Los primeros intentos del
norteamericano Nick Spencer por entrar en la industria del cómic se saldaron
con varias derrotas. Pero su tesón fue el suficiente para que, tras un tiempo
dedicado a la política, consiguiera colar sus primeros proyectos en una
editorial como Image Comics en uno de
sus mejores momentos históricos.
Tras un breve paso por DC Comics, Spencer recaló en Marvel donde se curtió trabajando en la
franquicia de los Vengadores, ya fuera en series secundarias o asistiendo en lo
posible a un Jonathan Hickman que no daba abasto al encargarse del gran evento
de la editorial, las nuevas Secret Wars.
En ese periodo de tiempo también tuvo la oportunidad de liderar dos series
regulares que acabaron situándolo en el punto de mira de los aficionados: la
original Los enemigos superiores de
Spiderman y la nueva versión del Hombre Hormiga, tras su estreno
cinematográfico.
Una vez concluidas las Secret Wars y cuando todo el mundo
pensaba que un gran cambio iba a tener lugar en la cabecera del Centinela de la
Libertad, Marvel sorprendió a propios
y extraños otorgándole la serie a Spencer, en lo que iba a ser el proyecto más
exigente de su vida.
Y es que lo que Spencer se
encontró a su llegada a la colección a punto de acabar el 2015 no era nada
fácil de manejar. Primero porque en el año 2016 estaba previsto el estreno
cinematográfico de la tercera parte de las aventuras de Steve Rogers, la
ambiciosa Capitán América: Civil War.
Y segundo porque el guionista anterior, un Rick Remender que acabó abandonando
la editorial de forma precipitada para centrarse en las colecciones que
publicaba en Image, no le dejó una
situación precisamente fácil con la que lidiar.
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| Página de Daniel Acuña |
Remender entró en la colección
del Capitán América con motivo del relanzamiento editorial titulado como Marvel Now! Junto a John Romita Jr. en
uno de sus últimos trabajos para Marvel
antes de pasarse a la distinguida
competencia. Y lo hizo con una macrosaga donde aisló a Steve Rogers en la Dimensión Z, con una serie de cambios
importantes a su vuelta. Rogers volvía a ser ese hombre fuera de su tiempo tras
haber pasado 12 años perdido en esa dimensión y por si esto no fuera suficiente,
acabó enfrentándose a un nuevo enemigo, el Clavo de Hierro, que conseguiría
anular el efecto del suero del supersoldado que corría por sus venas,
haciéndole envejecer décadas de golpe. Siéndole imposible permanecer en la
primera línea de batalla, Rogers se retiró a un segundo plano manejando los
hilos entre bambalinas, mientras otorgaba el escudo a un nuevo Capitán América:
su viejo amigo y aliado Sam Wilson, alias El Halcón –con un nuevo diseño obra
de Carlos Pacheco-.
Remender se despediría de la colección
con la espectacular saga del Nuevo Capitán América, ilustrada por Stuart Immonen antes de abandonar la
franquicia en pos de otra mucho más lucrativa: la de Star Wars. Luego llegaría el gran evento de las guerras secretas y
la esperanza de muchos aficionados de que Rogers recuperara el escudo y el
uniforme de las barras y estrellas. Pero nada más lejos de la realidad.
Sam Wilson: Capitán América
Spencer contó con Wilson como
abanderado y junto al dibujante español Daniel Acuña lanzaron la primera saga
de la colección, de seis números de duración, donde el cambio de rumbo es más
que evidente: en una sociedad norteamericana cada vez más dividida y donde
resulta más difícil diferenciar a los buenos de los malos, Sam Wilson ha
decidido no solo posicionarse políticamente, sino abandonar a SHIELD y al
gobierno de los Estados Unidos, convirtiéndose en un superhéroe que defienda a
los oprimidos y a aquellos que de verdad necesiten ser salvados.
Con HYDRA desmantelada, el
Capitán América ahora viaja en clase turista porque no tiene medios para
hacerlo de otra manera; ha abierto una Línea
Directa donde los ciudadanos pueden dejar sus demandas y tan solo cuenta
con la colaboración del antiguo Hombre D –la última vez que supe de él, en un
breve cameo en los Vengadores de Busiek y Perez- y de Misty Knight, con la que
ha desarrollado cierta tensión sexual no resuelta. Ni siquiera tiene claro que
pueda contar con la ayuda o amistad de Steve Rogers, ahora Comandante en las
filas de SHIELD.
