miércoles, 2 de abril de 2014

No os indignéis tanto, de Manel Fontdevila



El cambio de año le ha sentado muy bien a la editorial Astiberri, con varias publicaciones que se han colocado en los primeros puestos de ventas y lo que es más importante, que han gustado mucho a los aficionados. Los surcos del azar, de Paco Roca, es sin duda uno de los tebeos del año pero el Beowulf de García y Rubín no le va a la zaga. En menor medida, pero también con cierta repercusión, se coloca este más modesto No os indignéis tanto, del catalán Manel Fontdevila y cuyo tema principal no podría estar de más rabiosa actualidad.

Más si tenemos en cuenta que se trata de un trabajo inédito y original, de mayor extensión que lo que nos suele ofrecer el autor, que ha desarrollado con el paso del tiempo una mirada envidiable cargada de ironía y humor para reflejar las variados aspectos de nuestra sociedad, en apenas unas pocas viñetas cuando no en una sola. Esta habilidad lleva explotándola desde hace muchos años en El Jueves, revista en la que ha trabajado delante y detrás de la mesa de dibujo, creando La Parejita, que también ha sido recopilada en tomo tiempo después. La propia Astiberri lleva un tiempo publicando una serie de tomos que recogen la aportación de Fontdevila en tiras de prensa en el diario Público. Fontdevila es un reputado autor ligado indeleblemente al humor –tiene varios premios del Salón del Cómic de Barcelona- cuyo único trabajo largo Superputa (2007) no he tenido el placer de leer. No os indignéis tanto es, por lo tanto, una oportunidad de oro para conocer al autor en un formato diferente y comprobar de primera mano si es o no capaz de mantener el nivel que atesoran sus otras obras.

Lo primero que llama la atención de este cómic es su formato, más pequeño de lo normal y con tapa de cartoncillo, sin duda para hacerlo lo más asequible posible al gran público, como el hecho de que sea en blanco y negro. El autor consigue mantener toda la unidad a lo largo de las páginas, sin que parezca una conjunción de anécdotas sin conexión, algo difícil una vez queda claro el objetivo de Fontdevila: llevar a cabo una serie de reflexiones sobre el momento actual de la democracia en España a través de las manifestaciones que tienen lugar en la calle y a las diferentes reacciones en el resto de la gente y en los medios de comunicación que éstas provocan. Eso también le permite jugar con la narrativa, usando viñetas apaisadas o tomando la página como un todo y dando rienda suelta a su estilo caricaturesco –Fontdevila se representa a sí mismo como narrador-. Así se puede permitir diferentes recursos de lo más interesantes. Me recuerda en cierto sentido a las obras de Aleix Saló (Europesadilla), si bien es verdad que Fontdevila dibuja mejor y llena más el espacio en blanco de la página.

Habiendo disfrutado de la parte gráfica de la obra, es interesante compartir las reflexiones del autor, que no puede evitar la autocrítica personal, por ejemplo en la anécdota del avión o siempre que se coloca en frente del televisor. El movimiento 15M también supone una parte importante de este cómic, en un intento de mostrar qué ha supuesto su irrupción en la sociedad española. Cómo la clase dirigente o los llamados intelectuales reaccionaron ante ellos y como todo cambió a raíz de los incidentes en el Parlamento catalán. Las constantes cargas policiales tampoco se libran.

La reflexión más interesante del autor viene precisamente del tema que mejor conoce: el humor y como este comienza en el rechazo y luego contribuye a ensanchar los límites del propio humor. Con varios ejemplos de historias reales y recientes, Fontdevila compara varios países de nuestro entorno como Francia e Inglaterra y aprovecha para desempolvar la polémica con la portada de El Jueves que él mismo autorizó. Todo para desmitificar el humor inteligente.

No os indignéis tanto es un tebeo que vale la pena, que hace pensar con mucho sentido del humor y que aguanta muy bien varias relecturas. Es un ejercicio interesante, una mirada a la sociedad y a la profesión de humorista crítica y severa, pero repleta de ternura. Toca temas de actualidad importantes, pero evita caer en la trascendencia. Además está muy bien dibujado, así que, independientemente de que guste o no, lo que se puede decir sin miedo a equivocarse es que el paso al largo de Fontdevila es todo un éxito y una pena que no se prodigue más. 

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