martes, 25 de julio de 2017

Capitán América: Civil War, de los hermanos Russo

Tras el final de La Era de Ultrón, Hulk abandonaba los Vengadores rumbo a lo desconocido; Thor regresaba a Asgard en busca de las respuestas necesarias para esclarecer el misterio que se le revelaba en sus visiones y que tenían en el centro a las Gemas del Infinito; mientras Tony Stark volvía al retiro que él mismo se autoimpuso al final de Iron Man 3, la conclusión de la trilogía protagonizada por el Vengador Dorado.

Eso dejaba al Capi liderando un grupo de Vengadores de lo más variopinto: la experimentada espía rusa Natasha Romanoff, la Viuda Negra; el veterano de guerra Sam Wilson, alias El Halcón; la joven e inexperta Wanda Maximoff, la Bruja Escarlata y el ser artificial que conocimos como Jarvis, la IA que controlaba buena parte de la tecnología Stark y que cobró consciencia propia, llamándose desde entonces Visión. Civil War comienza con una misión en el extranjero donde las cosas no acaban nada bien, precipitando una serie de eventos que tendrán graves consecuencias para los héroes. La primera y más evidente es la desconfianza que se instala entre todos ellos y el enfrentamiento físico al que llevará.


Los hermanos Russo, responsables de El Soldado de Invierno, una de las mejores películas de toda la saga Marvel, se convirtieron en los nuevos abanderados de la compañía en detrimento de un Joss Whedon que acabó agotado. Su forma de narrar la acción resulta clara en pantalla y con esta película demostraron que eran capaces de subir las apuestas todavía un poco más, si bien carecen de la espectacularidad en la narración de la que hacía gala Whedon. Junto con los guionistas Christopher Marcus y Stephen McFeely formaron un compacto equipo en las segunda parte del Centinela de la Libertad y aquí repiten colaboración, lo que aporta una serie de detalles continuistas dentro de la franquicia que a estas alturas son más que necesarios, como la introducción de diferentes personajes, aunque sea de forma muy breve, que permite situar a Civil War como punto central de las historias de Steve Rogers, Tony Stark y el resto de Vengadores.
 
Equipo Iron Man
Del primero porque continúa la trama central planteada en El Soldado de Invierno, con el misterio tras la resurrección de Bucky Barnes, compañero del Capi en la II Guerra Mundial y dado por muerto desde entonces, cuando en realidad ha sido todo este tiempo un eficaz asesino a las órdenes de Hydra. O las subtramas que tienen a Peggy Carter en su centro y a su sobrina, la Agente 13 que interpretaba Emily VanCamp en el anterior capítulo de la trilogía. Del mundo de Iron Man no solo nos traemos a un Tony Stark que ha perdido a Pepper por el camino, sino buena parte de la confianza en sí mismo tras los errores cometidos con Ultrón, que casi acaban con la humanidad. Refuerzan la conexión con sus películas la breve presencia del matrimonio Stark –que no resulta nada casual, según van desarrollándose los hechos- o del general Ross interpretado por William Hurt que conocimos dando caza de manera salvaje al Hulk de Edward Norton.
 
Equipo Capitán América
El guion consigue la difícil tarea de hacer un uso correcto de personajes ya establecidos como Crossbones, Ojo de Halcón, Máquina de Guerra o el Hombre Hormiga de Paul Rudd, al mismo tiempo que introduce nuevos, ya tengan o no capacidades sobrehumanas. De estos últimos hay que destacar la incorporación al Universo Marvel de un actor como Martin Freeman, de sobra conocido en cine y televisión gracias a sus personajes Bilbo Bolsón en la trilogía de El hobbit o a Watson en la serie Sherlock. En esta ocasión interpreta al burócrata Everett Ross.
 
La Visión
En el primer grupo, el de los superhumanos, hay que destacar la habilidad para introducir dos nuevos personajes de tanto peso como Pantera Negra y Spiderman, ambos con estrenos inminentes de sus aventuras en solitario. Al primero porque es un gran desconocido para el público y hay que presentar poco a poco sus habilidades, contexto y motivaciones. Y el segundo por todo lo contrario, ya que es un personaje de sobra conocido que aquí vuelve a la gran pantalla bajo un nuevo prisma más festivo y adolescente y que tras el estreno de Civil War se concluyó que había sido una de las mejores ideas de toda la producción. Tanto Chadwick Boseman (Dioses de Egipto) como Tom Holland (Lo imposible) interpretan con convicción tanto la parte más física de sus personajes como los alter egos del príncipe T´Challa y Peter Parker –también hay que destacar la versión más joven y atractiva de la tía May, gracias a Marisa Tomei (Los Idus de Marzo, El inocente, El luchador)-.
 
El nuevo Spider-Man
Mención aparte merece Daniel Brühl (Malditos bastardos, Intruders), que pasa a engrosar las filas de aquellos que han sido elegidos para dar la réplica a los héroes en las filas de los villanos. Interpretando a un descafeinado Helmut Zemo, si es que se conocen los cómics originales donde habita el personaje, su plan para acabar con los Vengadores es lo más discutible de un puzle realmente difícil de ensamblar, teniendo en cuenta todas las características que una película de Marvel tiene que tener por obligación, como continuas escenas de acción cada pocos minutos, un desarrollo de personajes mínimo pero continuo o las concesiones a determinados actores como Robert Downey Jr. que sigue acaparando un mayor protagonismo.