Spencer se sirve de una
historia repleta de información –diálogos, cajas de texto- con varias líneas
temporales de acción para situar el contexto en el que se mueve el protagonista
y explicar por qué ha obrado como lo ha hecho, siendo como han sido algunas de
sus decisiones bastante polémicas, como presentar batalla en la frontera con
México asistiendo a inmigrantes ilegales o ayudando a escapar a un misterioso
hacker llamado El Susurrador que ha
hecho públicos infinidad de documentos secretos de SHIELD, a la que ha situado
en la picota de la opinión pública, visto el alcance de algunos de sus
proyectos en materia de seguridad. Le acompaña un Daniel Acuña muy divertido
que no pierde la oportunidad de meter guiños para los aficionados españoles
siempre que puede y que con su estilo pictórico consigue una hábil mezcla entre
las escenas de acción más movidas y aquellas que transcurren mientras los
personajes hablan, encargándose, como es habitual en él, del dibujo completo,
incluido el color y las portadas –donde cuela varios homenajes a autores de la
talla de Miller o Corben-.
Spencer es un tipo divertido
que no teme echar la vista atrás y recuperar algunos conceptos de la última
etapa del difunto Mark Gruenwald en la
colección del Centinela de la Libertad: el Capi Lobo, la Sociedad Serpiente o
la recuperación de una antigua novia de Steve Rogers: la villana reconvertida
Iguana. Y casi sin quererlo, es capaz de colar una ácida crítica a la falta de
escrúpulos de muchos directivos de las grandes empresas de Wall Street, todo
esto mientras reinventa al superhéroe El Halcón. Para finalizar esta saga, le
acompañan los dibujantes Paul Renaud –en dos números- y Joe Bennett, una
reliquia de la década de los noventa que ha sabido reciclarse bastante bien
pero que no puede evitar colar alguna que otra ilustración algo exagerada. El
nivel gráfico de la serie se mantiene y sigue siendo alto, aunque baja algunos
peldaños con la ausencia de Acuña –como curiosidad, el barcelonés Óscar Jiménez
ilustra la portada del último número-.
Punto muerto
La verdad es que he disfrutado
mucho las dos sagas protagonizadas por Sam Wilson en su papel de Capitán
América –la de Rick Remender y la primera de Spencer-, lo que da a entender que
se trata de un personaje interesante y con potencial. Pero el plan de Spencer
para el Centinela de la Libertad no ha hecho más que empezar y en un año en el
que se cumple el 75 aniversario de la creación del personaje, ¿qué mejor modo
de celebrarlo que con un evento? Controlado, eso sí, circunscrito a la franquicia
de los Vengadores e incluso asumible por cualquier lector que no quiera
gastarse más dinero del habitual en otras colecciones, ya que además de los
números de la serie protagonizada por Sam Wilson, solo era necesario hacerse
con tres especiales, recuperando una vieja táctica editorial que fue explotada
hasta la saciedad durante la década de los noventa. Y no es la única
reminiscencia de aquella época. Mark Bagley, veterano dibujante al que Marvel suele recurrir cuando es
necesario realizar algún número especial cuando no se dispone de demasiado
tiempo, resulta ser aquí la elección ideal, debido a los protagonistas del
relato. A Daniel Acuña, que se marca unas páginas realmente espectaculares, se
le suman los españoles Ángel Unzueta y Jesús Saiz –toda la saga del Capi de
Spencer tiene un sabor patrio más que reconocible, con la aportación gráfica de
grandes profesionales-.
Spencer quiere jugar aquí con
la falta de límites que las fuerzas de seguridad se imponen a sí mismas para
controlar a la sociedad, sobre todo cuando hablamos de sus criminales. El
guionista reúne para esta aventura a lo más granado de SHIELD, los últimos
héroes que han portado el escudo –Sam, Bucky y Steve- y una escalada progresiva
de villanos y héroes, con los dos equipos de Vengadores también implicados. Pero
lo mejor es que, al finalizar la saga, son varios los cambios interesantes que
podemos sacar de la misma, como un rejuvenecido Steve Rogers, una nueva Quasar
y una formación clásica de los Thunderbolts; la recuperación de personajes
míticos como Rick Jones y amenazas como Kobik –como curiosidad, en la saga
anterior Spencer introdujo a la enfermera Claire Temple, a la que interpreta
Rosario Dawson en las series de televisión Netflix
y en esta hace lo propio con el doctor Selvig, que acompañara al Dios del Trueno en su salto a la gran
pantalla, interpretado por Stellan Skarsgard-.
