La editorial errata naturae tiene una serie de
publicaciones que aúnan artículos producidos por diferentes autores en torno a
un tema de actualidad concreto, normalmente relacionado con el cine o la
televisión. Leí el de Star Wars. Filosofía rebelde para una saga de culto y lo disfruté mucho. Otras antologías que
han publicado lo han hecho en torno a Los
Soprano, True Detective, Mad Men, Breaking Bad… series de televisión lo suficientemente conocidas
como para atraer el interés del público y con una calidad enorme para poder
hablar largo y tendido sobre ellas.
Twin Peaks no podía ser una excepción y con motivo de la vuelta de
la serie, veinticinco años después de que se emitiera su último episodio, su
publicó un volumen de similares características en mayo de 2017, con la edición
tan cuidada que les caracteriza, incluida la portada a cargo de David Sánchez,
una de las señas de identidad de la editorial.
El tomo, de unas 300 páginas,
incluye 13 capítulos entre ensayos y entrevistas, sin dejar de lado
experiencias personales o incluso un original relato narrado desde el punto de
vista de un personaje siempre presente pero al que nunca habíamos visto en
persona –o al menos hasta que se estrenó la tercera temporada-: Diane.
Twin Peaks es un hito televisivo histórico desde el punto de vista
de la pequeña pantalla. Lo que Lynch y Frost hicieron fue construir un universo
propio en torno a un pequeño pueblo norteamericano situado en el condado de
Washington cerca de la frontera con Canadá. Una mezcla única de drama coral costumbrista
y sentido del humor algo absurdo que venía a completar una trama central de
misterio en torno al asesinato de una joven y popular adolescente. Y que
quedaba condimentado con una serie de elementos sobrenaturales con tendencia
surrealista que la hicieron tremendamente original. Si a eso añadimos la
pericia de Lynch en el guión y la cámara, así como su obsesión por la calidad
técnica de la producción, nos queda un auténtico producto de culto.
En el volumen que nos ocupa hay
una interesante y completa entrevista al propio Lynch y otra más corta a David
Chase, creador de Tony Soprano. Y el director Nacho Vigalondo (Los Cronocrímenes, Colossal) nos narra
con pasión su amor por la serie y la anécdota que supuso que en España se
comercializara en videoclub un remontaje del Piloto de la serie como si de una película se tratase -con principio,
nudo y desenlace-, antes de que esta llegara como tal a emitirse en abierto en Telecinco.
Los nombres propios que
componen las diferentes piezas que aquí se recopilan pertenecen en su mayoría a
profesores universitarios, especializados en literatura, teoría del cine o de
la televisión, filosofía o incluso música, parte esencial de Twin Peaks gracias a la estrecha
colaboración que existe entre Lynch y su compositor habitual, Angelo
Badalamenti. Eso hace que los textos sean divulgativos a la vez que rigurosos,
entretenidos y reveladores. Y hay tanto nombres extranjeros como patrios, todos
ellos destacando diversos aspectos de la serie: la importancia de la
naturaleza; el impacto de la serie en la historia de la televisión
norteamericana –y por tanto, del resto del mundo-; los mundos de fantasía y
filosofía que se nos revelan; los interesantes personajes femeninos, etc.
Como en toda antología que se
precie, hay para todos los gustos y dependerá del interés personal de cada
lector seleccionar sus pasajes favoritos. Y aunque es cierto que hay algunos
aspectos esenciales en los que varios autores reinciden continuamente, lo mejor
del libro es que uno acaba su lectura con una idea general bastante amplia del
proceso creativo de David Lynch, de los pormenores técnicos a los que tuvo que
enfrentarse a la hora de rodar la serie y de varios conceptos a los que siempre
viene bien una mayor explicación para poder comprenderlos en su totalidad.
Regreso a Twin Peaks también es una herramienta perfecta para, una
vez vistas las dos primeras temporadas de la serie y la película que las
continuó –Fuego camina conmigo era en
realidad una precuela, aunque contenía mucha información reveladora-,
reintroducirse en el rico a la par que complicado universo de Lynch, instantes
antes de comenzar el visionado de una tercera temporada que lleva sus ideas
todavía más lejos –si eso fuera posible a estas alturas-.

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