Era normal que la Warner quisiera aprovechar la inercia del éxito de público y crítica del que había disfrutado con la trilogía del Caballero Oscuro de Christopher Nolan para lanzar su propio universo superheroico interconectado según el modelo de Marvel Studios. Para ello optaron por Superman como piedra de toque y por Zack Snyder como principal cabeza creativa, un director que le había dado muchas alegrías a la compañía hasta entonces. La apuesta por el realismo que le había funcionado a Nolan -acreditado como productor de El hombre de acero- se mezcló con la versión épica de Snyder en un viaje cinematográfico con tantos admiradores como detractores y aunque es innegable que consiguieron buenos éxitos de taquilla, nunca estuvieron ni remotamente cerca de lograr lo que Marvel llevaba haciendo desde unos pocos años atrás. Hace poco desde la Warner decidieron dar carpetazo al conocido popularmente como snyderverso y relanzar a todos sus personajes bajo la batuta de una nueva mente pensante, la de James Gunn, arrebatándole de paso a la competencia una de sus grandes personalidades creativas.
Aunque de nuevo el Último Hijo de Kriptón va a ser la nueva piedra de toque, es imposible creer que Batman, el personaje más popular de DC Comics, no vaya a tener un papel destacado en esta nueva andadura. Sin embargo, Gunn tiene un problema con el Caballero Oscuro de Matt Reeves, y no pequeño precisamente.
Cuando Snyder dirigió Batman Vs Superman contrató a Ben Affleck para interpretar a un maduro y resentido con el mundo Bruce Wayne. Tras el estreno de esta secuela se anunció una próxima película dirigida y protagonizada por Affleck con el oscarizado Chris Terrio, su colaborador habitual, escribiendo el guion. Por desgracia, la mala acogida de Liga de la Justicia y los problemas personales del actor con sus adicciones provocaron que el proyecto quedara en el olvido, pero la Warner no estaba dispuesta a dejar de estrenar otra historia de Batman, dada la buena aceptación que suelen tener en la taquilla. Se imponía un relanzamiento del personaje y es ahí cuando entra Matt Reeves, que una vez estrenó su versión en cines provocó que los aficionados se encontraran con dos actores diferentes interpretando al mismo personaje al mismo tiempo.
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| Robert Pattinson caracterizado como Batman |
No se puede discutir el éxito del Batman de Reeves. Triunfó en taquilla y mantuvo la atención de los críticos, que incluso nominaron la película a varios Oscars. Se nota un especial cuidado en la ambientación, convirtiendo una vez más las calles de Chicago en una tétrica Gotham City y apostando por una fotografía oscura, de tonos rojizos, en un estupendo trabajo de Greig Fraser, que venía de ganar un Oscar por su trabajo en Dune (2021) el año anterior. La banda sonora de Michael Giacchino encaja a la perfección con el tono de la historia y Reeves utiliza hábilmente las cámaras lentas para adecuarse al ritmo de la música. Su mirada sigue igual de interesante que en sus anteriores trabajos, las también alabadas Amanecer y Guerra del planeta de los simios. También me gustó mucho lo logrado por el equipo de sonido.
Gracias a todo esto, The Batman es una de esas películas que se disfrutan enormemente en pantalla grande, dada la apuesta visual de su director y lo bien ejecutada que está. Es en la historia donde tengo mayores reservas, en un guion firmado a cuatro manos entre el propio Reeves y Peter Craig, guionista con algunos trabajos muy interesantes, pero también con otros olvidables.
Dicha historia está ambientada en los primeros años de Bruce Wayne como Batman. Se supone que lleva ya dos años como justiciero enmascarado, pero su modus operandi dista mucho de la preparación que le vimos al Batman de Christian Bale. Es más inexperto, su relación con Alfred es diferente, hosca. Muchos criminales le tienen miedo, pero otros ni siquiera se creen que exista. Sus tácticas no son especialmente refinadas, de hecho, consisten en acercarse andando en busca de problemas. Viste una armadura a prueba de balas, repleta de diferentes artilugios, que no debería ni dejarle moverse. Se desplaza en moto, aunque también tiene un coche modificado. La capa no le sirve para nada, excepto en un momento muy concreto de la historia en la que tiene que huir de manera desesperada. Su único aliado, Gordon, tiene un buen papel en la trama y hay poco que echarle en cara al actor que lo interpreta, Jeffrey Wright (Westworld).
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| Batman y Gordon |
Hay una apuesta clara por un tono detectivesco y policiaco, con un gran misterio en torno a una serie de asesinatos salvajes de grandes personalidades de Gotham City, en los que encontramos nombres habituales de la galería de villanos de Batman como Carmine Falcone o el Pingüino -uno de los grandes beneficiados de la película, ya que sus aventuras continuaron en una serie emitida por la cadena HBO/Max-. Paul Dano interpreta de forma un tanto convincente al gran enemigo de la función, una versión mucho más oscura del Acertijo que la que nos ofreció Jim Carrey en Batman Forever (1995).
