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| Portada de López Espí |
The Champions es uno de esos
experimentos de la Marvel de los
setenta. Un intento fallido por crear un nuevo grupo superheroico que no acabó
de funcionar y que en su primera tanda de episodios tan solo llegó a diecisiete
entregas. Su primer número vio la luz a finales del año 1975, con Tony Isabella
a los guiones y Don Heck a los lápices, con la inestimable colaboración de Len
Wein como editor.
También
se trata de una de las primeras series donde John Byrne, recién llegado a Marvel, realizó varios episodios como
dibujante titular, antes de dar el gran salto de popularidad en La Patrulla-X, junto a Chris Claremont,
con el que en esos tiempos ya se encontraba colaborando en Marvel Team-Up, dibujando las aventuras compartidas de Spider-Man
junto al resto de personajes del universo Marvel.
En concreto, Byrne dibuja la totalidad de los números #11 al 15 USA, entre febrero y septiembre de 1976. Junto a este
británico adoptado como canadiense, nos encontramos a Bill Mantlo, que da todo
un ejemplo del estilo de hacer cómics de la época, con un punto alocado y
aventurero y cuyos guiones se encontraban repletos de referencias al resto de
colecciones Marvel.
Los
Campeones nacieron como un equipo formado a partir de los restos de otros ya
establecidos, más una serie de añadidos para darles más empaque –la vieja regla
de que los grupos debían tener como poco cinco miembros, algo que no acabo de
entender visto el éxito de Los Cuatro Fantásticos-. Así, desde su fundación
teníamos en el equipo a dos vengadores como la Viuda Negra, que ejercía de
líder, y Hércules; dos mutantes fundadores de La Patrulla-X original, el Ángel y el Hombre de Hielo y un
antihéroe como el Motorista Fantasma, sin duda el más difícil de todos ellos a
la hora de integrarlo en un supergrupo. Afincados en la ciudad de Los Ángeles,
en la etapa de Byrne eran secundarios de la serie Goliat Negro –al que también
tuvo la oportunidad de dibujar en la colección de la Cosa en El Proyecto Pegaso- y Estrella Oscura,
una villana que había desertado de un escuadrón de superhéroes rusos.
En
estos números asistimos a varias aventuras de ritmo y acción trepidantes, al
mismo tiempo que Mantlo intenta ir desarrollando algunas subtramas,
principalmente alrededor de Estrella Oscura y de una serie de sospechosos
sabotajes que tienen lugar en la base de Los Campeones. En su primera aventura
lejos de la Costa Oeste se encontrarán, en el desierto de Arizona, con unos
alienígenas enemigos de Los Vengadores y contarán con la ayuda de Ojo de
Halcón, cuando este se encontraba buscando su camino junto a Dos Pistolas Kid
–creo que desde la saga de la Corona Serpiente, pero puede que me falle la memoria-. Villanos clásicos como el
Zancudo, el Extraño –que venía directamente de un enfrentamiento en la Luna con
la imposible pareja formada por Spider-Man y Adam Warlock- o el ciego Kamo Tharn,
sacado de una aventura compartida entre Thor y el Príncipe del Poder, van
sucediéndose hasta la llegada de Enjambre, una invención del guionista.
Tras
la marcha de Byrne, Mantlo proseguiría junto a Bob Hall un delirante argumento
donde el Doctor Muerte conquista la Tierra definitivamente por medio de un gas
que expulsa a la atmósfera y que convierte a todo ser viviente en su esclavo.
Pero como se encuentra muerto de aburrimiento, concede a Magneto la oportunidad
de oponérsele, en un juego donde nuestros protagonistas desempeñarán un papel
clave.
Pura
locura Marvel. La edición completa de
Los Campeones ha visto la luz en
nuestro país hace bien poquito, gracias a Panini
y su política de recuperación de clásicos.



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