sábado, 25 de octubre de 2025

Dientes rojos, de Jesús Cañadas

 


Tengo que reconocer mi sorpresa cuando, tras publicar Las tres muertes de Fermín Salvochea en 2017, un delirio pulp de aventura y terror con un trasfondo histórico extraordinario ambientado en la ciudad de Cádiz entre finales del siglo XIX y principios del XX, Cañadas se refugió en la literatura infantil y juvenil, publicando hasta cinco entregas de una saga titulada Athenea y los elementos

Su vuelta a la literatura de género se produjo en 2021 con Dientes rojos. Una historia, a priori, de investigación criminal protagonizada por una de esas parejas incómodas de la policía que suelen abundar en la ficción, siendo uno de ellos un joven novato mientras que el otro es un veterano con el culo pelado, de vuelta de todo y cuya fama le precede -y que se podría describir como un policía de la antigua escuela-. 

Este contraste, tan habitual en cine y televisión, se convierte en algo muy diferente en manos de Cañadas, que de nuevo consigue darles la vuelta a los tópicos del género, transmitiendo una sensación de sorpresa al lector que, al igual que ocurría con sus anteriores novelas, no sabe en ningún momento qué esperar de la lectura. 

Ambientada en la Berlín actual -lugar de residencia durante muchos años del propio autor-, el crimen que investigan ambos policías es la desaparición de una joven estudiante de la residencia en la que vivía interna. La única pista de que se ha cometido un crimen es un enorme charco de sangre encontrado en su habitación rodeando un diente de la potencial víctima. 

Aunque Cañadas juega con los puntos de vista del relato, el principal es el del joven novato que se encuentra trabajando en su primer caso de asesinato, Lukas Kocaj. A través de sus ojos nos encontramos con una ciudad mucho más oscura y decadente de lo que muestra su cara más turística. Donde los policías ejercen una violencia directa, el racismo campa a sus anchas y las mujeres son las víctimas propiciatorias. Y en la que un mal diferente, difícil de clasificar, parece haber anidado, infectando tanto sus raíces como su corazón. 

La novela ha sido descrita en muchas reseñas como feminista. Es indudable. El autor de Los nombres muertos sitúa en el centro de su historia a víctimas que son mujeres. Y muchos de los hombres que aparecen en este relato tienen un comportamiento tóxico inexcusable, aunque Cañadas los refleja de manera tan sutil que los hace incluso más aterradores. Porque Dientes rojos es una novela de terror oscuro, por mucho envoltorio de relato policiaco que la arrope, al nivel de las mejores novelas de su autor y sin perder un ápice de su capacidad para la sorpresa o su habilidad para la mezcla de géneros. 

Merece la pena comentar la labor de Cañadas a la hora de dar salida a ambientes y situaciones difíciles, sin hacer concesiones, pero sin regodearse en las partes más duras y violentas. Es un equilibrio muy particular en una mezcla de tramas y de géneros ya de por sí original. Hay partes incluso cruentas, pero no es algo que distraiga de la lectura ni que tenga un fin por sí mismo. 

Dientes rojos, una de las mejores novelas de terror que he leído en los últimos años, fue publicada por Obscura Editorial, continuando con la tendencia nómada del autor, que hasta ahora ha visto cada uno de sus trabajos en una editorial diferente.

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