jueves, 30 de junio de 2016

Juego de tronos (Game of Thrones). Sexta temporada

Game of Thrones es la serie del momento. Aquella de la que todo el mundo habla, para bien o para mal, aunque las críticas son en su inmensa mayoría muy positivas, tanto las profesionales como las que provienen del fandom que la serie ha ido generando a su alrededor. En su momento lo fue Perdidos y ahora lo es Juego de tronos, la abanderada de la HBO, que sigue dominando con mano de hierro la parrilla norteamericana. Incluso ha sido muy comentada por el tono feminista que cada vez ha ido tomando la serie, aunque yo no acabo de verlo del todo.

Benioff y Weiss, sus creadores y principales guionistas, son plenamente conscientes de ello. Aunque es posible que la cadena presione para que las tramas se alarguen un poco más, al menos hasta que otra producción apunte maneras para convertirse en su sustituta, el plan original de rodar entre 70 y 75 capítulos sigue más que vigente. De hecho, con el estreno de The Winds of Winter, el último episodio de esta sexta temporada, no solo se homenajeaba al siguiente volumen de la saga literaria que Martin lleva escribiendo desde hace años, ya que ese es su título anunciado hasta la fecha, sino que se alcanzaban los sesenta capítulos emitidos. Eso situaba, según los guionistas, el final de la serie muy, muy cerca. La HBO por supuesto se apresuró a anunciar la renovación para una séptima temporada nada más estrenarse la sexta y aunque todavía no hay ninguna versión oficial, según sus creadores serían trece los episodios restantes para dar por finiquitada esta enorme aventura que durante este último año ha alcanzado su mejor nivel, liberada por fin de las tramas de Martin, por lo que ha podido avanzar a su propio ritmo y con un objetivo muy claro.

Canción de hielo y fuego es una monumental epopeya literaria que ha conquistado a millones de lectores en todo el mundo y que ha visto publicada cinco volúmenes de un total de siete. Es decir, cuyo desenlace todavía es desconocido. Aunque tengo claro que Benioff y Weiss conocen el final que Martin tiene pensado para su obra, ya no se sienten atados por ninguno de los libros publicados y eso se nota en la velocidad que se ha impuesto en buena parte de las tramas.

A lo largo de estos diez episodios, las tramas van a centrarse en reagrupar a los principales protagonistas alrededor de varios puntos geográficos de sobra conocidos hasta ahora: primero tenemos King´s Landing, donde Cersei Lannister juega un papel fundamental, ya que han sido sus maquinaciones en el pasado la que han llevado a la capital del reino a sucumbir bajo el poder del Gorrión Supremo, un líder religioso que no solo se ha hecho muy querido entre la población, sino que ha logrado atraerse a su causa al mismísimo rey. Winterfell se convierte en el otro gran foco de la acción, donde van a confluir los destinos de Jon Snow, Melisandre, Davos Seaworth y Sansa Stark –y la mayor parte de banners del Norte del continente, además de los salvajes de más allá del Muro-. Mientras que allende los mares, Daenerys y Tyrion conforman una alianza cuyo último destino no es sino la marcha triunfal hacia el oeste, con el único propósito de retomar el control de los Siete Reinos.

Pero al mismo tiempo hay una enorme voluntad por hacer avanzar a otros personajes que han estado protagonizando sus propias tramas con cierta independencia, como por ejemplo el entrenamiento al que se somete Arya en Braavos o el viaje de Bran tras el Muro en busca del Cuervo de Tres Ojos –al que presta su imponente rostro Max Von Sydow-. Son muchos los misterios que aquí van a quedar despejados, gracias a las visiones del joven Stark, que profundizan en el pasado de su familia. O el viaje hacia el Sur de Sam y sus queridas niñas, otro buen ejemplo de esto.

Aún así, a veces es difícil no fijarse en cierto apresuramiento. A estas alturas, los espectadores tienen bastante claro que un personaje abandona la serie con los pies por delante y si es de una forma más que cruel, pues casi mejor. El caso es que son muchos los que hacen acto de presencia prácticamente para morir. Curioso me ha parecido el caso de la actriz con ascendencia española Natalia Tena.

Hay que reconocer que el equilibrio está muy conseguido. A lo largo de estos diez episodios tenemos varias muertes de lo más sentidas, una de ellas de un personaje que lleva en la serie desde su primer episodio, en un capítulo que perdurará en el tiempo gracias a una anécdota en el mundo real, ya que acabó convertido en una pesadilla para los traductores que adaptan del inglés los diálogos de la serie. Los dragones de Daenerys nos reservan varios momentos de gran emoción –aunque mi favorito es cuando comparten plano con Tyrion, que ve por fin cumplido un sueño de juventud cuando nadie hubiera creído jamás que lo conseguiría- e incluso se recupera a un personaje al que se creía muerto, de la mano de Ian McShane, un clásico de la cadena tras su papel en Deadwood.

Aunque el punto álgido de la serie se encuentra de nuevo en su penúltimo episodio, todo un despliegue de efectos especiales apabullante, primero en Meereen y luego en la batalla de los bastardos. El diseño de producción nunca ha sido puesto en entredicho y la ambientación que las ciudades europeas donde se ruedan los episodios dan a la serie le sienta como anillo al dedo a la historia. De hecho, España ha participado de manera muy activa en este aspecto, ofreciendo localizaciones en Almería, Guadalajara –el castillo de Zafra-, Gerona o Peñíscola. Pero el alarde técnico mostrado en este noveno episodio ha sido espectacular, con un acabado que supera con creces a muchas producciones cinematográficas. No en vano, los rumores apuntan a uno de los episodios más caros de la historia de la televisión.

Buena parte de culpa del éxito del mismo recae en la mirada de Miguel Sapochnik. Aunque en los últimos años ha permanecido fiel a la televisión –el año pasado ya se encargó de rodar el espectacular rescate liderado por Jon Snow de los Salvajes frente a los Caminantes Blancos en Hardhouse- su debut en pantalla grande se produjo con una peli de ciencia-ficción que pasó sin pena ni gloria: Repo Men, aunque tocaba un tema de lo más interesante. Sapochnik también es el encargado de rodar el último episodio de la temporada, todo un alarde de montaje y guión y donde ha destacado por méritos propios la preciosa banda sonora de Ramin Djawadi, un compositor de orígenes alemanes e iraníes que se ha movido como pez en el agua tanto en televisión como en cine (Mr. Brooks, Iron Man, Furia de titanes, Pacific Rim).

La tradición manda que los últimos episodios de cada temporada sirvan como epílogo al noveno, donde se ha apostado por un golpe de efecto tremendo, mientras que al tiempo sirven de puente con lo que se va a contar. The Winds of Winter cumple con todo eso y además tiene mucho más empaque del que parece a simple vista. Los principales personajes quedan en una posición envidiable para proseguir con sus tramas de una manera mucho más sencilla, ya que muchos ya se encuentran ligados por su destino.


La sensación de que esto se acaba ha estado presente a lo largo de toda la temporada. Es hora de juntar a los principales personajes y de plantar las semillas de los enfrentamientos que van a tener lugar a lo largo y ancho del continente de Westeros, cuya principal amenaza, aunque la gran mayoría de gente todavía la desconozcan, proviene del Norte. 

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