Los problemas que le veo son varios. En primer lugar, el Batman de Robert Pattinson está muy bien, pero su taciturno Bruce Wayne a lo Kurt Cobain está prácticamente desaparecido -dudo que haya una película de Batman anterior en la que veamos tanto al actor vestido con el traje de murciélago-. Esto se traslada a su relación con el Alfred de Andy Serkis, un actor famoso por sus interpretaciones con captura de movimiento, muy conocido del director. En segundo lugar, los personajes visitan una y otra vez los mismos escenarios, provocando que la película avance en realidad con cada nuevo asesinato y alargando de paso de manera innecesaria la duración en pantalla -Batman visita el Club Iceberg hasta en cuatro ocasiones y se sube otras tantas a la misma azotea en construcción-. Aunque lo que más me llama la atención es que, lejos de la concepción de mejor detective del mundo que siempre ha tenido el personaje, Batman siempre va dos pasos por detrás del Acertijo. Nunca consigue adelantársele, salvar a alguna de las víctimas, ni capturarlo. Es manipulado en todo momento y solo en el desenlace es capaz de llegar a tiempo para salvar algunas vidas y lo hace por una casualidad fortuita -se encuentra con un personaje secundario que suelta una frase que le da la última pista que necesita-.
Es cierto que los secundarios están bien escogidos. John Turturro (The Night of) es uno de esos actores seguros, que suelen dar prestigio a las producciones en las que participa. No tengo nada contra Colin Farrell, de hecho, me suele gustar, pero siempre me ha parecido una chorrada contratar a un actor de prestigio para que no lo veamos tras capas y capas de maquillaje -y en este caso, además, para que imite a Robert de Niro-. La Selina Kyle de Zoë Kravitz sí que merece mucho la pena, con una caracterización propia de femme fatale en la que se combinan elementos reconocibles -los gatos, su afición por lo ajeno, su capacidad seductora- con otros nuevos apenas explorados en el cine.
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| Imagen promocional de Zoe Kravitz como Selina Kyle |
The Batman fue una gran experiencia cinematográfica, de eso no hay ninguna duda. Reeves es un director perfeccionista de probada solvencia a estas alturas, muy interesante visualmente y capaz de llevar una producción de estas características a todo lo alto. La ambientación de la historia es soberbia, con varias influencias y homenajes, siendo la más clara el cine de David Fincher e incluso con alguna que otra concesión al terror; pero sin dejar de lado la inspiración sacada de las viñetas, con pasajes reconocibles en las etapas de Jeph Loeb y Tim Sale, Año Uno o la más reciente Año Cero de Snyder y Capullo. Tanto el director como Pattinson han reconocido ser grandes aficionados al Caballero Oscuro y eso se nota en el mimo con el que está trasladado -la parte técnica está muy cuidada, desde el tratamiento de la imagen pasando por el sonido, el diseño de producción o la integración prácticamente perfecta de los efectos visuales, uno de los puntos más débiles en las últimas superproducciones de Marvel Studios-.
Es, sin duda, la película menos superheroica de todas las protagonizadas hasta la fecha por Batman. Sus secuencias de acción son pocas y muy pegadas a la realidad, ya que la faceta que predomina es la del detective. Esto, paradójicamente, disminuye a la película porque, sinceramente, el personaje ya no aguanta más realismo -hay escenas del todo ridículas en este aspecto, como cuando Batman entra paseándose entre los policías-. Aunque lo que más daño le hace es en la propia trama policiaca, en la que tanto Gordon como Batman son dos meros espectadores del juego de un tercero y cuya tan cacareada inteligencia solo los lleva a seguir una serie de pistas pensadas expresamente para ellos.
El gran problema al que se
enfrenta ahora la franquicia del hombre murciélago es su encaje dentro del gran
plan que está desarrollando James Gunn. De momento, lo que hemos visto no
parece muy halagüeño. El triunfo del nuevo Superman lo marcará todo, pero de
momento The Batman 2 se ha retrasado hasta finales de 2027, algo que
nunca suele ser buena señal -aunque con los profesionales implicados nada
indica que la cosa no pueda volver a ser tan interesante como su primer
acercamiento al personaje-. Queda de momento la secuela en forma de serie
protagonizada por el Pingüino de Colin Farrell como único elemento continuador
de este particular universo, a la espera de que se decida o no su integración
en el de Gunn.
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| El Acertijo de Paul Dano |





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