Lee Child es el seudónimo bajo
el que se esconde un autor británico de éxito en la novela negra y de acción,
merced a su creación más famosa, un antiguo policía militar que decide
abandonar el ejército y vivir con lo puesto mientras atraviesa los Estados
Unidos de América. Jack Reacher apareció por primera vez en las librerías en
1997 con la novela Killing Floor, a
la que siguió tan solo un año después Die Trying. Este mismo año está prevista la publicación de su aventura número
21.
Un personaje popular que vio
su adaptación a la gran pantalla en diciembre de 2012 gracias a Tom Cruise y a
su productora, que se hicieron con los derechos para adaptar la última novela
publicada hasta entonces, One Shot.
El éxito de la producción fue relativo: en Estados Unidos recaudó poco más allá
de su presupuesto inicial, unos 60 millones de dólares. Fue en el mercado
internacional donde consiguió amasar los casi 220 millones de taquilla que han
facilitado la vuelta del personaje este mismo mes. Hubo cierta polémica en
cuanto a la elección de Cruise para el papel, ya que una de las características
más representativas del Reacher literario es su enorme estatura y su apariencia
intimidatoria. Algo a lo que Cruise se enfrenta a base de carisma y buen hacer,
de nuevo encargándose de las secuencias de acción, peleas cuerpo a cuerpo y
carreras de coches incluidas.
Quizás fuera por la manera de
venderla o que la fecha elegida para su estreno no fuera la más adecuada; el
caso es que Jack Reacher pasó
demasiado desapercibida para lo buena película que es. Uno de los mejores
ejercicios de género negro moderno que se han visto en los últimos años,
liderado por un director que no había llamado mucho la atención hasta entonces
pero que supo hacer suya esta película gracias a su reescritura del guión y a
un ejercicio tras las cámaras honesto y creíble.
McQuarrie se había hecho un
nombre como guionista, trabajando junto al director Bryan Singer en Sospechosos habituales, X-Men o Valkyria, donde coincidió con Cruise, que lo reclutó para
reescribir y dirigir Jack Reacher.
Tras la cámara, McQuarrie solo había probado suerte una vez con The Way of the Gun, en el año 2000, de
ahí la sorpresa al descubrir a un director de lo más interesante, capaz de
jugar con el montaje con mucha soltura, como en los prólogos donde se
presentan, sucesivamente, al asesino y al protagonista; de rodar escenas de
acción de una forma clara y entendible, con peleas cuerpo a cuerpo o una
persecución en coche muy lograda; de escribir diálogos elaborados y creíbles o
de salpicar la historia con un poco de sentido del humor en torno a la
confianza que envuelve al personaje de Cruise en todo momento o con escenas tan
curiosas como la que tiene lugar en el baño con los bates de beisbol. También
merece la pena destacar el uso que hace de la banda sonora y del sonido
ambiente, alternándolas en los momentos clave. Para ello contó con la ayuda del
compositor Joe Kraemer.
Aunque Cruise es el absoluto
protagonista de la historia, mucho más elaborada de lo que suelen ser las
películas de este tipo en Hollywood, más preocupadas por rodar escenas de
acción que luego hay que juntar de cualquier manera, viene acompañado de un
solvente reparto muy bien escogido. Rosamund Pike (Perdida, Bienvenidos al fin del mundo, An Education, Surrogates)
interpreta a una abogada defensora empeñada en contar con la ayuda de Reacher
como investigador privado; Richard Jenkins (Bone Tomahawk) es un ambicioso fiscal del distrito; David Oyelowo
un efectivo policía y tanto Werner Herzog (Teniente corrupto) como Robert Duvall (The Road) tienen dos jugosos papeles secundarios. También es una de las
primeras películas donde aparece el actor de moda Jay Courtney, en el mejor
papel que le he visto –no en vano, este tío se ha cargado franquicias como Divergente, Jungla de cristal o Terminator-.
La película funciona muy bien
como historia de intriga, con una investigación contada con orden y de forma
creíble. Las escenas de acción están intercaladas con naturalidad y lo único
que se les puede echar en cara es el desenlace, poco original. El personaje de
Reacher está muy bien escrito: resulta misterioso y atractivo, con un punto de
sobrado que le hace bastante gracioso.
A McQuarrie le ha ido muy bien
desde entonces. Cruise confió en él para escribir sus dos siguiente éxitos, Al filo del mañana y Misión Imposible – Rogue Nation, que
también dirigió con tan estupendos resultados que volverá para la siguiente
entrega de la saga –aunque las mejores siguen siendo la primera Misión Imposible de de Palma y Protocolo Fantasma-.
Una película muy recomendable
que en su momento pasó bastante desapercibida y cuya secuela, según las
primeras críticas, parece que no ha igualado ni su carisma ni su calidad.





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