Mención especial a la edición
española de Panini, recopilando todos
los especiales dentro de la colección Capitán
América, incluidas las historias cortas realizadas para conmemorar el 75
aniversario de su nacimiento, con Joss Whedon y John Cassaday –ambientada en la
II Guerra Mundial-, Tim Sale como autor único y Greg Rucka junto a Mike
Perkins.
El nuevo-viejo Capitán América
Si alguien creía que Punto muerto iba a ser un momento álgido
en la carrera del guionista, es que no tenía mucha fe en Spencer. Tras la
finalización de la saga continuaron las aventuras de Sam Wilson como Capitán
América, teniendo que lidiar con el ambiente de desconfianza que se vivían en
ese momento en el Universo Marvel,
inmerso en su evento anual: Civil War II,
que traía a primer plano el tema de la discriminación selectiva, algo a lo que
Wilson se opone sin dudarlo. Sin embargo Spencer sabe lidiar con la injerencia
editorial con cierta soltura, aprovechando la ocasión para seguir posicionando
a su protagonista, al mismo tiempo que recupera viejos conceptos como el
USAgente, Sin Banderas o la Ameripolicía, profundizando en la polémica de un
cuerpo de seguridad privado operando en suelo estadounidense y dando inicio a
una saga de rabiosa actualidad con un fuerte calado social.
Pero la gran sorpresa se
encuentra en los primeros números de la nueva colección protagonizada por Steve
Rogers y liderada por un excelente grupo de dibujantes españoles como Jesús
Saiz, Javier Pina o Miguel Sepúlveda (El Imperativo Thanos) donde Spencer se juega el todo por el
todo: Steve Rogers y sus violentos métodos –después de todo resulta que hay una
razón tras el diseño del nuevo escudo- no son nada en comparación con la gran
revelación de que en realidad es un agente encubierto de Hydra. Y lo ha sido
durante toda su vida, por lo que Spencer tiene que hacer un hábil trabajo de retro
continuidad al mismo tiempo que narra los planes actuales del héroe, con Imperio Secreto en el horizonte.
Aunque en Civil War II el Capitán América tiene un papel secundario, en los
números escritos por Spencer la cosa cambia mucho, ya que Rogers se ha
convertido en un hábil manipulador. El guionista demuestra estar mucho más
implicado en el crossover de lo que
parecía en un principio y varios de los mejores momentos de la saga se
encuentran en esta relectura de los números escritos por Bendis. De hecho,
Spencer es el encargado de cerrarla con un epílogo, un número especial dibujado
por Rod Reid con ayuda de otros artistas y que es toda una declaración de
intenciones de cara al futuro no solo del personaje, sino de todo el Universo Marvel. El juramento homenajea al epílogo de la primera Civil War y no deja de ser una
conversación entre Steve Rogers y un comatoso Tony Stark, ilustrando la nueva
situación en la que se encuentran: con Steve Rogers liderando la SHIELD más
poderosa que se recuerda en toda su historia, que ha sido autorizada por las
naciones del mundo a disponer de un poder prácticamente ilimitado.
Spencer demuestra ser capaz de
manejar varias subtramas a lo largo de las dos colecciones que lidera:
reescribe el pasado de Steve Rogers y profundiza en los planes de Hydra que
tienen lugar en el presente, repleto de sorpresas y giros de guion impactantes,
mientras que en la colección de Sam Wilson tiene tiempo para dedicárselo a sus
secundarios y al desarrollo de los mismos, mientras se recupera algunos
conceptos de etapas pasadas del personaje.
Imperio Secreto
La última gran saga de Marvel se estrena en nuestro país de la
mano de Panini en plenas vacaciones
de agosto y lo hace con un número cero que, lejos de conformarse con ser un
mero capítulo de relleno donde se explique lo necesario para comprender la saga
en su totalidad, se trata de un imprescindible que confirma que el plan de
Spencer es mucho más ambicioso de lo que parecía en un principio – ¡y eso que
ya era de por sí bastante ambicioso!- y que con todo el Universo Marvel a su disposición, ¿quién sabe lo que puede
depararnos el futuro?
Spencer no solo culminará en Imperio Secreto las principales tramas
que ha ido desarrollando en la colección protagonizada por Steve Rogers –todavía
está por ver la implicación del otro Capitán América, Sam Wilson- sino que,
teniendo en cuenta que Hydra ha sido un enemigo recurrente de muchos héroes de
la editorial, ha conseguido integrar buena parte de la historia del Universo Marvel, reciente y clásica, en
el corazón de la saga.









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