreografías de toda la película, al principio hasta me pareció que era ciego a lo Zatoichi, y Jordi Mollá con un pequeño papel –que necesita cambiar de agente ya-.
En dicha ciudad harán aparición dos personajes que monopolizarán la acción y que harán que todo se convierta en una sucesión de peleas al más puro estilo videojuego de pantallas, de esos donde vas batiendo enemigos sin descanso –lo siento, me viene a la mente Double Dragon, no puedo evitarlo-. Josh Hartnett como un solitario que arregla todo a puñetazos y con un don especial para jugar a las cartas y un samurái que quiere cumplir con la última voluntad de su padre moribundo.
Duele ver a Demi Moore (Margin Call, Mr. Brooks) en este tipo de papeles secundarios insustanciales. También aparece Woody Harrelson (Bienvenidos a Zombieland, Siete almas, 2012, Transsiberian), aunque su papel es más agradecido, prácticamente cuenta con los mejores momentos de la película: el primero con el whisky y el segundo cuando, mediante su particular hobby, narra la historia de Spider-Man desde un punto de vista muy personal.
Bunraku es una película de acción repleta de peleas en un contexto raro, muy colorido y donde nada tiene especial sentido. Fue realizada en 2010 y ha tardado en estrenarse y eso nunca es bueno. A mi me aburrió al poco de empezar, pero seguro que tiene su público aunque no creo que este sea el que va al cine en masa.



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