sábado, 18 de enero de 2025

El Capitán América de Mark Waid & Ron Garney: Operación Renacimiento

 

Portada a cargo de Ron Garney

A mediados de 1995 la larguísima etapa de más de diez años de Mark Gruenwald al frente de la colección del Centinela de la Libertad llegaba a su fin con más pena que gloria. La idea de que el suero del supersoldado, que dotara a Steve Rogers de fuerza sobrehumana, perdiera su eficacia, no era mala de por sí. Fue su posterior desarrollo, con el protagonista enfundado en una armadura de guerra diseñada por Iron Man, lo que dejaba mucho que desear. El cambio en el timón era necesario y aunque Gruenwald siguió ligado a la colección en calidad de Editor, la opción de Mark Waid, escritor que había proclamado a los cuatro vientos su amor por el personaje, fue de lo más acertada, sobre todo porque vino acompañada de un dibujante que comenzaba a llamar la atención de los aficionados tras foguearse en diversas colecciones, realizando fill-ins y números especiales. Para colmo, Garney confesaría que los samples que había presentado a la editorial para que lo contrataran tenían precisamente al Capitán América como protagonista, por lo que se trataba también de uno de sus personajes favoritos. 

La compenetración entre ambos artistas fue muy buena y hoy en día el año que compartieron en la colección está considerado como un oasis de calidad en medio de una serie de decisiones editoriales desastrosas. Heroes Reborn, que trajo a los artistas de Image de nuevo a Marvel para encargarse de varias de las principales colecciones de la editorial mediante un relanzamiento de las mismas, tuvo una versión de Steve Rogers de anatomía imposible a cargo de Rob Liefeld que hoy en día no puede considerarse más allá del meme o la parodia. El experimento fue un fracaso y apenas un año después Marvel tuvo que dar marcha atrás y relanzar de nuevo las principales colecciones de la franquicia de los Vengadores, esta vez a cargo de nombres como Kurt Busiek o el propio Mark Waid, que volvió a contar con Garney para ilustrar sus guiones en Captain America

Página a cargo de Ron Garney para Captain America

Pero antes de todo el desastre de Heroes Reborn, Waid y Garney tuvieron que lidiar con una situación imposible en la que Steve Rogers se encontraba totalmente paralizado, al borde de la muerte y con el suero del supersoldado agotado. Su primer número es toda una declaración de intenciones, apostando por la iconicidad del personaje, que no hace acto de presencia en todo el comic-book, excepto en el pensamiento y recuerdo de sus compañeros Vengadores, que deben rescatar al presidente de los Estados Unidos de unos terroristas suicidas que lo han hecho prisionero en el Jefferson Memorial –la alineación de los Vengadores de la época incluía a la Viuda Negra en su versión de pelo corto y traje gris, el semidios olímpico Hércules, la alienígena Pájaro de Guerra, la eterna Crystal, el mutante Mercurio y el Hombre Gigante, miembro fundador del grupo-. Un número que marcaba el tono de aventura algo exagerada en el que se desarrollarían los dos arcos argumentales que guionista y dibujante llegarían a completar: Operación: Renacimiento y El hombre sin patria

En el primero de ellos, el Capitán América está de vuelta gracias a la ayuda de su peor enemigo y al de un antiguo amor al que creía muerto, una premisa difícil de llevar a cabo que Waid consigue aterrizar con sorprendente naturalidad, para plantear a continuación sus consecuencias, con el protagonista desterrado de los Estados Unidos y obligado a actuar al margen de la ley en un intento de limpiar su nombre de cara a la Casa Blanca -Bill Clinton es prácticamente un secundario más en esta saga-. 

Detalle de viñeta de Garney, con el Capi y POTUS

Una aventura trepidante que sabe sacar el máximo partido de uno de los personajes más icónicos de Marvel Comics, repleta de acción, espionaje, giros de guion sorprendentes y buenos momentos plasmados a la perfección por un Ron Garney que tenía aquí su primer gran trabajo a cargo de una serie regular, lo que le permitió en el futuro hacer lo propio con otros importantes personajes de La Casa de las Ideas como Hulk, Estela Plateada, el asombroso Spiderman o Daredevil. El sabor de boca final es muy bueno y el dibujante es capaz de entregar la mayoría de las páginas, incluyendo un número especial. Tan solo falla en la resolución del segundo arco argumental, donde necesita ayuda de un dibujante invitado y de un número intermedio en el que solo se encarga de la mitad de la historia, ya que se trataba de un crossover entre las principales series de la franquicia vengadora llamado Primer Signo y que es un claro ejemplo del momento tan bajo que vivía la franquicia tanto a nivel de ideas como de resultado gráfico -estamos hablando del Thor dibujado por Deodato Jr. o del Iron Man adolescente traído del pasado que sustituyó al Tony Stark de toda la vida o de los Vengadores de Terry Kavanagh, guionista responsable de una de las peores historias del grupo-. 

Ambos autores permanecieron en la colección entre los números americanos 444 y 454, el último de la mítica colección que lanzaran en la década de los sesenta Stan Lee y Jack Kirby. Aunque hoy en día ya se ha recuperado la numeración original en varias ocasiones, en aquel momento se trataba de la primera vez que ocurría, por lo que fue todo un honor para el dúo artístico –a Javier Pulido le ocurrió lo mismo en la colección The Incredible Hulk-. 

Su etapa de transición propició una libertad editorial inusitada para un guionista que había desarrollado la mayoría de su trabajo en la competencia y que en Marvel apenas había tenido espacio para brillar en la franquicia mutante. Estamos, por lo tanto, ante el primer gran trabajo de ambos autores en la editorial, en el que se dieron la mano referencias clásicas de la historia del personaje como la II Guerra Mundial o el Cubo Cósmico con una concepción más moderna del mismo. No se trata de una obra maestra, ni de lo mejor que se ha escrito nunca con el personaje, sino de una serie de tebeos bien escritos y dibujados que recuperaban, al menos de forma breve, un estilo en desuso en aquella época que resultaba de lo más refrescante y entretenido. Lo dicho: un pequeño oasis de calidad en medio de la mediocridad.

Portada de Ron Garney para Captain America #446 USA


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