Resulta algo difícil catalogar el trabajo de Saló: ¿es
un ensayo, una novela, un libro con ilustraciones o un cómic? ¿O una hábil
mezcla de todos estos conceptos? Porque también es un cortometrajista de
éxito y un dibujante que ha aportado
ilustraciones a periódicos y revistas como El
Jueves. Sus primeras obras como autor completo las publicó en la editorial Glenat: Fills dels 80: La generació bombolla (2009) y Españistán: este país se va a la mierda (2011). Ninguna tuvo
especial repercusión hasta que Saló decidió complementarlas con un corto en
internet que, ésta vez sí, lo puso en el mapa editorial español con el
suficiente éxito como para que Mondadori
se fijara en él, editándole en su colección Debolsillo
sus dos siguientes obras, que se han convertido en buenos éxitos: Simiocracia (2012) y este Europesadilla que ahora nos ocupa y que
se publicó en abril de 2013.
El estilo de
Saló es satírico pero didáctico a la vez y se aprecia el intento del autor por
bucear en las causas de la situación actual de crisis en la que nos
encontramos, a la vez que profundiza en lo que ha sido, es y podrá llegar a ser
Europa. Su estilo es bastante peculiar, ya que no utiliza fondos, sino la
página en blanco, sin color –por eso el formato reducido de la edición resulta
adecuado y su tapa blanda garantiza un precio muy competitivo- que rellena con
textos de apoyo y sus dibujos, muy sencillos y muy claros. Saló es un buen
caricaturista: es fácil reconocer los personajes si estos son reales, sus
expresiones se entienden a la perfección y tienen un estilo propio que en sí mismo
los hace entrañables y graciosos, ya que dibuja a las personas como una especie
de Minions sacados de las películas
de Gru, mi villano favorito.
El texto actúa
como voz en off, llevando al lector a
través de la historia del continente, de los Bancos Centrales, de los hitos
históricos recientes, de las políticas a favor de la globalización, las
economías de escala, etc. Y todo eso con mucho sentido del humor. Se puede
estar más o menos de acuerdo con las tesis de Saló, pero es innegable que lo
explica bien, de forma amena, sencilla y muy divertida. Además es fácil
encontrar alguna ilustración que otra de lo más interesantes, como ese parto
simulado en el que quince países europeos –sus siluetas, pero dotados de
patitas, brazos y ojos expresivos- celebran mientras Europa –personificada- da
a luz un enorme euro; o el Congreso norteamericano en plena votación y su miedo
ancestral a políticas de izquierdas, ambas escenas desternillantes.
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