En ese aspecto, la historia sufre de uno de los males recientes del cine de acción y es su carácter episódico, ya que la película está ensamblada a base de set-pieces, cada una de ellas en una localización diferente –Lagos, Budapest, Viena, Leipzig-. A veces resulta difícil destacar una trama general con tanto cambio y es cierto que en las maquinaciones de Zemo hay más de un punto importante que no acaba de entenderse y cuyo resultado acaba siéndolo por voluntad de los guionistas más que por un desarrollo natural de la historia que nos están contando. Como curiosidad, merece la pena destacar varios puntos en común con el estreno de Batman Vs Superman. El amanecer de la justicia, que tuvo lugar unos pocos meses antes del de Civil War, como el uso del terrorismo a través de bombas para influenciar a la opinión pública y, por lo tanto, a sus máximos dirigentes; el papel destacado de la difunta madre de uno de los protagonistas o una situación inicial, que actúa de catarsis de la historia, donde los héroes acaban desacreditados de cara a la sociedad.


Este último punto es quizás uno de los más interesantes de Civil War y sin embargo está muy poco explotado, ya que sitúa a los protagonistas ante una disyuntiva clara: someterse o no a la ley, independientemente de que la crean justa o no. Y es que este tipo de subtramas más personales, como la culpa de Stark, el dolor y la pérdida de Steve Rogers o su relación con Bucky, con jugosos flashbacks a su juventud en Brooklyn, quedan sepultadas ante tanto fuego de artificio.

Los hermanos Russo se manejan mejor cuando la acción tiene lugar a pie de calle, como la primera intervención de los Vengadores en Laos. Manejan bien a los personajes y el escenario. Lo mismo se puede decir de la persecución en Budapest, al menos cuando esta tiene lugar dentro de un edificio –luego, en el túnel los efectos visuales quedan algo raros, sobre todo cuando corren, aunque hay más de una escena destacable-. La huida de Bucky es igual de interesante.


Es en el aeropuerto donde los Russo se gradúan, sobre todo teniendo en cuenta la enorme cantidad de personajes que van a tener que manejar en la siguiente parte de los Vengadores. Sin embargo queda la sensación de que se ha perdido espectacularidad y emoción con la marcha de Whedon, que ha sido suplida hábilmente por el sentido del humor que aportan actores como Paul Rudd o el impresionable Spiderman de Tom Holland. Los Russo no pueden evitar emparejar a los héroes para mostrar los diferentes enfrentamientos en pantalla, por lo que en ese aspecto tienen mucho en lo que mejorar. Es de nuevo en los minutos finales, cuando todo se reduce a un cara a cara entre Iron Man y el Capitán América, con el Soldado de Invierno atrapado en medio, donde se cambia el tono festivo de la secuencia anterior por otro más emocionante y serio. Hay incluso una escena calcada de una de las portadas míticas del cómic original –no es lo única vez que esto ocurre: en el funeral al que asiste Steve Rogers hay unos diálogos sacados directamente de un tebeo de Spiderman que en su momento me parecieron de lo mejor del crossover marvelita, con un Capitán América que intentaba explicar sus argumentos a su ahora enemigo-.

Por si todo lo que hemos visto hasta ahora no fuera suficiente, Capitán América Civil War también contiene el mítico cameo de Stan Lee, así como dos escenas post créditos, dedicadas cada una de ellas a los próximos héroes Marvel en tener película, de modo que tenemos un vistazo a Wakanda y a la habitación de Peter Parker respectivamente.

Siendo la película más taquillera en el año de su estreno, el éxito de la franquicia Marvel sigue siendo indiscutible, sobre todo en este tipo de producciones ligadas a los Vengadores donde interaccionan una buena parte de los héroes de la compañía. Pese a tratarse de una historia del Capitán América, está tan ligada al resto de franquicias que en realidad se puede considerar como una tercera parte de la saga de los héroes más poderosos de la Tierra. El sentido del humor y la diversión siguen siendo el signo de identidad de Marvel Studios, junto a una serie de personajes carismáticos y continuas y espectaculares escenas de acción, que quedan bien resueltas en pantalla, de forma clara y amena, si bien es cierto que se ha perdido algo de la sorpresa y del ritmo emocionante que Whedon conseguía darle al conjunto.


Por otro lado, se trata de un guion complicado que tiene grandes lagunas, pero que teniendo en cuenta la enorme cantidad de limitaciones que tienen por parte de la productora, demasiado bien ha resultado al final –pocas son las películas donde se introducen tantas cosas nuevas y que al final funcionen medianamente bien-. No deja de haber algunos sacrificados por el camino, muchas veces en los apartados técnicos, como por ejemplo la música, un elemento intrascendente en esta película y eso que en la anterior El Soldado de Invierno me pareció una mejora respecto a otras.

Queda por ver si la situación que dejamos cuando pasan los créditos durará y tendrá consecuencias para los personajes o si por el contrario apenas se mencionará en futuras sagas. Desde entonces se han estrenado otras dos películas Marvel, cada una de ellas ambientada en su propia parcela: el misticismo del Doctor Extraño y la space-opera de los Guardianes de la Galaxia Vol. 2. Ya sabemos que Tony Stark aparecerá como secundario en Spider-Man Homecoming y está por ver las conexiones en Pantera Negra. El universo Marvel no deja de crecer en múltiples direcciones y todavía nos queda mucho por disfrutar.

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