Nick Bowen es un editor que emprende la huida de todo lo que conoce tras salir vivo por los pelos de un accidente tan inesperado como increíble. Deja atrás su trabajo y a su esposa sin mediar explicación y comienza a sobrevivir como buenamente puede en Kansas. Solo se lleva con él un manuscrito, La noche del oráculo, perteneciente a una escritora de los años veinte nunca publicado antes. La extraordinaria calidad de este y el hecho de que se haya enamorado de la descendiente que se lo ha hecho llegar tan solo es un aliciente a su repentino cambio de vida.
Pero Nick Bowen no existe. Es en realidad creación de Sidney Orr, escritor neoyorkino que acaba de salir de una extraña enfermedad que casi se lo lleva al otro barrio. Todavía convaleciente, lleno de dudas sobre si será capaz de volver a escribir, prueba a abocetar una nueva historia en un cuaderno portugués de color azul a petición de un buen amigo suyo, John Trause, escritor reconocido que le ofrece, sin pedirle nada a cambio, un punto de partida inspirado en un personaje secundario de la famosa novela El halcón maltés. Mientras va recuperando el vigor físico y mental, Orr recorre paso a paso la ciudad de Nueva York, pensando en su nuevo cuaderno de tapas azules, o en su mujer Grace, que en los últimos tiempos está comportándose de manera distante y misteriosa.
Historias dentro de historias dentro de historias, ya que, como es evidente, Sidney Orr es el protagonista de la novela que nos ocupa, La noche del oráculo, publicada por Paul Auster en 2003 y un excelente contenedor de buena parte de sus características como escritor, con rasgos que pueden encontrarse en sus mejores obras -al igual que en Ciudad de cristal, por ejemplo, en La noche del oráculo hay mucho vagabundeo por parte de su protagonista, así como rasgos de la novela negra o criminal con misterios sin resolver o algún delito-.
La noche del oráculo también atesora en su interior un buen puñado de personajes carismáticos que van girando en torno a unas pocas situaciones de lo más absurdas, como el señor Chang, dueño de El Palacio de Papel; o un anciano empeñado en coleccionar y catalogar todas las guías de teléfono de los Estados Unidos y parte del extranjero. La enfermedad está muy presente con varios personajes afligidos por ella y también hay buenas dosis de esa metaliteratura que se ha asociado en muchas ocasiones con Auster -los protagonistas son escritores que viven en Brooklyn; Trause es un anagrama del propio apellido del autor, con el que comparte ciertos detalles biográficos, en especial la de un hijo problemático y adicto-.
El libro va mezclando las tramas de manera que se crea la sensación en el lector de que están conectadas, alternándose entre ellas y, de alguna manera, afectando a los personajes que las protagonizan. Teniendo en cuenta que se trata de una novela no demasiado extensa, 257 páginas en su edición de Anagrama, casa del autor en España desde hace años, La noche del oráculo se convierte también en un gran ejemplo de la capacidad de Auster para dotar a sus historias de una estructura pensada hasta el milímetro pero que se transmite al lector con toda naturalidad, sin ser artificiosa en ningún momento y que se lee con interés -resulta un trabajo mucho mejor que su siguiente novela, Brooklyn Foolies (2005)-.
El autor de la Trilogía de Nueva York fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras
en 2006. Siguió publicando con asiduidad hasta el 2010 y en diciembre de 2022
anunció que padecía cáncer de pulmón. Sucumbió a la enfermedad en abril de
2024, dejando atrás una extraordinaria carrera literaria repleta de estimables
novelas con las que fue construyendo un rico universo personal y literario con
una serie de características reconocibles, como esos accidentes fortuitos que
varían las peripecias vitales de sus protagonistas, muchas de las cuales pueden
encontrarse en esta estupenda novela.
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