martes, 25 de octubre de 2016

Los Inhumanos de Doug Moench, George Pérez, Gil Kane & Keith Pollard

Portada del primer número, obra de Kane
Los Inhumanos nacieron del brillante tándem formado por Stan Lee y Jack Kirby en uno de los mejores momentos por los que atravesaba la colección de Los 4 fantásticos. Ideas y conceptos brillantes que pedían a gritos un mayor desarrollo y a los que Marvel fue dando salida a través de Amazing Adventures, a principio de la década de los setenta y usándolos continuamente como personajes secundarios, invitados de lujo en otras colecciones más importantes.

Hasta que se decidió probarlos con una serie regular propia, cuyo primer número vio la luz en octubre de 1975, estando a los mandos de la misma el guionista Doug Moench, perteneciente a esa “segunda génesis” de artistas que dio forma al cosmos marvelita. Aunque por desgracia, pese al buen nivel de las historias y del acabado gráfico, la serie solo sobrevivió doce números, de los cuales incluso uno de ellos fue dedicado a reeditar material. Ni siquiera tuvo tiempo Moench para acabar las tramas planteadas y los aficionados tuvieron que esperar a un número del Capitán Marvel (el #53 USA, en noviembre de 1977) para poder descubrir el final de la saga.
 
Página de George Pérez
Moench dedicó los primeros números a mostrar el status de los principales protagonistas, con Rayo Negro a la cabeza y la familia real inhumana a sus espaldas. Con Attilan situada en el Himalaya, los Inhumanos deberán enfrentarse a su herencia Kree cuando estos últimos decidan utilizarlos, por todos los medios que sean necesarios, en su inminente guerra galáctica contra los Skrull. Aunque Moench prefiere ir creando nuevos conceptos en cada número, en el debut de la colección recurre a un villano conocido del Universo Marvel: Blastaar, la bomba viviente. Quizás fuera esa una decisión equivocada del guionista, el prescindir del vasto plantel de héroes Marvel, ya que siempre ayuda a atraer lectores. De hecho, en un intento ya a la desesperada por remontar el vuelo, los Inhumanos se enfrentarían a Hulk en su último número.

Moench prefirió explorar, a través de la space-opera, una serie de conceptos tanto de ciencia-ficción como de crítica sociológica, sobre todo a algunas políticas norteamericanas de la época. Ya traspasado el ecuador de la colección, el guionista embarca a la familia real en un viaje espacial en busca de respuestas, intercediendo con varias razas alienígenas y participando en diversos enfrentamientos –a la acción nunca se renuncia-.
El Rayo Negro de Gil Kane

Puede que al final la idea de Moench no saliera todo lo bien que él pensaba –los lectores, al menos, no le dieron su apoyo-, pero al menos consiguió llevar acabo algunas tramas repletas de acción trepidante –entre ellas, la destrucción de Attilan por el propio Rayo Negro- y jugar con algunos conceptos de ciencia-ficción atrevidos y originales.

Resulta interesante acercarse al nivel gráfico de esta serie, con George Pérez dando muestras del porqué se convertiría en uno de los artistas más solicitados en los años siguientes –de la época son sus trabajos en la colección de La Cosa, por ejemplo, con las sagas del Proyecto Pegaso o la Corona Serpiente-. Cinco números realizaría el joven dibujante, aunque hay que reconocer que el baile de entintadores no ayudó mucho al acabado de su dibujo. Como su primer sustituto, un veterano de la talla de Gil Kane (Warlock, Jurassic Park), iguales de dinámicos ambos, aunque Kane tiene un punto en su dibujo más exagerado, más arriesgado en sus composiciones y figuras. Para los últimos tres episodios entraría en la colección Keith Pollard, reconocido por su participación en la Saga de los Eternos que protagonizaría el poderoso Thor. Es el dibujante de menor calidad de los tres, pero su nivel es aceptable, aunque de nuevo las tintas no dejan apreciar su evolución.

Esta recomendable primera aventura de los Inhumanos fue recopilada por Forum en dos tomos de la estupenda colección Selecciones Marvel, con portadas de López Espí, mientras que Panini los ha reeditado es un estupendo tomo donde se recopilan además el resto de historias clásicas de la familia real inhumana.
Portadas obra de Keith Pollard

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