viernes, 12 de septiembre de 2025

El asedio de Troya, de Theodor Kallifatides

 

En un pequeño pueblo griego ocupado por los nazis al final de la Segunda Guerra Mundial, cuyos habitantes son solo mujeres, ancianos y un puñado de niños, comienzan los bombardeos de los Aliados. Esto obliga a la única maestra que todavía sigue dando clases, la Señorita, a refugiarse junto con sus alumnos en unas cuevas cercanas. Allí, a salvo de las explosiones, para matar el tiempo y acallar los temores, les contará una historia de una guerra bien diferente, que tuvo lugar miles de años atrás y que enfrentó a aqueos y troyanos. 

Bien diferente, pero con muchos más puntos en común con su presente del que podrían sospechar. 

El caso de este veterano escritor griego es curioso. Emigrado a Suecia desde joven, rehízo su vida allí de tal forma que en la actualidad le permite escribir tanto en su lengua materna como en la adoptiva, publicando desde la década de los setenta del siglo pasado diversas novelas, traducciones, guiones e incluso poesía. La editorial Galaxia Gutenberg lleva unos años trayendo sus principales novelas a nuestro país, de entre las que destaca esta El asedio de Troya, que no por su breve extensión resulta menos cautivadora -fue publicada originalmente en sueco en el año 2018-. 

A través de una serie de capítulos cortos, el autor va desgranando la vida en el pueblo desde el punto de vista de un joven adolescente que se encuentra justo en esa frontera de edad en la que está a punto de ser considerado un hombre. Enamorado en secreto de su profesora, tanto él como su mejor amiga, Dimitra, no pueden evitar caer subyugados por una historia que, recontada con un lenguaje moderno en el que el papel de los dioses es anecdótico, narra los momentos finales de una cruenta guerra que comenzó por el rapto de una mujer y en la que se cuentan las terribles consecuencias que la cólera de Aquiles, el mejor guerrero de los aqueos, tiene para sus propios compañeros al enemistarse con su rey Agamenón, otorgando una importante ventaja a los sitiados troyanos, que tienen en Héctor, domador de caballos, a su principal protector. 

Kallifatides es capaz de trazar paralelismos entre dos guerras suicidas separadas por miles de años, recalcando el papel de la mujer en ambas, siempre en el lado más cruento de la historia, y haciéndolo a través de un momento muy concreto en las vidas de los dos protagonistas, esa infancia que se va desvaneciendo a toda velocidad y que deja atrás la inocencia. 

La estructura repetitiva de la historia, donde en cada episodio tenemos un poco de lo que ocurre en el pueblo con otro poco de la narración de la maestra, no permite una mayor extensión de la que tiene la novela, por lo que en ningún momento se hace aburrida pese a que serán muchos los lectores que ya conozcan casi de memoria lo que se cuenta referido al primer poema de Homero. 

Es un ejercicio interesante a la hora de recontar uno de los grandes clásicos de la literatura occidental, muy en la línea de lo que Alessandro Baricco hizo en 2002 con Homero, Ilíada, respetando esos orígenes orales del relato.

El autor de origen griego Theodor Kallifatides


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